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Lo que no sabes...

Que no muera la esperanza...

Porque es cuando más hay que tener paciencia.
La esperanza quema las anguastias, amordaza los nervios y hay que esperarla, a que llegue, porque siempre se espera su presencia. De ahí su nombre: esperanza.
Benedetti lo escribió en su poema "Utopías":

cómo voy a creer
     que la esperanza es un olvido

Pero la esperanza es relativa. Claro, como todo, diría Einstein. Mientras que para algunos un cambio de jefe es la esperanza para más aprendizaje, para otros puede ser un dolor da cabeza. Todo es relativo.
Mientras que para la CIA es relativamente peligroso que aún no detengan a Bin Laden, para éste, sin embargo, puede ser una bendición de Alá que no lo encuentren. La esperanza nunca muere, dice un refrán popular.
Y como tales ejemplos, hay muchos en nuestra vida diaria, y en la historia universal.
Viene a colación el tema de la esperanza y la retividad de las cosas, porque recientemente me enteré que el super poderoso FBI reabriá el caso de un ladrón que desde hace 37 años siguen su pista.
Seguramente por cuestiones de seguridad nacional de Yankilandia es que algún agente decidió desempolvar el expediente fechado en 1971, donde se menciona a un tal Dan Cooper (que parece que no tiene relación alguna con cierta marca de mini coches de lujo).
Resulta que este hombre en 1971 abordó un avión en Portland, estado de Oregón, con destino hasta Seattle, en Washington.
Cooper, de quien las autoridades llegan a dudar de la autenticidad del nombre, en aquel entonces con unos 40 años de edad, realizó el viaje vísperas del día de Acción de Gracias.
Nuestro valiente y bellaco caballero ingresó el avión, tomó asiento -quiero pensar que en ventanilla, porque lo ladronzuleo no le quita que se maraville con las nubes-, y procedió a llamarle a la azafata. Al llegar la asistente de vuelo, Cooper le mostró una nota en la que indicaba que el maletín que portaba no era de ninguna manera su neceser, ni mucho menos sus papeles de trabajo... de ninguna manera, el portafolio contenía ¡una bomba!.
Como buen caballero, Cooper le indicó a la azafata que se sentase a su lado para que apreciara mejor el tremendo paquete que el sujeto traía consigo... un amasijo de cables y algo parecido a cartuchos de dinamita, sorprendió y quitó el aliento a la bella asistente.
Invocando a la corte celestial en pleno, a los ángeles, arcángeles, querubines, serafines y hasta a la progenitora del villano, la azafata -imagino que después de ir al baño a limpiarse... las lágrimas de miedo- procedió a ir con el capitán para compartirle tremenda noticia. Según le indicó Cooper a la azafata, tendría que decirle al capitán de la nave que había una bomba en el avión, y que exigía USD$200,000 y cuatro paracaídas a manera de rescate por los 36 pasajeros.
En el trancurso del viaje no se sabe mucho lo que pasó, pero seguramente ha de haber ido un mexicano y en medio de la crisis se puso a jugar gato con el vecino, o en caso extremo comenzó a narrar cómo se resolvería la situación en nuestro país. Al cabo que para eso de echarnos tierra somos re´buenos.
Al llegar el avión a Seattle, se le entregaron los USD$200,000 y los paracaídas y cumpliendo su palabra de hombre, entregó a los pasajeros.
Como condición retuvo a parte de la tripulación y ordenó que volaran a México -como si fuera tan fácil, este hombre sentía que andaba en taxi o algo así-. A muchos miles de altura, y en algún punto entre Seattle y Reno, Dan Cooper se aventó de la nave con paracaídas y el dinero en pleno vuelo.
Y desde entonces no se ha sabido nada de este héroe que bien pudo ganarse la vida de stuntman en Hollywood y no estar arriesgando su vida de esa forma.
Para 1976 -a cinco años del crimen- el FBI interrogó a cerca de 800 sospechosos, de los que sólo quedaron una docena que con el tiempo, y ante la burocracia de la justicia norteamericana, fueron descartados por distintos motivos.
Ni tardos ni perezosos y con tal de tener cinco minutos de fama, cientos de hombres, desde entonces, han afirmado ser Cooper, pero según estudios de ADN realizados basándose en la corbata que el criminal dejó en el avión, ninguno de ellos ha corrido con la fortuna de llevar en la sangre el linaje de los Cooper.
No fue sino hasta 1980, cuando un joven encontró parte del dinero que le fue entregado a Cooper. El monto, unos USD$5,800 dólares en billetes de USD$20 que coincidían con la serie del dinero que se le entregó.
Según Larry Carr, un agente especial del FBI que por lo que vemos no tiene mucho por hacer, Cooper parecía ser un paracaidista sin conocimientos. De lo contrario, afirma nuestro super agente, "no habría saltado en medio de la noche, con lluvia y un viento de más de 300 kilómetros por hora, llevando tan sólo un impermeable. Es simplemente demasiado arriesgado", dice el investigador a una agencia de noticias.
Además, según las investigaciones, Cooper no contaba con ayuda en tierra -alguien que lo orientara o lo pudiera haber recogido- y la visibilidad en el área en la que saltó era nula. O sea, ¿así o más tonto?
Mira que para lanzarse de noche desde varios metros de altura en plena zona perdida se requiere de agallas...
Por eso es que el FBI, preocupado por la seguridad del mundo, no pierde la esperanza de hallar a Dan Cooper...
Esperaremos pacientemente los resultados de su investigación...
¡Amén!

2 comentarios

celiux -

muy buena historia!!! y que manera de gastar energía de nuestros vecinos!

angie -

Ay pero XD para que lo buscan ya? mejor que le den un premio por "sobreviviente" mira que saltar asi y en esas condiciones ya es de milagro que sigue vivo!

Un abrazote mi querido ciudadano perdido!