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Lo que no sabes...

Caifán... desde corta edad.

Caifán... desde corta edad.

En la cultura mexicana existe una expresión que denota más identidad y amistad, que otra cosa.
Más allá de las expresiones modernas, la expresión de Caifán ocupa uno de los lugares más reconocidos dentro del lenguaje costumbrista de nuestro país.
La palabra Caifán en sí no tiene significado alguno, más bien depende del papel que juega la expresión en ciertos sectores de la sociedad es lo que ha dado al cabo de los años significado propio.
Aunque actualmente no es muy usado, y de hecho es comunmente referenciado con el nombre de una banda de rock mexicano -Los Caifanes-, originalmente es el título de una película de 1966.
En aquellos años en que nuestro país no estaba acostumbrado a la palabra crisis, era muy común que se plasmara en las cintas contemporáneas una visión más estilizada de la vida social, muy distinto a partir del auge del llamado cine mexicano, donde se empeñó -y empeña- en machacar todas las miserias de nuestro país y de los que en él viven.
Para más señas, la película "Los Caifanes" trata de un viaje al inframundo -al mundo de la sociedad trabajadora y obrera- por parte de dos jóvenes de clase alta. Interpretados por la cantante, actriz y creadora de grupos musicales Julissa (y su papel de Paloma) y por Enrique Álvarez Félix (Jaime de Landa), la pareja de noviecitos una vez desintegradas sus intenciones de disfrutar la noche en una fiesta muy acá, rondan por la ciudad de México buscando un rinconcito dónde pasar la noche.
Si bien las actuaciones de estos dos actores dejan mucho que desear (Jaime de Landa se la pasa diciendo a lo largo de la cinta dos cosas: "¿Pero qué estás pensando?" y "¿Pero de qué estás hablando?"), los personajes que realmente le ponen condimento a la cinta son precisamente el grupo de amigos llamado Caifanes.
Esos amigos personificados por actores ahora ya conocidos como:el músico Óscar Chávez (el Estilos), los actores Sergio Jiménez (el capitán Gato), Eduardo López Rojas (el Mazacote) y Ernesto Gómez Cruz (el Azteca), son los que pasean por un mundo que por más cinematográfico que parezca es más real de lo que nuestra imaginación alcanza.
Así, Paloma y su compañero visitan cabarets (característicos por los espectáculos cuasi surrealistas eróticos que daban), comen -dan a entender por vez primera- unos tacos de una esquina y unas garnachas de un callejón.
Un personaje que pasa desapercibido pero que hizo historia fue Carlos Monsiváis, escritor y ensayista mexicano, cuya participación en la cinta se limita a hacerla de un Santo Clós borracho que escandaliza a nuestros fresas compañeros en una taquería.
La interrelación entre personajes está marcada por cierta desconfianza de Paloma y Jaime de Landa hacia Los Caifanes. Transportándose en un vocho destartalado, la banda de caifanes con sus nuevos amigos suben a la Glorieta de la Diana y le cuelgan ropa interior. Acuden a una funeraria y juegan a hacerse los muertos metiéndose en los féretros. Es decir, muestra -y demuestran- que para ellos no existe la ley, pero no por ello olvidan al respeto.
Una de las escenas por demás maravillosa es cuando Paloma comienza a socializar con las prostitutas del cabaret. Los personajes de las putas por momentos parece que fueron creados ex profeso para la cinta: cargadas en maquillaje, igualadas, una piel ceniza que gracias a los brillantes tonos rojos y rosados cobra vida, arrugas profundas, bien marcadas para dar cuenta de las noches en vela, admiradas y envidiosas por el look moderno de Paloma...
Es de hacer notar que el guión estuvo a cargo del escritor e intelectual mexicano Carlos Fuentes, en mancuerna con Juan Ibáñez. Según algunas referencias críticas, la cinta no tenía diálogos como tales, sino simples anotaciones e ideas. De ahí que por momentos suenen repetitivos y poco desarrollados los diálogos. Pero Los Caifanes no es una cinta con la cual uno quiera escuchar derroches intelectuales a través de los diálogos. Lo rico de la cinta es todo un aparador -con colores y texturas, realidades y sueños e incluso pesadillas- del México de mediados de la década del sesenta.
Nos damos cuenta de un Paseo de la Reforma vacío, y de la forma en que el personaje de Julissa reconoce -muy a pesar suyo- la atracción que le genera uno de Los Caifanes. Un México que dista mucho de país en debacle y a punto de desmoronarse que el cine mexicano se dedicó a captar en películas seudo realistas de la década del ochenta, y algunos ejercicios demasiado pueriles y burdos del famoso cine de ficheras.
Aquel México (el de la cinta) era uno en el que se apostaba a cierta integración pacífica entre los sectores de la población -aquel famoso binomio de ricos-pobres, que estudiosos de todas las áreas lo ven como agua-aceite-, que mediante la experiencia de vivir y ver las formas de vida de uno y otro llevaría a cierta comprensión y aceptación (¿resignación?) del papel que cada uno jugaba.
Hasta aquí una referencia a la cinta. Bueno, pues es más que sabido que el cine mexicano me causa más escozor que cosquillas. Nunca he creído ni me ha gustado el cine mexicano, por la razón de que siempre parte de la plataforma del Star System norteamericano, arriesgando poco, pero eso sí... demasiado pretensioso. Queriendo enaltecerse como una industria pujante y moderna, alejada de prototipos y condicionantes... pero cayendo en los mismos errores de siempre.
Pero está bien... lo reconozco... Los Caifanes es una cinta que me gusta mucho desde niño. Las veces que la han transmitido por tv no puedo evitar olvidarme del mundo y dedicarme en cuerpo y alma a verla.
Es una cinta considerada una de las 100 mejores del cine mexicano.
Y claro, es una cinta que no debe asustar al ver y escuchar a personajes tan variados y trazados con tal verosimilitud que no dudemos que al rondar las calles por la noche veamos a algún Gato, Estilos, Azteca o Mazacote a la entrada de algún bar del centro, en alguna cantina, taxi o simplemente buscando vivir la Ciudad.

4 comentarios

perro3 -

Eso de "En aquellos años en que nuestro país no estaba acostumbrado a la palabra crisis" me suena a que no te refieres a México o por lo menos no sabes de que hablas o de plano eres muy pudiente económicamente hablando.

gonzalo guerrero -

a mis soledades voy
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos...
(el azteca)

hablar de los caifanes, implica un gran respeto al mexico de verdad...a la marginacion,pobreza,prostitucion,bandalismo...
pilares de esta historia, para ser caifan hay que ser un poco malafachat tirandole a un mequetrefe hecho y derecho...

CARABATOV -

si esta entretenida la pelicula hay cierta poesia en los dialogos de los personajes muy nocturnos ,si te envuelven en la atmosfera de aquella epoca y te traslada al modus vivendi, te mantiene a la expectativa de lo que pudieran llegar hacer los caifanes con los magnates personajes sobre todo por como ven a paloma...buena pelicula reperesentativa del mexico de entonces.

Mariana -

Pues yo también reconozco que esta película me gusta mucho y que cada que la encuentro en la televisión la veo hasta que termine por más que la haya visto mil veces. Me encantan los personajes y la forma en que están mostrados, me gusta mucho en encuentro de los dos mundos y la forma en que conviven. Hay tantos y son tan cotidianos estos caifanes...

¡Besos caifanenses!

Mariana.