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Lo que no sabes...

Marzo... mes de los festejos...

Marzo... mes de los festejos... Marzo tuvo muchas fechas importantes.
Fechas de aniversarios y de momentos que son dignos de recordarse y disfrutarse (y celebrarse).
Comenzaré por decir que un 16 de marzo de 2007, estaría posteando por primera vez en este espacio "Lo que no sabes...".
Realmente no era mi primer ciber aventura con blogs. Poco más de un mes antes, comenzaría una serie de publicaciones informativas en el blog de Terra, pero me pareció bastante malo y rústico el sistema de blogs de Terra. Luego, leyendo de los blogs por aquí y allá, llegué al hosting de Blogia. Muy buen servicio, y ahí estaba en aquel entonces el "Tirano en el Exilio", compartiendo información y abriendo el foro de discusión... pero por una falla en el sistema de Blogia, se perdió mi blog y por supuesto el de muchos otros usuarios.
Después de unos días, en Blogia de nueva cuenta, inauguro "Lo que no sabes...".
Los primeros días, como hasta ahora, era muy divertido el acto de postear. Si bien me sentía miserable porque no alcanzaba ni las dos visitas en los primeros días, si me pareció bastante apasionante la onda de escribir y compartir para el mundo (wow, suena muy acá).
A lo largo de este año he ido cambiando la idea original de la creación del blog, haciéndolo más personal y diverso (o disperso). He subido temas, he quitado temas y eso sí, nunca he censurado lo más mínimo los comentarios de mis visitantes.
Por cuestiones curiosas, me ha pasado últimamente que algunos visitantes entran a mi espacio preguntando o solicitando información determinada. Algo así como "Ventanilla de Atención al Cliente".
Pasemos ahora al segundo tema de festeje: cumpleaños del Sr. ABcedario. La fecha coincide con la creación de este blog, 16 de marzo. No hubo gran festejo, pero lo que sí hubo -y de paso te digo el chisme- fue un viaje la semana pasada a Chihuahua. En coche, con Lester y mi Santa Casta y Pura Madre, y por supuesto el Sr. Abcedario. Un festejo muy peculiar pero que -creo- todos la pasamos muy bien.
Tercer tema de festejo: Hoy, 25 de marzo hace también un año, llegó a casa Ivy (foto arriba). Una perrita que actualmente tiene poco más de un año de edad (año y medio, aproximadamente) que adopté de un asilo de perros callejeros. La historia es curiosa. A mediados de febrero, el día del cumpleaños de Lester, llega con un gran regalo para la familia (gatos incluídos): un perro labrador de nombre Rocky.
Ya estaba crecidito el muchacho, pero el flechazo entre él y yo fue instantáneo. La idea original era que lo tuviéramos aquí mientras le buscábamos una casa porque en su casa anterior ya no lo querían "porque había crecido mucho, era mucho trabajo mantenerlo y quitaba mucho tiempo..." y hay que agregar una serie de justificaciones infantiles y poco inteligentes del motivo por el cual se deshicieron de Rocky. Era un muchacho ya entrando en sus dos años de edad, color negro muy juguetón y también muy destructor (se comió algunas partes del calentador o boiler, sólo por decir algunos estragos... pero comentaré que macetas, bolsas de basura, balones de fut pasaron por sus fauces). Todo iba muy bien, y aunque el cambio de rutina significó que yo tuviera algunas horas menos de sueño, me estaba gustando la crianza de Rocky. Pero... era un muchacho muy grande y fuerte y por el día, mientras yo gozaba de mis últimos días de pellizcar el erario público, mi Santa Casta y Pura Madre se quedaba a cuidarlo. En esas andadas, Rocky en su afán de jugar en un par de ocasiones dio algunos empellones a mi mothermom, no lastimándola de gravedad pero sí provocándole algunos araños leves. La estrategia de buscarle hogar se tuvo que intensificar y para marzo Rocky ya tenía nuevo hogar con una chica, Tania, que a final de cuentas por los agrios de sus vecinos se lo pasó a un señor muy cercano a ella que tiene un rancho (Lo último que supe es que Rocky está muy grande, con el pelo crecidito y muy lindo).
Aquí viene lo segundo más triste de la historia: Rocky se quedaba a dormir en el patio trasero de la casa, en su casita propia (por un perro que ya habíamos tenido, el patio trasero está techado, así que no pasaba inclemencias). Como era bastante inquieto, a mi ventana ubicada exactamente arriba del patio llegaban los ruidos de sus jugueteos, sus ladridos, en general todo ese ambiente canino tan peculiar.
La primera noche que no estuvo Rocky en casa me sentí de lo más extraño al no escuchar más toda esa orquesta de ruidos con los que él me arrullaba.
Y bueno... a los grandes males... grandes soluciones... La experiencia de tener de nueva cuenta perro había sido muy disfrutable para todos (menos para los gatillos, quienes ya no sabían ni cómo quitarle la vida al can en turno), asi que platicándolo con mi Santa Casta y Pura Madre llegamos a un acuerdo de hacernos de otro perro... pero más pequeño y más fácil de manejar.
Por varios días la madre y yo estuvimos haciendo casting canino con fotos de perros en asilos o albergues. Al final, hubo como cinco semi finalistas. Y dos finalistas: un perrito tipo maltés y una perrita güerita que en la foto aparecía con una cara de traviesa que no podía con ella.
El proceso para doptar al maltés se complicó por cuestiones de distancia y de agenda. Así que la opción dos quedó en pie y fue la ganadora.
La ganadora fue Ivy. El día que la trajeron estaba muy nerviosa y parecía un perro disecado: así como la trajeron, así se quedó hasta el día siguiente. Le acercamos comida y agua, y solo volteaba a ver de reojo. Le puse una correa e intenté sacarla y no dio muchos pasos. Pero a los pocos días, ya comenzaba a tomar posesión del terreno. Ya se dormía arriba de la cama, y destrozaba cuanto se le ponía enfrente. Sus relojes biológicos estaban un poco desajustados: durante el día medio dormía o estaba muy tranquila... pero en la noche era cuando entraba en actividad y no dormía sino hasta las dos o tres de la mañana. Ya ha pasado un año desde entonces, y ha ocurrido de todo: ya se nos escapó una vez, que no te cuento el corredero que generó... Ya compartimos almohada y disfrutamos de pasear y salir al jardín. Y ya conoce Chihuahua: en el viaje de la semana pasada nos la llevamos y se portó muy bien, fue extremadamente feliz oliendo miles de aromas del campo, la calle y la gente.
Ella es Ivy, quien obedece a mi silbido, juega con su pelota y me la trae, y corre hasta el cansancio en el jardín... Ah cierto, y que se divierte cuando se enloda... Que por las mañanas me despierta con sus lengüetazos y olisqueadas, y que le ha dado un giro de miles de grados a mi vida, porque sí nos queremos mucho e intensamente, su mirada tierna y llena de alegría y vida ha sido para mí desde que llegó, el mejor regalo canino... Si no, pregúntenle al Sr. ABcedario quien ha sufrido en carne propia los celos de Ivy, no dejándolo dormir en el viaje a Chihuahua, y que muchas veces cuando nos vemos hablo constantemente de lo que hizo o dejó de hacer "Mija".
Comparada con la foto, ahora ya tiene más largo el pelo y está más chonchita.
Así que marzo ya va a acabar y estuvo lleno de motivos para festejar.
Como debe de ser.

2 comentarios

Azul... -

felicidades al Blog y a Ivy :)

Un besote

Lester :+ -

Felicidades a la meeeeja!!! Un abrazo de su tío y de su prima (mmmmereta, lamento no haberme quedado al pastel de clebración y sólo espero ver las fotos del momento en que ivanka tromp apagaba las candelas.
Besos.