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Lo que no sabes...

Feliz viaje Dr. Hofman

Feliz viaje Dr. Hofman

Nadie lo hubiera imaginado.
Y de hecho, nadie lo imagina.
Un hombre, un científico, polémico e intenso cambió la vida y forma de ver la realidad de miles de hombres y mujeres que lucharon por un cambio. Por un cambio de facto del aquí y ahora.
Una tendencia, una moda, una onda social, que comenzó -como suele comenzar- como una contracultura, una cultura de unos pocos, se convirtió en un consumo masivo que alertó al gobierno de Estados Unidos.
La alerta pegó, y pegó duro: prohibición. Porque sí, prohibir ha sido sinónimo de desaparecer, o al menos de "querer" desaparecer. Como si prohibir fuera un acto mágico que quite de las mentes de las personas "eso" que las está ocupando o preocupando.
Todo empezó en un laboratorio científico, allá por 1938, cuando un investigador estudiaba algunos hongos que habitan en algunos cereales, probó el concentrado, aunque algunos otros dicen que le cayó por error en un brazo una gota de la sustancia, y fue así como descubrió lo que en alemán se llama Lysergsäure-Diethylamid, ‘dietilamida de ácido lisérgico’.
Ese mismo día, nuestro científico que hasta último minuto defendió las bondades médicas de su descubrimiento, agarró camino de regreso a su casa. En bicicleta, sí, como siempre lo hacía. Derepente, su visión se alteró, los colores tomaron vida, formas, se aglutinaban y lo envolvían, como una bufanda multicolores. Su descripción de ese recorrido lo resumió así: sentirse bajo la impresión de que todo se hubiera detenido, pese a ir a gran velocidad en su bicicleta. Al llegar a su casa, llamó al doctor y le pidió a su vecina un poco de leche. Contrario a lo que él esperaba, el doctor no encontró alteraciones en sus signos vitales, y ningún síntoma físico anormal. Recuéstese y descanse, le recetó el médico. Tomó leche, se fue a su habitación, y las visiones se volvieron angustiantes. Vio cómo su vecina lo amenazaba en forma de bruja, y cómo un demonio lo poseía. Después de que los muebles de su hogar cobraran vida, y se le echaran encima, vinieron imágenes que le generaron paz y alegría. "Imágenes fantásticas", comentó. Hasta los ruidos tomaban forma de color.
Un sol radiante entra por su ventana, a medio abrir, e ilumina su rostro.
Se siente bien, si acaso un poco cansado.
"Con la mente clara y lúcido", habría dicho a sus colegas. Al caminar por el jardín de su casa, sus sentidos "vibraban con una sensibilidad superior, que duró durante todo el día".
Lo que años después de conocería como LSD, se convertiría en una droga recreativa. Consumida en un principio por los hippies, e ilegalizada por los EUA, cobró fama posteriormente entre los artistas. Uno de los primeros pacientes en hacer pública su experiencia fue el actor Cary Grant, quien en 1961 declaró que la terapia con LSD había cambiado su vida: "Siento que ahora me comprendo realmente a mí mismo. Antes no era así. Y al no comprenderme a mí mismo, ¿cómo esperar comprender a los demás? Sencillamente, he vuelto a nacer."
Toda la historia cambiaría. La percepción de algunas enfermdeades mentales, males -reales o imaginarios- o dolencias tendrían cura o darían pie a más investigación al consumir LSD.
La historia cambió.
Una historia que comenzó tejiendo un doctor, suizo sí, quien por error descubrió la droga. Albert Hofman, murió hoy a los 102 años de edad.
Hofman, quien dijo en alguna ocasión que "El LSD puede abrirnos los ojos. Sin embargo, hay otros caminos tales como la meditación, la danza, la música y el ayuno".
Hasta el momento de su muerte, el científico luchó por la legalización del uso del LSD en manos de los psiquiatras y siempre manifestó que su mayor deseo era que la ciencia pudiera experimentar e investigar nuevamente con el compuesto.
Feliz Viaje, Dr. Hofman.

1 comentario

Gaviota -

Asi es mi querido Citi, buen viaje :)