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Lo que no sabes...

El dinero no da felicidad...

> En este mundo de los que son y los que dicen ser, y los que se creen que son ,da tiempo para detenerse a ver y pensar algunas cosas.
Pensando, como es este caso, en dos mujeres mexicanas que han tenido su éxito en tierras extranjeras, vaya que hay por dónde cortar tela.
Recientemente veo una pequeña nota sobre el casorio de la Salmita Hayek con su millonario francés.
Haciendo algo de memoria viene a mi mente el otro caso de la mexicana (aunque a ella no le haga mucha alegría) Paulina Rubio.
La "chicadorada" -así juntito- que también hace un par de años unió en matrimonio con su no tan famoso "Colate" (qué apodo tan teto).
Son dos ejemplos muy claros de la diferencia entre una mujer que aprovechó el asunto del glamour y fama que da la pantalla grande y la chica; y el caso de cómo una mujer enseña el cobre en cuanto le quieren cambiar espejos por oro.
Salma Hayek, siendo honestos, no fue una gran artista acá en México. Se habló más de ella por sus escándalos con políticos, que por su belleza, sus papeles en telenovelas, o sus bigotes.
Nunca supe de referencias positivas por desempeñar grandes repartos, ni por entonar "La Cucaracha" con voz afinada.
Pero a la Hayek le hicieron ojitos en Hollywood.
O tal vez conciente de que acá no pasaría de ser la seductora de las novelas, y verse en 40 años como ahora son Verónica Castro o Lucía Méndez (más aburridas y poco reconocidas) hizo maletas, contrató un pollero, cruzó el Río Bravo y anduvo trabajando de lavatrastes, mesera y barwoman en antros de mala muerte hasta que un conocido caza talentos le vió su... talento y Simsalabín, el éxito ya estaba en sus manos.
Incrédulos muchos, no vieron haciendo mucho a la Hayek en el extanjero.
La visulizaban haciendo papeles de sirvienta o de prosti en películas gringas.
Pero nada. Que Hayek se pone las pilas, empieza a hacerse de fama y ya ves, hasta la nominaron a un Oscar por la película de Frida, allá por el año 2002 se andaba echando a la bolsa.
Ya viendo que aquello de la fama y la farándula en inglés se le daba con facilidad se aventó proyectos como producir series de tv. "Bety la fea", versión gringa, fue un éxito, según algunos medios de Estados Unidos. Yo nomás de pensar en "Bety la fea" en inglés me da asco.
Luego, comenzó a dejarse ver con actores conocidones. Sin quemarse demasiado, logró que al menos la ubicaran como "la brownie que ha salido con Sutanitow o Fulanitow".
Y EUA le quedó chico. Y empezó a hacer presencia de marca en Europa. Amistándose con actrices como Penélope Cruz, apuntándose en proyectos donde no la invitaban (como decir que trabajaría con Almodóvar), y hasta andar toda greñuda y embarazada por las calles del viejo continente hizo que los de allá vieran que no era una mujer cualquiera (aunque lo parezca).
Y por último, para acabar este cuento, se nos casó (un 14 de febrero, ¡qué detallazo!) con su francés millonario. Un poco antes agarró viejo con un chiquillo que será la adoración de su padre (esperando que sea el francés, claro).
Y colorín colorado, este cuento de la glamorosa Hayek llega a su fin. Un final de Hollywood: feliz, con todos agarrados de las manos, camiando sobre una vereda con un atardecer de... Hollywood.
Pero hay otra historia, de otra mexicana, que la verdad ni cómo ayudarla.
La "Chicadorada" -así, pegadito- más o menos hizo el mismo plan, pero teniendo ni dos dedos de frente. O incluso, me atrevería a decir que todo el revés.
Se fue a España.
Los quiso conquistar con su escasamalayaburrida voz. Se presentaba como la super estrella que México la extrañaba, y lo peor... ¡adoptó -mal- el acento español!
Se pasarelea hablando con más zeta que Hernán Cortés, haciendo alarde de sensualidad, o incluso enseñando las pompas con vestidos descubiertos desde los hombros hasta... hasta los tobillos. Sin dejar de notar sus piernititas flaquitas como patas de mula.
Pensando que es muy nice, y que sus movimientos hay que seguirlos milímetro a milímetro, quiso asombrarnos con su relación con el "Colate" (y sigo pensando que es un apodo muy teto).
El mentado Colate es... es... es alguien que dice ser muy famoso en el mundo del espectáculo ibérico.
Haciéndonos creer que "Colate" es algo más que un millonario francés, se busca espacio en la revista "Hola".
Se ha aventado puntadas del calibre de "Mi inspiración no es Madonna (ya nos queda claro). Es Maria Callas", tiene algunos arranques de intelectualidad que arrancan más risas que un set de comedia de los Les Lutiers.
Pero tal vez lo más triste de la historia de la Rubio es que ella se cree muy famosa, y que piensa que todos estamos sedientos de sus sabias palabras... Pero caray, creo que no ha habido un alma caritativa que le diga que nanay, que ella no es la artista que extrañamos.
Yo creo que la diferencia que hay entre Hayek y Rubio es sencilla: Hayek trazó mejor su historia a futuro... y Rubió pensó que con copiar algunos usos y costumbres del país que la recibía era suficiente para ganarse el corazón. ¡Pero a lo güey!
CONCLUSIÓN: El dinero no da la felicidad, pero sí da mas caché que un compositor yunkie.

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