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Lo que no sabes...

Esas preguntas que hacen pensar en...

> No se está preparado para responder, congruente y honestamente, ciertas preguntas.
Con la idea de dar una buena respuesta, quedar bien, que vean que uno es re que te bien leído y estudiado. Apantallar y dejar sin aliento a los demás. En medio de esa máscara de interlocutor, queda un vacío. Queda un espacio, el espacio pequeño, breve, que dejaría ver la respuesta verdadera. La que sale del fondo del corazón, con sus heridas, con sus dolores, con sus recuerdos.
Regreso de leer la columna de la escritora María Teresa Priego. Siendo honesto caí en ella por curiosidad. En su publicación habla del reciente libro de la analista Denise Dresser. Continuación de "Gritos y Susurros", libro donde esboza, traza, delinea y saca los recuerdos más hondos de 38 mujeres mexicanas (profesionistas, exitosas), en su segunda publicación pasa la estafeta a otras 38 mujeres para que, tomando las mismas preguntas de la primer parte del libro, cuenten y abran aquellos episodios que, hasta ese momento, tenían guardados en el baúl de la vida y la memoria.
Las preguntas que Dresser pidió que las convidadas a la celebración literaria respondieran son las que se anotan bajo éstas líneas.
Haciendo una autoinvitación es momento de que por mi parte las responda. Sé que Dresser no se inquietará por que yo las responda. A final de cuentas Maria Teresa Priego es quien las publica en su espacio de la página web del periódico El Universal.
Porque sí, esas son las preguntas que hacen pensar en... la vida.

- ¿Qué te ha tomado por sorpresa?
El día que, por la mañana al despertar, me di cuenta que mi padre había decidido ya no llegar a casa. 

- ¿En qué momentos y frente a qué circunstancias te has sentido poco preparado?
"La juventud es una enfermedad que se quita con el paso del tiempo", es una frase que recuerdo que antes decía mucho mi madre. En aquel entonces, yo un adolescente, no dimensonaba esa frase. Ahora, ya con la conciencia del paso del tiempo, con la forma en la que mi madre se ha debilitado y ha tenido que ir cambiando sus propios paradigmas. El ver que ya no es esa mujer que estallaba en dos segundos, me ha ido tomando por sorpresa y en ocasiones me siento poco preparado para eso. Es un tema del que no nos hablan a diario. Nos hablan de la salud como un gran tema. Nos hablan de la profesión. Nos hablan de la amistad. Nos hablan de los detalles inolvidables de la boda. Nos hablan de ser felices para siempre. Pero no nos hablan del inevitable paso del tiempo. De cómo tu familia, esas personas con las que pasarás muchos años de tu vida, se van acabando. Y también claro, del paso del tiempo en uno mismo.

- ¿Qué ha sido aquello que ha constituido un reto inusual y desconcertante para ti?
El reto de diariamente estar con la conciencia de que podría ser el último día de mi vida. Tener plena noción de la realidad. De lo que acecha la vida, de lo que acecha nuestra integridad. De que hay alguien o algo, que hay enfermedades fulminantes, que hay hechos o acontecimientos que cambian el rumbo de la vida en segundos. Esa imprevisibilidad de la vida, del tiempo, de las cosas y sus ideas hace que me sienta en muchas ocasiones sin asidero.

- ¿Para ti, cuándo fue ese momento, ese periodo de desconcierto, de vulnerabilidad intensa, sin defensa y sin palabras?
Cuando me di cuenta que las decisiones de las personas afectan o pueden afectar a terceras personas. Es como un ataque imprevisto. Te agarran en mal momento, sin defensa o posiblidad de defenderte. De responder de alguna forma. Es una sensación, un momento, muy desconcertante. Es como si te agarraran y repentinamente te dejaran caer en medio de un desierto sin las previsiones y provisiones necesarias. No sabes qué hacer. No sabes cuál ruta tomar o cómo orientarte. Si en contextos aparentemente dominados cuesta trabajo "pescar", en contextos totalmente desconocidos es como tener que empezar a aprender a vivir. Empezar de cero, y sin la certidumbre de tener éxito. 

- ¿Cuál fue tu refugio?
Opté por construir mi propia realidad. Refugiarme en libros. Inventarme, através de otros -libros, historias, autores-, una realidad paralela. Una realidad que me resultara menos angustiante y más segura y reconfortable que lo que era la "verdadera" realidad en ese entonces.

- ¿Cómo fuiste regresando hacia ti?
Fue después de muchos años que me reconecté con la realidad, con la vida. Conocí mi entorno. (re) Descubrí todo aquello que hay más allá y que no necesariamente tenía que ser agresivo o irritante para mi o hacia mi. En este camino de redescubrir y conocer que la realidad puede ser amigable, y que mucha de esa realidad sí está fuera de nuestro control, pero que también podemos (y debemos, ¿no?) hacerla más cordial, han intervenido muchas personas que directamente o indirectamente me ayudaron a aprender de mí y de mi entorno. Muchas personas que no supe de su destino. Que llegaron, dieron lo que tenían que dar. Me dieron su apoyo, su abrazo, su ánimo y se fueron. Siguieron su camino para seguir orientando a más capitanes perdidos en medio del mar.

- ¿Qué fue lo más importante de tu aprendizaje?
Haciendo un recuento podría decir que me he sorprendido de cuán bien me trata y me ha tratado la vida. He aprendido a agradecerle a la vida. 

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