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Lo que no sabes...

♫ ♪ ♫ Navidad, feliz Navidad... ♪ ♫ ♪

> Hoy hablaré de la Navidad.
Algunos de ustedes ya saben que tengo un espíritu anti Navideño que hasta el mismo Grinch envidia.
Digamos que uno es niño y vive la ilusión de que un tal Santa Clós -personaje creado por Coca Cola- llega a las casas de nosotros a dejarnos los regalos que pedimos mediante una carta que, sabrá Dios cómo, llega a las manos del hombre este. Luego, resulta que este personaje vive hasta el Polo Norte, ok, bien, pero ¿dónde? ¿El Polo Norte es una calle? ¿Es decir, Santa Clós vive en Calle Polo Norte #22? O peor todavía, ¿es el único habitante de aquellas tierras?
La cosa se pone choncha cuando nos dicen que tiene a muchos duendes -¿niños?- que trabajan para él. O sea, ¿cómo? ¡Este explotador laboral tiene trabajando a marchas forzadas a un ejército de empleados, que surten de juguetes a todo el planeta! ¿Y su sueldo? ¿Días de descanso? ¿Afore? ¿Seguro de servicios médicos? ¿No hay? Entonces resulta que por muchos años -décadas, por cierto- hemos estado engrosando una práctica anti humana, y nadie dice nada. Nos escandalizamos por los míseros salarios de países emergentes, nos escandalizamos por que las mujeres abortan cuando se les pega la gana, nos escandalizamos por las redes de pederastia... ¿Y aún así recibimos con los brazos abiertos a un señor de edad, que convive en situaciones sospechosas con personas que podría pensar son menores de edad?
Al paso de los años resulta que no, el tal Santa Clós nomás fue una mala idea de alguien para que los niños recibieran regalos sin que supieran que sus propios papás se los traían. Realmente no veo nada de malo en que los nenes sepan que sus propios padres les compran los regalos. Creo que sería benéfico para los padres, así subiría el rating ante sus hijos y serían más queridos.
La historia se completa con que Santa Clós se transporta en un Trineo de renos voladores. ¡A ver, a ver, a ver! Que ande en un trineo, está bien. Polo Norte, mucha nieve, caminos de difícil acceso, bla bla bla. Que se mueva con renos, también está cool la onda. Pero... ¿renos voladores? Ahí es cuando una parte de la historia ya no me cuadra.
Luego, en algunos casos, la campana da vuelta: esos hombres y mujeres les cuentan el mismo cuento chino a sus hijos. Ya sabes: el señor del Polo Norte, su ejército de enanos, los regalos para el planeta, que entra a tu casa, deja los presentes sin hacer ruido, que se transporte en renos voladores (sin palabras), etcétera...
Pero lo que no nos dicen de niños, ni en este caso ni en muchos más, es lo costoso que resulta el capricho navideño. Pareciera que con los regalos Navideños se tienen que pagar las penas de todo el año. Y mira que eso de regalar es siempre un arma de dos filos: escoger el regalo adecuado y quedar como rey, o escoger el regalo que puede llevarte a la ruina reputacional. Porque nunca se ponen tan delicadas las personas como en Navidad en cuestión de regalos. En su cumpleaños les podrás regalar una caja de chocolates baratos, y tan tan, no pasa nada. Pero haces lo mismo en Navidad y lo menos que van a decir (a tus espaldas, por supuesto) es que todo el año no te dio para regalar algo decente.
Y de decencias o indecendias hablamos, qué pero le pones a los gentíos de los centros comerciales el mero día 24 de diciembre. En el día la historia está tranquila. Pero según va llegando la tarde-noche la gente se pelea por los zapatos sin par, los pantalones de rebaja pero que están roídos de la rodilla o la entrepierna, o que le falta un botón. Las chácharas -peluches, muñecos, recuerditos que lo mismo se regala el 14 de febrero que el día de reyes- se cotizan como si realmente pagaran aranceles. No importa si la caja del regalo es azul y el moño blanco con detalles florales. Y más intrascendente es que se te haya olvidado quitarle el precio. Todo es es nada, comparado con los araños, jaloneos, empujones, malas caras y enojos de ese día 24. Para que al final pongan jeta, simulen que les gustó, y avienten el mentado regalito a un rincón y se llenen los ojos con el regalo que Perengano o Sutano les dio y que está más bonito, aún y cuando lo hayan comprado en una tienda más pinche, barata y recóndita que tú.
Por eso, suponiendo que ahora me entiendes, es que la Navidad no creo que sea tan feliz para muchas personas. Yo incluído en ellas. Y claro, por eso tampoco doy regalos. ¡Ya me fregué!

3 comentarios

Gaviota -

Santa Clós fue creado por Coca-Cola? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Citizen -

Didi, eso del estiércol del día de reyes es una leyenda urbana alimentada para seguir con la mentira navideña jajaja

Didi -

ajajajaj pero qué tal los REYES! Mi vida corazón!!!!...si no, pregúntele a su mamá lo que una hace por mantener viva una ilusión...algo como caca de caballo en el jardín =)
Un beso grinchito...así te quiero!
Tatter