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Lo que no sabes...

Nuevo año

Nuevo año

> Un año más con este blog.
Y claro, la mejor manera de iniciar el año 2010, año del tigre según el calendario chino, es empezar con una pequeña reflexión.
Recientemente, en la cumpre de Copenague se lanzó la iniciativa de reducir las emisiones de Dióxido de Carbono para así ayudar un poco al problema del calentamiento global.
Estados Unidos, siempre a la vanguardia, pareciera que se asesoró con algún científico loco de esos que suele financiar para sus planes maquiavélicos, y dijo que al eliminiar el dióxido de carbono el problema del calentamiento global desaparecería.
Es verdad. Pero lo que Estados Unidos no aclaró, y seguramente no sabe, es que el dióxido de carbono es un elemento esencial en la vida del planeta, comenzando porque participa en la fotosíntesis de las plantas. También, parece que Estados Unidos desconoce que una parte de científicos serios duda de la supuesta "peligrosidad" del dióxido de carbono. Este grupo de científicos considera que hay pocas posiblidades de que el dióxido de carbono haya causado los estragos al clima que la nación de los yankis quiere hacernos creer.
Total que el jaleo está centrándose en el compromiso de reducir la generación del dióxido de carbono. Lo que sí es seguro es que para terminar con el dióxido de carbono hay que terminar -literalmente- con la vida en el planeta. Estados Unidos y China son los países de mayor producción de dióxido de carbono. Y eso no quiere decir que estén ayudando a preservar la vida. La onda está en que el dióxido de carbono en exceso es lo que está dañando al planeta. De ahí la iniciativa de los yankis y los taka takas.
Por otra parte, la premura de un nuevo acuerdo mundial sobre el dióxido de carbono es porque el famoso Protocolo de Kyoto al que Estados Unidos no se sumó, vence en 2012, por lo tanto, muy seguramente la nación americana quiere aparecer como el personaje bueno de ésta historia que se torna de terror. De ahí que veamos a los Estados Unidos tan animado con el tema.
El gobierno de Estados Unidos firmó el acuerdo pero no lo ratificó (ni Bill Clinton, ni George W. Bush), por lo que su adhesión sólo fue simbólica hasta el año 2001 cuando el gobierno de Bush se retiró del protocolo. Bush argumentó que la aplicación del Protocolo era insuficiente e injusta, porque solamente contemplaba las emisiones de los países industrializados y excluía a países como China e India que son, también, emisores de gases. Tal medida, dijo Bush, “perjudicaría gravemente la economía estadounidense”.
El Protocolo de Kyoto surge en 1997 cuando los amigos borrachos del mundo se dieron cuenta que ya se estaban convirtiendo en unos alcohólicos empedernidos. El 11 de diciembre de 1997 los países industrializados se comprometieron, en la ciudad de Kyoto, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases de efecto invernadero. Los gobiernos signatarios de dichos paises pactaron reducir en al menos un 5% en promedio las emisiones contaminantes entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990. El acuerdo entró en vigor el 16 de febrero de 2005, después de la ratificación por parte de Rusia el 18 de noviembre de 2004.
En fin, que mientras se ponen de acuerdo quién es más alto y cuál de sus papás es más fuerte, científicos dicen que el dióxido de carbono es lo de menos. Que se están dejando fuera de la jugada gases más dañinos como el metano, el ozono y el hollín.
E incluso hay gases que son producidos directamente por el hombre: como los halocarbonos, los hidrofluorocarbonos (HFC), y los perfluorocarbonos (PFC) y que ni siquiera están en la lista de los más buscados.
O sea que por donde quiera que se le vea esto se convierte en un enigma filosófico como el del origen del huevo o la gallina. No es cosa fácil. Honestamente Estados Unidos no va a querer reconocer ni que se le señale como uno de los dos países más contaminantes del planeta. Y para ello está recurriendo, y recurrirá de aquí al 2012, a toda clase de debates y artimañas políticas y científicas para decir "Yo no soy tan mugroso como dicen".

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