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Lo que no sabes...

Sonríe, ¡eres famoso!

Sonríe, ¡eres famoso!

> Es tan, pero tan padre ser famoso.
La verdad, no estás para saberlo, pero la fama es placentera.
Es como un suspiro sin fin, un orgasmo eterno, un encuentro entre amigos que empieza hoy y se extiende hasta la eternidad.
Aparecer en revistas, en la tv, en Internet. ¡Wow!
Hay muchas formas de hacerse famoso, claro está. Así como hay muchas formas de hacerse rico, o de joder al vecino. También hay muchas formas de hacerse famoso.
Éxito y fama son dos cosas y la misma. Hay una encuesta en la cual podemos ver que la mayoría de los entrevistados dicen que tener éxito es: 24.8% cumplir un objetivo. Inmediatamente atrás, empatados con 23.3%, el éxito es superarse, por lado, y una actitud.
Pero bueno, ya me desvié -otra vez- del tema.
Comentaba las distintas formas en que se puede llegar a la fama.
Bien sea de forma chocarrera, como algunos políticos y artistas, o bien mediante constancia y años de trabajo. En el primer grupo tenemos a personajes como el Sr. López, que a fuerza de acciones alejadas de la inteligencia se ha dado a conocer, aunque esas mismas acciones lo hayan llevado a su tumba pública y política. Hay otros más chabacanos como Francisco Fernando Solís Peón, mejor conocido en el mundo de los tables como Pancho Cachondo, que con sus escándalos sexuales soft core se dejaba ver.
Pero, ¿qué hay de los que tienen formas poco comunes para saltar a los escenarios?
A continuación, un recuento de formas poco comunes, pero de impacto en que una persona puede tener sus 5 minutos de fama.

* Actos dignos de un Oscar: A claro, quién no recuerda aquella escena. Corría el año de 1974. La ceremonia del Oscar, con sus fanfarrias, sus aplausos, sus músicos y público con cara de interesado era el marco de la celebración. Con David Niven en el escenario, su rostro delgado, canoso de las patillas, con la estatuilla Oscar para entregarla a Elizabeth Taylor. Y repentinamente, un murmullo del público. Risas nerviosas. Algunos aplausos, solitarios, alejados. Detrás de Niven pasó corriendo el hombre delgado, blanco, de tupido bigote negro. Y desnudo. Identificado como Robert Opel, fue uno de los precursores del movimiento streaker. Es decir, hombres y mujeres que se exhiben desnudos públicamente.

Niegan ser exhibicionistas, pues no intentan provocar ningún tipo de respuesta sexual. Tampoco son nudistas, porque dicen que lo suyo no se ciñe a espacios delimitados ni es una forma de naturismo. Aparecen desnudos en acontecimientos multitudinarios, corren en medio de partidos de fútbol, saltan medidas de seguridad millonarias, se dejan atrapar por las autoridades, asumen querellas judiciales y reciben casi siempre golpes y fracturas.

 

Así lo define, de forma precisa y contundente, la revista Letras Libres, en su artículo "Streakers: el desnudo como protesta". Aquel hombre, Opel, llegó hasta detrás del escenario disfrazándose de reportero. Como él muchos han seguido su ejemplo. Mujeres en juegos de rugby, en partidos de tenis e incluso en luchas libres. Hombres en transmisiones a nivel mundial de eventos masivos. Ellos son los streakers, y no, no es un grupo de hip-hop.

* Tortas y re-tortas: La escena no pudo ser más elocuente: Bill Gates acelerando el paso con el rostro cubierto de crema batida. Los "tarteros" son un grupo que se autodefine como anarquista, que demuestra su inconformidad hacia el sistema lanzado pasteles de crema a los millonarios. Y vamos, que la lista no tiene límites: desde empresarios millonarios, como Bill Gates (mira el video en youtube), hasta presidentes, como recientemente le pasó a Nicolas Sarkozy (para ver el video del momento pica en youtube). Gran parte de esas protestas las ha hecho el crítico de cine, escritor y activista Noël Godin, quien no ha dudado en "entartar" a Marguerite Duras; al político europeo y presidente de la Comisión Europea entre 1985-1995 Jacques Delors; el ex canciller alemán Helmut Kohl; al filósofo y escritor Bernard Henry-Lévy -Godin y sus colaboradores lo han "entartado" al menos en siete ocasiones-; al director de cine Jean Luc Godard y al economista francés Michel Camdessus... y la lista sigue. Una de las críticas que hacen a los "tarteros" son las diminutas multas que les imponen las autoridades. El pastelazo de Bill Gates costó, según se informó en su momento, 0.37 euros, eso en 1999.

* Zapatos, chanclas y botas: Y es que si de ataques se trata, cualquier cosa es buena para darle fines bélicos. Los zapatos se convirtieron, pues, en gadgets cotizadísimos. Desde aquella memorable chancliza que le dieron a Bush en Irak, en el 2008. La visita era realmente de amigos. Bush visitó Irak para despedirse y casi casi dar Gracias por los favores recibidos. Pero el periodista Muntazer al Ziadi, rencoroso y poco agradecido, se quitó uno de sus zapatos y demostró cuán fuerte es con la derecha. Y bush, por su parte, dejó ver los buenos reflejos que tiene, a pesar del alcoholismo. Aunque ese ha sido el zapatazo más famoso de la historia, no ha sido el único. En Estambul, el director general del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahn la sufrió, cuando un joven le dejó ir uno de sus zapatos en plena conferencia en la Universidad de Bilgi.

Pero tal vez uno de los sustos más fuertes lo llevó Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU durante su visita a Irak. Ki-Monn estaba dando una conferencia de prensa, el 22 de marzo de 2007, en la zona verde de seguridad de Bagdad, cuando cerca del edificio en que se encontraba cayó una bomba. El momento es inolvidable, y no es para menos.

A pesar de todos esos amargos momentos, siempre hay un segundo para sonreír frente a las cámaras y hacer como que no pasó nada. Y siempre habrá alguien que nos diga, al oído, cerca, con cierta ironía y humor negro: "Sonríe, ¡eres famoso!".

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