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Lo que no sabes...

Palomitas Navideñas

Palomitas Navideñas

> Para los que ya me conocen, saben que para este pequeño Citizen la navidad no es del todo emocionante.
Hace un año, recordarás, me hice acreedor de una serie de calificativos que ni el mismo Santa Claus ha recibido en toda su vida. La anécdota del año pasado partió de que para mí Santa Claus era un viejito rodeado de un montón de niños, que los explotaba laboralmente todo el año y lo más indignante era que no gozaban de prestaciones laborales.

Eso fue suficiente para que se destara la ira (como si realmente me afectara) de simpatizantes y seguidores del seudo "espíritu" navideño. Mi postura es la misma: la Navidad es una fecha más para complicarnos más la vida. Con tráfico, con gastos que bien podrían hacerse en otra época del año. También, agregaría a la lista que con el famoso "espíritu" navideño la gente se siente en la obligación de sentirse gentil y sensible.
Pero bueno. Eso es cada año.

Y, como cada año, esta Navidad logró pasar a la historia de no haber sido por las palomitas (cotufas, rosetas de maíz, pochoclo, pururú, cabritas, y un largo etcétera de nombres en distintos países). Las palomitas este año llegaron a mi casa con un espíritu navideño realmente sorprendente. ¡Llegaron las Palomitas Navideñas!

Resulta que de niño acudíamos la familia a un restaurante donde cada diciembre ponía su árbol navideño, pero las escarchas eran de palomitas. Tiras y tiras de palomitas le daban la vuelta al gran árbol, en aquellos años en que los árboles que se vendían en México eran realmente grandes y bonitos. No como ahora, que los venden muy chaparros y flacos.

Desde entonces, y más según fui creciento y convirtiéndome en un adorable Citizen, tuve las ganas de adornar algo navideño con palomitas de maíz. Después de muchos años que en casa pasamos sin árbol de navidad, el año pasado regresó esa costumbre de ponerlo. Aunque artificial, el ritual regresa cada diciembre: buscar las cajas de adornos navideños, que en el transcurso del año se cambiaron de lugar incontables veces. Una vez localizadas las cajas, de ser necesario, tener que abrir paso en el cuarto bodega de tiliches. Como supondrás, las cajas con todo lo navideño (incluso a veces con el mismísimo espíritu guardado en ellas) están hasta el fondo de la habitación.

Ya encontradas y sacadas las cajas, viene la segunda misión: revisar los adornos. Desechar las esferas o adornos quebrados. Reparar las series de luces (Labor que me entretiene bastante). Empezar a darle forma a todo eso que (dicen) despertará el "espíritu" navideño.

Con el regreso del árbol navideño el año pasado, de nueva cuenta se abrió la oportunidad para traer al mundo las palomitas navideñas. Pero por las prisas decembrinas las palomitas navideñas se me olvidaban.
Pero no amigos. Este año 2010 eso no pasó.

Este año decidí hacer lo que en muchas ocasiones había olvidado, e incluso deseado. Ya por curiosidad de saber cómo se vería mi árbol navideño con escarchas de palomitas o por el mero hecho de recordar el árbol de aquel restaurante de mi infancia, este año no olvidé ese detalle.

Con el árbol puesto desde hace un par de semanas, no quise dejar otra vez al olvido las palomitas navideñas, y una noche compré maíz palomero. Llegué a casa, hice un puñado de granos y después de explotados todos los granos me dispuse a ensartar con aguja e hilo transparente las palomitas.

La tira de unos dos metros alcanzó apenas para zigzaguear un poco al frente del árbol. Se veía "bien". Pero no me terminaba de convencer. Dos días después hice otra ración de palomitas. La medida era exacta. Tal parece que el tamaño de mis manos está para que tome los granos necesarios para dos metros de escarcha. Y de nueva cuenta repetí la operación: enlazar con aguja e hilo las palomitas.

Con ese agregado fue suficiente para que la escarcha de palomitas navideñas no se perdiera entre los focos y esferas navideñas. Alcanzó para trazar unas eses más.

Mi árbol navideño se ve curioso. Original. Y lo mejor: no huele a árbol (es artificial, te recuerdo), sino a palomitas.

Lo mejor: hice realidad ese deseo de ver o tener un árbol navideño con palomitas como adornos. Para muestra una foto de mi árbol.
¡Así sí que vengan más Navidades!

5 comentarios

Gaviota -

Me gusta tu árbol navideño, la guía de palomitas y los gnomos!!! un besito

Citizen -

-> Didi: Sí, de hecho esos enanos por las noches se comen las palomitas.

-> Nestor: No reparé en que llegaran a mosquearse o echar mal olor. Yo supongo que no pasará. Sino ya lo estaré contando acá.

-> Fernando: Bienvenido. Sí, hacer escarchas de ese tipo es divertido en el proceso. ¿Es engorroso? Yo creo que no tanto. ¿Lo volvería a hacer? No se. El siguiente año ya estaré contando.

Un abrazo navideño a todos

Fernando Vera -

Por mi cuenta, las cadenas de palomitas me resultan verdaderamente espantosas. Recuerdo el tedio que me causó cunado hice una cadena la primera vez. Quizá fue mucho más divertido comerlas en el proceso. Al final, las manualidades nunca se me han dado. Me quedo al margen de las interpretaciones sociológicas de la navidad, después de todo, tengo espíritu navideño de monje del siglo XIII y lo disfruto a mi modo. Cada quien con sus cosas y pese a todo, felices y dichosos días decembrinos.

Nestor -

Y despues de unos dias la escarcha no atrae las moscas ? muy gringo el asunto.

Didi -

mmm...no sé cómo decirte esto, pero...hay dos enanos SUBIDOS en tu árbol...será cosa de las palomitas? =)