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Lo que no sabes...

Defender lo perdido

¡Qué difícil es defender lo propio!
La tarde de hoy, mientras saboreaba un café que me lo vendieron a precio de alta calidad, cuando apenas y pintaba el agua, mientras limpiaba mis dedos de una grasa pegajosa de una papa frita, mientras alejaba de mis labios pequeños granos de sal, refinada, procesada, artificial, fuerte de sabor que cala en la lengua, escuchaba algunos retazos de la charla de la pareja que se encontraba a mi lado.
Disputa territorial. Fue lo primero que pensé cuando algunos atisbos de voz llegaron a mis oídos. “De padrinos a tus tíos”, Ella de voz fuerte, rígida, ordena, no se calla, pide que se haga a su gusto. “Prefiero mejor a mi amigo Ignacio. Yo sé que él gana como 40 mil pesos al mes”, Él de voz suave, opuesta a su corpulencia, a la negrura de su barba, al fijador de su cabello.
Él titubea. Duda. Desorientado habla, tomada decisiones, opina, apunta ordenadamente en un papel blanco. Borra. Vuelve a anotar. Suma. Falla. Ella interviene, con esa presencia de mujer harta de la pasividad de su compañero. Frente a sus ojos, que se pasean de un mordisco a un pay, a un sorbo de refresco, repite la operación anotando la multiplicación para dejarle en claro el error.
- Son $250 por silla, si son 10 mesas y 180 invitados, nos sale en…
Y anota, sosteniendo fuerte la pluma, el resultado de esa inversión.
Él asintió. No opinó.
Alguna idea perdida de la plática.
Algún recuerdo del pendiente de días atrás.
- Saca un papel y anota todos los pendientes que tienes… - Ella al borde de la desesperación. Sus ojos iracundos se pierden en su mochila y extrae otro pedazo de papel.

Él justifica su olvido. No lo dice verbalmente. Con su mirada lo expresa todo. La mira a los ojos. Baja la cara y anota el dictado de Ella.
- Sí ya me la sé… Lo de siempre: “Al rato”, “mañana”, “luego”… -repitió Ella como un guión de vida, cansado de repetirlo y de escucharlo.
Carrera contra el tiempo, pienso al verlos de reojo e hilar, rehacer, volver a tejer a mi modo, a mi gusto, esa charla.
Siguieron con los números, con los invitados.
Cada quien defendía su familia, su territorio, su ego… batalla campal donde con el número de invitados se quiere demostrar a la pareja el apoyo, el poderío, el territorio que ocupará en la fiesta social. En la vida futura.

-         ¡Ellos no pueden ser padrinos! – arrojó ella con voz aún más firme, decidida, su mano en la frente como tratando de detener las ideas, los insultos, la desesperación en su mente, conocedora del tema, informada e impaciente por que ese día, esa fecha, ese evento ya termine…

Él marca desde su teléfono celular. Habla, explica, pregunta. Duda. Sigue dudando. Se arrepiente y recula. Le dará gusto con su respuesta…

-         ¡Ahí está! Los padrinos tienen que estar casados o en caso contrario ser familiares entre sí… En ese caso tu tía Eva y tu tío Ángel… -Ella propone, afirma, decide. No quiere escuchar una negativa. Quiere verlo anotando la orden, con esa decisión artificial infundida por la desesperación de Ella.

- Bien… ¿Padrinos de lazo? – Él compensa el enojo contenido de Ella al salir de sus labios las palabras que por única ocasión en la charla extrajeron una afirmación…
Y desfilan nombres, referencias, historias, noes, síes, su mano en el cabello, su mirada en el vaso de unicel con café, esculca su mochila, busca, no encuentra, sigue buscando y sigue ordenando.
Él y Ella.
A algunos días o meses de la boda están defendiendo lo propio.
Sus egos. Sus apellidos. Sus nombres.
Él mantener el puesto de hombre de la casa, de macho, de salvador de Ella, de guerrero, de ir hacia delante, del sexo fuerte, del que desconoce cómo se hace una boda, al que no le importa, le da igual, se deja llevar y obedece.
Ella su territorio, el emocional, el financiero, el de “Soy esposa de…”, el de necesito, lo quiero, te quiero, anota, se enoja, lo maldice en su mente, y frente a su cara lo ve como a un mal negociador.
¿Realmente tan complicado es organizar una boda? ¿Hacer lista de invitados?
A los que más se quieren, a los que no le caen bien a Ella, a las que Él en sus sueños frecuenta, enamora, conquista, a los que no quieren que vayan pero estarán… ¿es tan complicado?
Esa eterna historia, crónica, esbozo de alcanzar la cúspide de la vida, amorosa, social, contraer matrimonio, es que es muy lindo, es que es muy atenta, historia que se teje, se rompe, se corrompe, se acepta para no seguir con el conflicto, para llegar entusiasmados al día de la boda, el día, ese día, el día de ella es mi tía Lore ¿te acuerdas?, donde todos hablan en voz baja, cuchichean, critican cómo se ve Él con smoking, le queda grande el saco mira, ella se ve bien pero ese corte no le queda, se ve gorda, se ve más grande que él… La boda.
Así como empezó todo así acabó.
Empezaron defendiendo lo propio, atacando lo ajeno. Tachando. Borrando. Enmendando. Volviendo a anotar. Haciendo las cuentas, las de los invitados, las del dinero, las de las amigas y los y las tías…
Y acabarán, tal vez, tachando, maldiciendo, atacando lo ajeno, rehaciendo las cuentas, los me debes, las emocionales, las malditas horas Ella sola, Él pensando, soñando, recordando, como aquel día con un trozo de pay en una mano, mirando cómo Ella apresuraba la organización de la boda y pensaba, recordaba, deseaba a las amigas de Ella. O a otras.
Porque realmente, su actitud, su mente, su otro yo, su intuición, le dijeron, le gritaron pero desoyó los gritos con su actitud, Él en el fondo, en lo evidente, no quería la boda.
No defendió lo propio.

4 comentarios

Manijehl -

Me estresé solo de leerlo!

livi5 -

La única palabra que se me viene a la mente con tu historia empieza con D...jeje

Las mujeres somos terribles cuando organizamos bodas, nos convertimos en bridezillas (a falta de una mejor palabra en español) queremos perfección, queremos nuestro cuento de hadas que terminamos convirtiendo en una pesadilla para nosotras mismas y para el novio.

Por eso a alguien se le ocurrió esto de las organizadoras de boda...eeeehhh gracias a Dios por ellas porque si no yo tb hubiera sido una de esas novias locas, jajaja

Un besote citizen!

Superhero !! -

Yyo ayyo!!
.
Esos eventos sociales desgastan el cuerpo, agotan la paciencia y le dan en toodita la ma%#&$ a cualquier presupuesto.
Y lo sabemos, estamos consientes pero aún asi ahi vamos tal cual vaca que va al matadero...
.
Pero a ver, quién se atreve a decir NO? Uyyy, las consecuencias podrían ser peores aún...

DonGalleto -

Como dijo mi tia: "Yo por eso no me caso"