Blogia
Lo que no sabes...

Recortes de mi diario de vida...

Recorte... II

Recorte... II

Son mi delirio.
Por un buen tiempo, en mi infancia, y sobre todo durante nuestros viajes a los Estados Unidos, no podía ver mi día sin uno (o dos, o tres, etcétera) paquetes de éstas delicias: mini donas. Pero eso: Mini, pequeñas, sino no.
Hace algunas semanas, Lester desató mi locura de nueva cuenta por éstas bombas en grasas, cuando al tener guardadas en una bolsa de papel una órden de donitas mi olfato las detectó y en un santiamén desaparecieron.
Regresaron a mi vida.
Un recorte de mi diario de vida bastante irresistible.
Donitas, donitas, ¿cuántos gramos de sobrepeso me dieron en mi infancia? No lo sé, y la verdad, no me interesa.
Sabores y olores que nos regresan en un tronar de dedos a momentos, días, años específicos y echan a andar nuestro cerebro para darle un sentimiento.
Un recuerdo... suculento.

Recorte...

Recorte...

Decidí hacer un recorte de mi vida y mostrarte (compartirte), ese pequeño pedazo de mí.
La imagen de arriba, un oso de peluche, me acompañó y me ha acompañado por más de 25 años. Fue confeccionado por mi Santa, Casta y Pura Madre. Hoy lo toco, lo agarro y su textura y su expresión me remontan -nos remontan- a algún año de mi infancia.
Aquí queda, pues, una pieza del gran rompecabezas de objetos que le han dado sentido -y sentimiento- a mi vida, y que me llena de nostalgia.
Sí, aunque uno no quiera, regresa, rememora, toca y vive ese pedazo de vida.
Objetos de vida, al fin.