¡Qué bonita es la justicia!
Los héroes siempre llaman a la admiración y entrega.
Se claman dioses y reconocimientos para ellos.
Los héroes de guerra ensalzan el espíritu. Atraen vítores y aplausos.
Esa labor difícil, ardua, constante que implica luchar contra el peor lado del ser humano, es digno de reconocerse.
Estados Unidos es un país lleno de héroes. Reales o ficticios, miles de hombres y mujeres luchan por hacer aquel país la capital de los derechos humanos.
Que si por los migrantes, que si por los negros, que si por las minorías tales o cuales, un ejército de personas día a día alzan el grito de "Hacemos lo mejor por nuestro país".
Y es que ¡Qué Bonita es la justicia!
Claro, mediáticamente hablando la justicia es maravillosa. Mostrar ante las cámaras de tv y los micrófonos de radio cuan defensores son los defensores de los derechos humanos, es tan o más emotivo que escuchar cantar al coro de ángeles celestiales.
Pero, ah caray, olvidamos que la justicia la hace el hombre. Aquel ser pensante que ante sus múltiples frustraciones e inseguridades comete muchos errores.
Cicerón, político y pensador romano, se involucró en guerras. Una de muchas participó como asesor de Pompeyo en su guerra civil contra César. Larga y abundante fue su experiencia en el frente de batalla y en el político. Por ello es que con conocimiento de causa dijo
"Las Leyes Guardan Silencio cuando suenan las armas"
Como si se tratara de una frase por demás profética, nuestro justiciero y heróico vecino país del norte nos ha dado muchas pruebas de su talante y fortaleza.
Con orgullo de guerreros (e indiganción de cretinos), en el 2004 condenaron la publicación de una fotografías donde se observan a prisioneros de la cárcel-calabozo de Abu Grahib, siendo vejados por orgullosos militares que luchaban en el frente de batalla contra el enemigo de ese momento: Irak.
Funcionarios de primer nivel de la unión americana aparecieron consternados ante la tv y se envolvían en galimatías una y otra vez.
Bush. Rumsfeld. Congresistas... Todos tuvieron voz.
Pero la justicia (ese artilugio que a muchos incomoda) tiene muchas aristas que confunden e hipnotizan a más de uno.
Dio gusto ver el compromiso y humanidad de los gringos. ¡Hasta lágrimas de gratitud me salen de mis ojos!
Detrás de la mirilla está la vida de un hombre que a tres años de ese acontecimiento narra los horrores de su "heroísmo".
Él es Joe Darby. Hombre de poco más de 35 años de edad que fue quien filtró esas fotografías a la prensa.
Cuando lo hizo se encontraba en el frente de batalla en la unidad 372 de la policía Militar encargada de la prisión Abu Grahib.
Todo comenzó cuando su colega Charles Graner le entregó un cd con varias fotografías.
Después, cuando Darby comenzó a ver las imágenes no creyó lo que estaba viendo. Frente a él pasaron las imágenes que ya todos reconocermos: un hombre tirado en el suelo con una correa de perro, mientras una oficial (luego se sabría que se trataba de la soldado raso Lynndie England, actualmente en juicio militar) sostiene la correa y lo mira. Un hombre desnudo con una capucha negra cubriéndole el rostro, de pie sobre un cajón de madera... se informó que ese hombre estaba siendo castigado y consistía en que si se movía recibiría una descarga eléctrica. Una pirámide de hombres -iraquíes- desnudos, con capuchas en la cabeza...
La galería del horror no se detuvo frente a los ojos de Darby.
Darby, en una reciente entrevista a la BBC, comenta al respecto: "Me reí cuando vi la primera foto -porque es una pirámide de gente desnuda- no sabía que se trataba de prisioneros iraquíes", dice. "Porque he visto soldados haciendo cosas realmente estúpidas. Pero a medida que las fui viendo, me fui dando cuenta de qué se trataba".
Estaba convencido de que lo que estaba viendo no era del todo correcto.
Durante tres semanas pensó qué hacer con ese cd que contenía imágenes sacadas de una mente criminal.
Y se decidió: entregaría el material para hacerlo público.
Lo elogiaron.
Le felicitaron y prometieron (con esa promesa de los justicieros y honradez de charlatanes) anonimato. Nadie, ni en EUA ni en el mundo se enteraría cómo o quién se hizo de esas fotos que demostraban la realidad (dolorosa y dura, como suele ser) de un campo de guerra.
Temía por su vida. Temía de los que le rodeaban, de sus compañeros de campamento, pero también de los propios iraquíes. Estaba indefenso aun en su cuarto de dormir.
Todo se vino abajo cuando cierto día, en un desayuno con el secretario de defensa Donald Rumsfeld y cientos de compañeros, el telón se cayó.
"(...) Donald Rumsfeld apareció en televisión dándole las gracias a Joe Darby, por haber entregado las fotografías. "No creo que haya sido un accidente porque esas cosas siempre se hacen con un libreto", dice Darby."
Al regresar a casa, Darby se encontró con que ese "agradecimiento" del SECRETARIO DE DEFENSA NORTEAMERICANO (con letras grandes porque es un gran hombre) había puesto en jaque su vida y la de su familia. Comenzaron, así, las descalificaciones y agresiones. Gritos. Insultos. Grafittis en la pared de su casa.
"Traidor", le gritan. El pueblo donde vive le tomó rencor. "Hay quienes no ven el tema como lo que está bien y lo que está mal. Su punto de vista es que yo puse en la cárcel a soldados estadounidenses por encima de iraquíes", confiesa el soldado.
Le proporcionaron protección armada, además de haber sido sacado de Irak. Junto con su espora, Darby tuvo que mudarse a otra ciudad. Tratar en la medida de lo posible por camibiar sus identidades.
Olvidar el acto "heróico" que lo estaba metiendo en la antesala del infierno.
¿Su principal temor? Charles Graner. Darby ha sido testigo en los juicios que se les lleva a los militares implicados en este caso. "Graner tenía una mirada fría como el hielo cargada de odio durante todo el tiempo. No quitó sus ojos de mí ni un solo minuto mientras estuvo sentado allí. Pienso que es un rencor que mantendrá vivo hasta el día que salga de la cárcel".
Darby, hombre regordete, de cara redonda y blanca, reconforta con sus palabras. No se considera un traidor.
"Sólo un soldado que hizo su trabajo. Ni más ni menos".
Y concluye: "Nunca me he arrepentido ni un sólo segundo de lo que hice cuando estaba en Irak, de haber entregado esas fotos", dice Darby.
Porque eso sí, qué más puede pedir este hombre: seguramente le pondrá en el futuro una rotonda a la justicia.
Esa misma que enaltece y que lo está llevando a su fin.
7 comentarios
Azul -
Bikos.
Carlos -
Saludos Citizen.
Demry -
Pero te deseo un buen fin de semana...ah y ya fuiste a la super fiesta de Angie (Green Life)??estamos al borde de la borrachera..jejejejeje
Abrazos
Demry.-
celiux -
Gaviota -
angie -
besos y feliz finde mi adorado Citizen!
Maclovia -
La hipocresía americana es enorme, viven en una eterna contradicción.
Besos.
Ya conteste todas tus preguntas.