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Lo que no sabes...

Soneto

Arthur Rimbaud fue uno de esos jovencísimos talentos de mediados del Siglo XIX.
Dio de qué hablar tanto por su precoz talento, como por el affaire con el poeta y escritor Paul Verlaine.
Pero tal vez lo que más sorprende es que la producción literaria de Rimbaud fue de tan solo unos cinco años, según sus biógrafos sus textos los elaboró entre los 16 y 20 años de edad.
Que fumaba hachís.
Que tomaba alcohol a sus cortos años.
Que tocó las esquinas de todos los excesos.
Que fue la perdición para Verlaine, tanto así que en un arranque de ira y celos éste disparó al pecho de Rimbaud, lo que le costó ir a la cárcel.
Que, casi al final de sus años de vida (murió a los 37 años) trabajó como tratante de esclavos.
El enfant terrible, burqués y que describiría en una carta su credo como literato: "El poeta se hace vidente mediante un largo, inmenso y sistemático desarreglo de todos los sentidos, todas las formas del amor, del sufrimiento, de la locura; busca en sí mismo, agota en sí mismo, todos los venenos para guardar de ellos sólo las esencias. Inefable tortura que necesita toda la fe, toda la fuerza sobrehumana en que se transforma, entre todos en el gran enfermo, le gran criminal, el gran maldito..."
Rimbaud dejó camino para la literatura más oscura, delirante y única de su época. Antes y después de él nada fue igual...

Soneto de las Vocales.
Libro: Iluminaciones.
Autor: Arthur Rimbaud.

"A negra, E blanca, I roja, U verde, O azul: vocales,

algún día diré vuestro origen secreto;

A, negro corsé velludo de moscas relucientes

que se agitan en torno de fetideces crueles,

golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,

lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas;

I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos

en cóleras terribles o embriagueces sensuales;

U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,

paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas

que la alquimia imprimió en las frentes profundas;

O supremo clarín de estridencias extrañas,

silencio atravesado de Angeles y de Mundos;

O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos!"

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