Blogia
Lo que no sabes...

Lo que seguramente no tengo (II)

> Ayer escribí en este espacio algunas de las fobias que, si bien no están totalmente definidas, al menos sí comienzan a esbozarse en mi esquema mental y sicológico. Pero también, quedan totalmente decartadas muchas otras.
Ayer me quedé en que no tengo Itifalofobia. Y que en caso de que comenzaran a presentarse algunos rasgos de esa fobia lo publicaría en calidad de urgente e iniciaría con ese post una nueva (¡novísima!) etapa de mi vida.
Pero continuemos con ese breve diccionario de fobias, que a final de cuentas se está convirtiendo en un estudio demasiado amateur de mi perfil sicológico.

Asia es una de aquellas regiones del mundo que me generan más dudas e inquietudes que certezas. Sus tradiciones, sus culturas, sus hábitos, todo eso que los convierte en un referente internacional en más de un rubro hace que no considere yo que tenga Japanofobia (1).
La fortuna que tengo de tener complexión delgada y mantener un estado de salud bastante bueno es que me permite moverme con libertad. Hasta ahora flexiono libremente mis rodillas, me alzo para alcanzar cosas y objetos que estén sobre mi cabeza. Y constantemente, porque mi habitación requiere urgentemente aseo, alejo de mi cabeza toda posiblidad de padecer Kifofobia (2). Precisamente porque tengo que estar alzando objetos tirados de mi habitación, es que también tengo que estar tomando objetos varios de todos lados. Tomar algunos vasos de mi buró que me queda a mi lado izquierdo. Una y otra vez, mecánicamente, hago ese tipo de movimientos porque, hay que aclararlo, cuando escribo en lap top mi buró me queda de ese lado. Por lo tanto dudo profundamente que sea un Levofobo (3).
Cuando escribo tengo que estar atento a la forma en que lo hago. Cuidar la ortografía (aunque reconozco que se me han ido un par de liebres) es un punto sobre el que pongo especial atención. Dentro de ese disfrute de escribir entran muchos temas. He desarrollado afición por diversos estilos y formas de contar historias. Desafortunadamente, desde hace muchos años, pareciera que en  mi vida está presente la Metrofobia (4). Nomás, ni en mis años universitarios, pude entrarle a este tema. Digamos que lo mantengo al margen.
Al escribir historias, sobre todo si son ficticias, yo pienso que hay que poner especial atención a los nombres de los personajes. No es lo mismo que un personaje de llame "José" y sea un debilucho e inseguro, a que alguien se llame "Jerónimo" y sea un matón. Pienso que la fonética del nombre del personaje remite cierta idea u imagen de su sicología como personaje. Constantemente me gusta jugar con los nombres. Pensar en cómo sería mi vida si me llamara de otra forma, es una empresa divertida. Por lo tanto duermo tranquilo porque Nomatofobia (5) no tengo.
También, cuando de pensar en personajes se trata, es bastante entretenido ver a personas en la calle e imaginar cómo se desenvolverían en un cuento. Cómo hablaría, qué filias o fobias tendría. Volar la imaginación y tejer historias y fantasías. Fantasear con la fisonomía del personaje: muy alto y con brazos pequeños; gordo y con voz tipluda; cara regordeta y un tartamudo confeso. Aunque una parte en la que nunca pienso y ni siquiera me pasa por la mente es aquel pequeño orificio que tenemos a la altura del abdomen. Y no es que lo odie. Hasta eso, es una parte del cuerpo humano que me parece curiosa y al cabo de los años hasta innecesaria. Pero de ahí a tener Omfalofobia (6) es una barbaridad.
No lo he comentado pero antes era una persona que fácilmente se reía. Sobre todo por la vía de las cosquillas. Que me tocaran con tal intensión me resultaba hilarante y prácticamente incontrolable. Ahora estoy por pensar que las cosquillas decidieron mudarse de persona por lo aburrido que empecé a hacerme. Lo que sí me sigue resultando curioso es hacer cosquillas en la nariz. Esa sensación de cosquillero que viaja a lo largo de la nariz y cómo se desvanece es única. Por supuesto que no es mi afición. Tampoco molesto a las personas con ese tipo de bromas, por así decirlo. Pero si surge la oportunidad de hacerlo no la dejo pasar. La mejor forma de hacer cosquillas en la nariz es con un objeto suave, ligero de peso. Un cabello, si hay mucha confianza con la persona. Y si la oportunidad lo brinda con una pequela pluma de ave. Claro, si es que no tienes Pternofobia (7), porque al menos yo no. 
La risa, dice la ciencia, es muy buena para evitar el envejecimiento. Por otra parte, si no hay mucha risa en la vida, pues la misma ciencia nos ofrece medios externos e invasivos para reducir el impacto de las marcas de los años por nuestra piel. En este especto estoy por pensar que hay muchas personas que tienen Ritifobia (8). Y yo, hasta este día, estoy libre de ese pecado. Una práctica que desde hace muchos años atrás comencé a hacer es la de caminar cuanto sea posible. Algunos médicos dicen que es muy bueno para la salud porque es un deporte de bajo impacto pero que fortalece los no sé qué del organismo. Aquí está demás decir que la Stasibasifobia (9) es la gran ausente de mi vida y qué bueno sino no sabría qué hacer.
La tecnología brinda muchas otras opciones -un tanto pasivas pero que dicen que muy efectivas- de mantener una buena salud y condición física. Yo he visto muchos aparatos de "ejercicio" que es evidente que a las personas les están viendo la cara de platos, porque esos supuestos aparatos de ejercicio prometen un super cuerpo moviendo nada más los brazos. Por demás ilógico. Pero tienen éxito y las personas las compran. Aunado a la vida sedentaria que nos ha dado hasta cierto punto la proximidad de la tecnología, es común ver que pasemos horas senados haciendo... nada. Pero también hay personas que no les parece que estemos frente a una consola de juegos o una lap y se declaran Tecnófobos (10). Yo, en mi mundo, soy un adorador de la tecnología.
Cuando estoy sentado frente a la lap top, con la ventana que da a la calle detrás de mí, trato en la medida de lo posible veo hacia afuera. Tal vez el temor a que pase algo y no me entere (¿chismoso yo?). Y en esas veces que me asomo a la ventana volteo para todos lados. Convencido: Uranófobo (11) no soy.
Como dicen que siempre hay alguien mirándonos, soy muy cuidadoso de no asomarme a la ventana en paños menores. De lo contrario la Vestifobia (12) estaría haciendo señales de aparición. Pero no es mi caso.
Por las noches también me asomo a la calle. Me gusta verla vacía, sin gente. Con ese aire fresco, un tanto melancólico que sopla entrada la noche. He visto gente deambulando, caminar aparentemente con un destino fijo. Y no quiero pensar que anden haciendo daño al prójimo. Porque soy cuidadoso, pero no creo entrar en el concepto de Wiccafobia (13), ultimadamente cada quien sabe en qué enjuagues esté metido.
He leído que las noches son muy diferentes en varias partes del mundo. En climas muy fríos hay luz solar apenas unas 4 horas en el día, para el resto tener una oscuridad parcial o densos nublados. Uno de los hábitats que me llaman la atención es uno que tiene climas extremos en el día y en la noche por igual. Dicen que aquel que no lo conozca que no se aventure en su inmensidad. Tener cuidado y experiencia. Pero no azotarse y decir que se tiene Xerofobia (14). Como yo nunca he estado en uno, pues no tengo la seguridad de negarlo o aceptarlo. Pero yo creo que no, porque me gustan mucho las cactáceas.
Y así como me gustan las cactáceas y los desiertos, me gustan muchos los animales. Mis gustos están medio disparados. Lo mismo me gusta un perro, un gato, que los cocodrilos o los felinos. He tocado a muchos animales en mi vida. Serpientes, caballos, gallos, conejos, pollos, aves... en conclusión no tengo Zoofobia (15).

Y este cuento se acaboooo....

1.- Miedo a los japoneses.
2.- Miedo a inclinarse.
3.- Miedo a las cosas del lado izquierdo del cuerpo.
4.- Miedo u odio a la poesía.
5.- Miedo a los nombres.
6.- Miedo al ombligo.
7.- Miedo a las plumas, al cosquilleo con plumas.
8.- Miedo a las arrugas.
9.- Miedo a estar parado.
10.- Miedo a los adelantos tecnológicos.
11.- Miedo al cielo
12.- Miedo a vestirse
13.- Miedo a las brujas o a la brujería.
14.- Miedo a los lugares secos, especialmente desiertos.
15.- Miedo a los animales.

Pd.- HOY ES DÍA DEL LIBRO

1 comentario

Superhero!! -

Tssss...
.
Bueno, pues parece que yo tampoco tengo ninguna de esas fobias. Chido.
.
Ahhh, pero conozco a una cuata muy simpatica que tiene una fobia muy peculiar.
Esta cuata le tiene una fobia, un miedo desmesurado a... Las botargas.
.
A mi me causa un ataque de risa pero para ella es un caso muy serio toparse con la botarga de Dr. Simi o de Barney y se convierte en un caso extremo cuando la botarga se le acerca a saludarla.
Extraño caso ¿verdad?