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Lo que no sabes...

24 horas on-line

> Noviembre termina con muy buenas experiencias.
Por un aparte, un mes de mucho trabajo. El nuevo régimen de vida que llevé por tres meses (levantarme temprano, "como Dios manda" dirían, para ir a trabajar, "como debe de ser" aseguran) termina este lunes 30.
Y la forma menos esperada de finalizar el ciclo laboral y el mes fue estar 24 horas on-line...
Desde hace unas tres semanas, mi gran amigovecino "A" me comentó de la súper fiesta que haría con motivo de sus 30 años. Lo anoté en mi mente, que digamos tiene una fiabilidad del 98%. Lo preocupante es cuando el 2% restante me traiciona.
Yo tenía la idea de que sería "por éstos días". Y la idea, más distorcionada, me indicaba que la fiesta se llevaría a cabo el sábado 28. El viernes, al salir de mi oficina, decidí ir a una reconocida plaza comercial del norte del D.F. a jugar maquinitas a "Moy", un negocio donde a través de una "llave" cargas coins y con esas coins juegas una limitada variedad de juegos poco actualizados. El único juego que me lleva ahí es uno donde hay que luchar a balazos y bombazos por doquier, contra un comando enviado de sabrá qué país, y que lo mismo te avienta cuchillos que salen al vuelo en grandes aviones. El jueguito se pone interesante porque los escenarios van cambiando, y lo mismo se pelea en un buque con contenedores de petróleo, que en un búnker o un río.
El juegito es bastante entretenido. No quiero entrar en detalles de los gráficos y esas cosas porque no tengo mucha cabeza para eso. Una parte importante del desarrollo del jueguito lo tiene el pedal con el que se hacen algunos movimientos del personaje. El mentado pedal es tan cansado como hacer 15 minutos de spinning.
Después de un rato, al salir de "Moy" con ambas piernas adoloridas de estar activando el pedal, tenía antojo-hambre. Y como buena plaza comercial que se precie no puede faltar un McDonals. Su menú, cada vez más reducido, saca de apuros cuando de antojo se trata.

LAS MISMA PREGUNTA DOS VECES...

Derepente llega un mensaje de "A", haciéndome una pregunta que yo estaba más que seguro que de antemano la sabe. Le respondí, breve. Pero me quedó la duda de porqué me estaba preguntando de un tema que yo sé que él sabe a la perfección. No le di mayor importancia, porque mi mente y mis ojos estaban concentrados en la hamburguesa y papas fritas del momento.
A los pocos minutos me llega el mismo mensaje de "A". En ese momento no pude evitar pensar un "Bueno, ¿y este güey qué trae?", y le marqué inmediatamente.
La llamada, breve, concluyó con un "Pero si vas a venir a mi fiesta, ¿verdad?". Citi, comprometido con la causa siempre noble y bien intencionada de mis parranderos amigos, no se negó. "Claro, es mañana, ¿no?", le respondí. "A" no se azotó y dijo, bajo, sin tratar de ofender, "No... Es hoy". No huí. Le pedí unos minutos para terminar de comer mi antojo-comida.
Más de una hora después estaba caminando sobre la empinada avenida que lleva al saloncito donde hizo su reunión. Maldiciendo mi mala condición física de ese momento, y pidiendo tiempo para retomar el aliento, "A" y yo nos saludamos como esos grandes amigos, cómplices, que se conocen de tiempo atrás y han cultivado un gran afecto. Para entonces, yo ya tenía más de 19 horas despierto.
Y desfilaron las botellas de alcohol, la música, las risas, los nuevos amigos, los conocidos, los ""A" nos presentó hace mucho, ¿te llamas Citi?".
Después llegó la comida.
Una dotación de mil (sí, mil) tacos de canasta. De a poco a poco la canasta se fue vaciando.
El momento cumbre, pasadas las dos de la mañana, fue cuando "A" bailó, como buen cumpleañero, el vals. Claro, momento romántico mágico musical. Creo que no he dicho que la principal característica de "A" es que pesa más de 100 kgs. Así que "A" dio el toque de la noche. Y vinieron los minutos de ranchero. De cumbia. De pop. Y el momento rockero.
Para esas horas, quién sabe porqué, las copas se hacen eternas. Por más que uno le toma al vaso no baja el nivel de la bebida.
Al final, "A", "C" y Citi sobrevivimos a la noche. Todos se fueron a horas decentes porque hoy trabajaron varios, o porque iban en pareja o con los pequeños hijos y ya tenían que ir a dormir.
Y en medio de las colillas de cigarro, el olor a alcohol y comida, y claro, el olor de más de 50 personas, tuvimos que poner en orden en lo posible el pequeño salón que rentó "A". Levantar la basura, doblar las sillas y plegar las mesas.
Mientras "A" trastabillaba los pasos camino al coche, "C" y yo reíamos de los esfuerzos de nuestro amigo para subir la colina. El regreso a casa fue rápido.
Nos despedimos. Nos deseamos descanso y cuidado camino a nuestros destinos. Nos agradecimos.
Con 23 horas y media on-line, despierto, estaba llegando a casa. Para cumplir 24 horas despierto, e intentar recobrar sueño en un fin de semana que se fue como agua.

Pd.- Por cierto, quedaron como 500 tacos de canasta... "A" sobre estimó el apetito de sus invitados...

3 comentarios

Citizen -

Lester: Pero digamos que fue una forma muy fervorosa de despertar mis primeras 4 horas de sueño...
Reni: Uy reni, si no conoces mi fasceta fiestera no conoces ni el 1% de mí... jajaja... pero la ocasión lo ameritó :-D

Gaviota -

No conocía tu fase fiestera... y sabía que eras de buen diente, pero no tanto!!!! Lo bailado ni quién te lo quite :) Besos

Lester :+ -

Con razón la vocesita cavernosa y truculenta de las 10 de la "madrugada" Ud. disculpe: el santo, la madre y un taxista imbecil lo imponían. jejeje

Salúuuuuud!!! y Un abrazote a "A"