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Lo que no sabes...

Entre ingenieros te veas

> Mi recientemente renovada faceta de fiestero se está tornando interesante.
Primero, porque con ella retomo esa parte (grande, por cierto) que me caracterizaba: la fiesta, el relajo, la pérdida de la progenitora.
Hace ocho días, lo comenté aquí mismo, tuve una fiesta un tanto inesperada. Con ella me topé con un enigma personal: el tema de las fiestas austeras (o sea de casa). Si bien la fiesta no fue en una casa sino en un pequeño salón de fiestas, y rodeado de decenas de personas que en mi vida había visto, el ambiente se puso muy bueno. La música no era de mi favorita, pero el grupillo tocaba con sentimiento y bien. La bebida, siempre bien recibida, no tuvo parangón. Ahora entiendo a Platón, cuando dijo que "El vino es un remedio para el mal humor de la vejez".
¡En esa fiestecita a qué bien me la pasé!
De esa también salió la convocatoria para una pequeña reunión para este fin de semana que recién pasó. El festejado, "C", digamos que es un chico bastante tranquilo. De esos que no se imagina uno una pizca de maldad en sus venas, y menos un ataque de furia desenfrenada. Aunque claro, como entre amigos siempre salen a relucir las verdades, el hombre no es un santo. Pero digamos que da muy bien la apariencia. Conocido era, pues, que la reunión de este sábado no pasaría a la historia por los excesos, ni por el alcohol a chorros, ni menos por la desvelada.
Hasta aquí la historia es un tanto sabida.
La parte que me está empezando a preocupar es que ambas fiestas han sido fiestas casi casi temáticas: fiestas de ingenieros / arquitectos. ¿El motivo? ¿Algún clob social al que entré no supe cómo? Para nada. Casi todo el círculo de amigos de "A", de quien hablé hace ocho días, y por quien me amaneció y bebí (bebimos) todos con singular alegría, son de cuando "A" estudiaba ingeniería. De ahí se han derivado los que se han ido a la arquitectura o por la ingeniería civil, o alguna otra de las ingenierías químicas o farmacobiólogas y no sé qué tanto más.
En la reunión de ayer predominaron los ingenieros biólogos, uno que otro dedicado a la arquitectura. Y el resto, pues no lo sé, pero hablaban muy bien el idioma de aquellos. Y aquí viene mi preocupación: me entiendo bastante bien con ellos. A pesar de que hablan de personas que no conozco, sus chistes, comentarios, historias las entiendo muy bien y en ningún momento me siento ajeno al ambiente. Participo alegremente de las historias, comparto los chistes, me uno a los decires del destino de Sutano o Fulano, a los bodorrios de Perengana con Mengano...
Incluso el grupo en cuestión se ha sentido tan gratamente acompañado de mi persona, del Citizen, que comienzan a invitarme a sus parrandas, reuniones y jolgorios. Para el año entrante, advertido estoy, ya hay en agenda un par de fiestas que pintan para ir solicitando una excomunión o bendición por pecados de sangre por adelantado.
Y claro, apuntado estoy y más que listo.
No sé qué digan los mitos urbanos al respecto, pero, ¿sabes alguna referencia, comentario o advertencia de cuando "Entre ingenieros te veas"?
¡Mientras, que viva la fiesta!

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