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Buscar para no encontrar (o cómo sembrar ilusiones y mitos que a final de cuentas terminan esfumándose en el inconciente colectivo)

Buscar para no encontrar (o cómo sembrar ilusiones y mitos que a final de cuentas terminan esfumándose en el inconciente colectivo)

> Definitivamente hay cosas en la vida que ni para qué decir.
Sumada a la lista de mentiras y farsas, como la Navideña, Santa Clós y Los Reyes Magos y acompañantes, hay un dato más curioso que mítico que sigue despertando curiosidad. Como la mía.
La famosa existencia/no-existencia de los tréboles de cuatro hojas.
A la larga lista de duendes, hagas, magos, y claro el amor, el inventario de cosas que realmente no existen se engrosa cada día.
Mi curiosidad es mayor que la de Einstein, a final de cuentas lo único que nos une es un gran intelecto, así que armado con mi filosa duda me lancé al mundo virtual a investigar la existencia de los tréboles de cuatro hojas.
Así como explicarle a un niño de dónde vienen los bebés -obvio no dar como referencia la cigüeña ni algún download de la internet-, que se convierte en un asunto que levanta bochornos y sobresaltos, los tréboles de cuatro hojas se han insertado en el inconciente colectivo como una realidad absoluta.
En mi recorrido por la web hay de todo. Desde los clásicos destornillados que dice tener uno en casa (como aquellos que dicen que tienen ángeles en sus casas), hasta los que, haciendo uso de ciertos conocimientos botánicos y científicos, se apresuran a apuntar que los tréboles de cuatro hojas no existen como tal, "si no que son una variante..." hasta ahora desconocida, tal vez proveniente del cretácico, que tiene sus orígenes segundos antes del Big Bang y el meteorito que acabó con la vida de animales.
Luego, algunos más vivos, alimentando el mito, dicen vender semillas para que se den tréboles de cuatro hojas y así llegue la abundancia a tu vida, así como llegó a la de éstos empresarios aprovechando, claro, un morbo no saciado.
La verdad, ya dejando de lado la loquera, los tréboles de cuatro hojas sí existen. De hecho en el 2006 el Ministerio de Medio Ambiente de España incluyó al trébol de cuatro hojas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría de "en peligro de extinción". Así es, el trébol de cuatro hojas está por desaparecer de la tierra.
En algún tiempo de la historia, por el Siglo XVII, se esparcían tréboles de cuatro hojas por delante de las novias para protegerlas de los espíritus malignos. Otra creencia afirma que si una muchacha en edad casadera (y no pongo edad para que nadie se queda fuera), encuentra un trébol de cuatro hojas el matrimonio vendrá a su vida en poco tiempo.
Algunas estadísticas apuntan a que por cada 10,000 tréboles de tres hojas, hay uno decuatro hojas. O sea ya llevamos la batalla perdida.
Hasta el momento la ciencia no ha podido determinar porqué hay tréboles de cuatro hojas. Se quedan babeando porque no saben si es por algún defecto genético, por el ambiente en que crecen o por un simple capricho inesperado de la naturaleza.
Lo que es cierto, es que los tréboles de cuatro hojas son tan difíciles de hayar como pensar en que los encontraremos de cabeza.

Foto: Trébol de cuatro hojas de cabeza...

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