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Lo que no sabes...

Duermo mejor en horas de oficina

Duermo mejor en horas de oficina

> Antes, hace algunos años, cuando gozaba de más poder y dinero, solía tomarme una de mis dos horas de comida para tomar una siesta.
Era sencillo: me sentaba en mi mullido sillón, reclinable, viendo hacia la ventana, y era suficiente para desaparecerme unos minutos.
Y es que la verdad era envidiable: desde el piso 10 de un conocido edificio de Paseo de la Reforma, mirando por encima -literalmente- a la gran mayoría de las construcciones, no había nada ni nadie -a lo mucho el teléfono, pero con ignorarlo era suficiente- que interrumpiera esos minutos de descanso, en medio del ajetreo y presión cotidiano.
A éstas alturas, me doy cuenta que no estaba incurriendo en ningún pecado mortal, y menos aún, se me podía tachar de "improductivo" (frase con la que en ciertas transnacionales te corren, aún y cuando les saques un montón de trabajo). Lo que seguramente en aquel entonces mi Súper Jefe no sabía (porque era un Súper Jefe en toda la extensión de la palabra), y lo que estoy más que seguro que mis esmirriados jefes de la transnacional en la que trabajé recientemente no saben, es que según un estudio realizado por especialistas del sueño, dormir 20 minutos después de la comida pone más atento y productivo al empleado. "20 minutos de siesta después de almorzar dejan al trabajador en óptimas condiciones para seguir con la demandante rutina cotidiana", dice el artículo publicado en la revista Businessweek en el 2006. Y para que no digan que me estoy inventando el cuento: empresas como Nike y Deloitte ha promovido la costumbre de la siesta en la oficina.
Podría pensarse, con cierta razón, que es un motivo para evadir las responsabilidades y cobrar el sueldo por calentar el asiento. Yo creo que si así fuera, preferiría quedarme en casa, a estar en una oficina rodeado de frustrados. Siempre he pensado que ir a algún lugar a hacerme el despistado es más cansado que quedarme en un lugar más cómodo, como mi casa. Incluso, en mis años de estudiante, nunca me resultaron atractivas las idas de "pinta". Si quería andar de vago y huevón, mejor lo hacía en casa. Como hasta la fecha.
Pero ya me estoy desviando del tema. Más difícil se pone el tema cuando hay que aguantarse las ganas de dormirse en la oficina. Muchas veces la oficina es el lugar más tedioso del planeta y de nuestra existencia. Las mismas charlas, los mismos problemas, a diario. Eso aburre. Como mi compañera Mari, de la transnacional, que se la pasaba hablando de los problemas entre su esposo/no esposo, y de cómo cada día crecía el costal del rencor y odio entre ellos. Nada excitante. No había intriga como tal. Una historia predecible, la de ellos.
Hasta que hay un momento en que uno piensa: "Bueno, y ¿porqué está gente no hace otra cosa para cambiar su plática?". Pero me encuentro con que el 39 por ciento de encuestados en línea, dijo que no se había quedado dormido en el trabajo pero que tuvo que hacer un esfuerzo para mantenerse despierto. O sea: haciendo bizcos frente al monitor, o pararse a hacer algo de plática tonta y simple con los del otro lado del piso.
Generalmente no pasa nada cuando uno echa una cabeceadita en la oficina. A final de cuentas, la siesta es algo natural en al ser humano.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando un servidor público es capturado en el momento que duerme en horas laborales? En México no pasa mucho. Mejor dicho, no pasa nada. Pero el señor de la foto, que bien podría ser el tierno abuelito de cualquiera de nosotros, es un trabajador del sistema de transporte de Toronto, Toronto Transit Commission (TTC). Tuvo el mal tino de dormirse en horas laborales y, peor aún, ser capturado por un usuario. El lavadero no termina ahí. El usuario @OGLE_Toronto publicó la foto en Twitter, y de ahí se adelantó el apocalipsis. Días atrás del paparazzo, la TTC hizo un ajuste a las tarifas del transporte, situación que incomodó a los usuarios.
Con la situación del abuelito dormilón las quejas por el coste y servicio del transporte se dejaron venir como cascada. También, el servicio y la atención se pusieron en duda.
Mal hecho.
Seguramente el usuario que tomó la foto y la publicó, así como los quejosos no saben lo saludable que es tomar una siesta en horas de trabajo.
Sino, que le pregunten al abuelito dormilón, que por algo ha llegado a esa edad.

1 comentario

lester -

Que buen post. Me gustó reteharto. De hecho, en algunas empresas lúdicas (que todas deberían serlo) como Google o Microsoft tambien tienen un área para echar, lo que coloquialmente denominamos... Jeta!
Que buena y sana costumbre, me cae.