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Historias realmente humanas...

Historias realmente humanas...

Cuando las autoridades gubernamentales salen cada año con que en nuestro país estamos viviendo una nueva etapa en la historia cinematográfica nacional, lo primero que pienso es que es el mismo discurso de inicios de la década del 90, momento en que se le dio un refresh (de forma, pero no de fondo) a las producciones que salían a las salas de cine.
Con esos anuncios rimbombantes, se han proyectado cintas que al cabo de la trama sus personajes sufren una cruda moral por sus actos (léase “Sólo con tu pareja” o “Sexo, pudor y lágrimas”); o que bajo el título de “nuevo cine” nos presentan supuestas historias “humanas, con sentido, en las que todos nos identificaremos con algún personaje” (para referencia, ver la última pregunta que le hacen a González Iñárritu en entrevista para la revista Letras Libres)
Luego para darle solidez a esas palabras, importaron talentos de otros ámbitos ajenos al cinematográfico (nombre y apellidos como González Iñárritu, publicista de origen; Gael García, actor y nada más que actor) e incluso la industria cinematográfica nacional se subió al tren del “Ganamos” cuando el director, radicado en EUA y Europa, Guillermo del Toro obtuvo tres Premios Oscar por la cinta “El Laberinto del Fauno” que, trascendería en los medios, el mismo del Toro decidió llevársela a los EUA porque al presentarla a patrocinadores y productores mexicanos todos y cada uno de ellos lo tacharon de “loco”.
Hablar del nuevo cine (que el “nuevo cine” tiene unos 20 años, así que es novísimo) tenemos como referentes cintas que, al contar la trama, nos encontramos con historias tergiversadas, que empiezan por el final y terminan en otro final. Cintas que, sin desdeñar sus talentos, apuestan a lo atrevido y muchas de esas veces quedan en el intento mediocre.
<< ADVERTENCIA: EN EL SIGUIENTE TEXTO PODRÍAN REVELARSE ALGUNOS DETALLES DE LA TRAMA DE LA CINTA. >>

El fin de semana vi una película franco-libanesa. Una historia humana, sencilla en el fondo, pero que denota un gran trabajo en la caracterización de sus personajes. La cinta es “Caramelo”, dirigida por la hermosa mujer Nadine Labaki.
En “Caramelo” encontramos cinco historias de mujeres, que se reúnen en un salón de belleza. Mujeres contemporáneas, que se enamoran, se desilusionan, se enfrentan con sus principales miedos, y se muestran tan sensibles en el mundo musulmán que no dista mucho de otras realidades.
Así, encontramos a Layale (Nadine Labaki), que vive enamorada de un hombre casado, y que a pesar del paso del tiempo él decide poner fin a la relación con Layale, el destino se encarga de poner en el mismo camino a la esposa de aquel y a Layale. Es entonces cuando Layale responde parte de sus dudas: “¿Cómo es ella? ¿A qué huele su piel?”. Posteriormente, Layale nos deja ver hasta dónde es capaz de llegar por su amor al hombre que no le corresponde: buscando festejar el cumpleaños del hombre al que nunca le vemos el rostro, ni sabemos su nombre, se embarca en una aventura por buscar un hotel donde festejarlo. En todos los hoteles a los que acude le piden “el documento”: es decir el papel que compruebe que ella es la esposa legítima y legal del hombre. Por supuesto, su aventura termina en un sucio y cochambroso hotel de paso. Ahí, Layale limpia con dedicación el baño, cambia la cobija, pone un mantel en la maltratada mesa de centro, arregla con flores y globos a la espera de la llegada de ese amor… En la noche, en la soledad de la habitación, con los gemidos de las prostitutas de los cuartos vecinos, les llama a sus cuatro amigas… En la penumbra de la habitación destapan sus temores y frustraciones más profundas: Layale se dice decepcionada. Nisrine confiesa que a pocos días de su boda no es virgen (severamente castigado en el mundo musulmán).
También está Jamale. Mujer entrada en sus cuarenta y tantos años de edad. Precisamente eso es lo que más resiente. Siente que ha perdido terreno frente a las jóvenes y adolescentes, y buscando esa juventud perdida acude a tratamientos faciales, a maquillajes excesivos e incluso a simular que está en su regla. Lucha por seguir vigente en el mundo del modelaje. Soltera y con muchas esperanzas truncas.
Rose, por su parte, mujer de unos ochenta años. Sastre. Vive con el poco trabajo que su hermana mayor Lili le deja hacer. Lili vive enamorada de todos y cada uno de los clientes de Rose. Le tira abajo los clientes, e incluso las citas amorosas… al conseguir una cita con su único cliente asiduo, Rose decide hacerse un cambio de imagen: se pinta el pelo, se hace un buen corte de pelo. Alistándose para la cita, con lindo vestido y un discreto maquillaje opta por dejar todo atrás y atrincherada en su habitación se despoja de todo, se desmaquilla y se resigna a seguir trabajando y cuidando a su hermana mayor.
“Caramelo” es una cinta que llega a lo hondo de las emociones. Se nos mete en el corazón y exhibe que las emociones para todos los seres humanos, sea de la religión o nacionalidad que sean son las mismas. Nos muestran las vulnerabilidades de cinco mujeres de edades distintas.
Pero también, nos dejan ver cinco vidas frustradas, tristes. Cinco mujeres y cinco vidas que en ese salón de belleza son capaces de cambiar a los demás, pero que ellas viven enfrascadas en su soledad.
Con la película, Beirut no queda tan lejos de nuestras realidades.
Caramelo ha sido acreedora al premio de la Audiencia en el Festival de San Sebastián, además ganó en la categoría de Mejor Directora del año en el Festival Internacional de Medio Oriente.
¿Entonces, Caramelo, sería la redentora del “nuevo cine libanés”? Quién sabe. Pero si Nadine Labaki fuera mexicana, sí le estarían colgando el santito de “la mujer del nuevo cine mexicano”.
Cuestión de enfoques. Las historias humanas están en todas partes, no solo en el decrépito cine nacional.

 

Caramelo.
Dirigida por: Nadine Labaki

Con: Nadine Labaki, Yasmine Elmasri, Joanna Moukarzel, Gisèle Aouad

Género: Comedia

Clasificación: (B) Duración: 1:35 (95 min) | Formato: Flat

País de Origen: Francia/Líbano

Idioma: Francés

Año: 2007

Entretenida, pero...

Entretenida, pero...

Ya vi la segunda película de X-Files, titulada "The X- Files: I want to belive".
Debo comentar antes de arrancarme con mi opinión de la cinta, que la primer película no la vi. Así que teniendo ese antecedente, comenzaré.
Aunque considero que no era necesario haber visto la primera parte, como le llaman algunos, ésta segunda entrega en pantalla grande los X-Files es una trama entretenida.
Con un buen manejo del suspenso, y lo mejor de todo con una duración adecuada (hora y media), I want to belive nos muestra un mundo donde se traslapan, encuentran, chocan, rozan las ciencias exactas y las creencias de otros mundos. Pero, aclaro, no verán extraterrestres.
Más bien dejan una puerta abierta en cuestión de mentalismos y psiquismos.
El vaivén de si serán ciertas o no las visiones de un Padre convicto por pederastia, Mulder y Scully se enrolan (además de en una estable relación) en una constante interrogante: ¿las ciencias forenses tienen suficientes vacíos que dan pie a que síquicos y videntes lo cubran?
Me sorprendió ver que los ex investigadores del FBI sostienen una relación de pareja, y que en algún momento de la historia tuvieron un hijo (no precisan si ET o no).
Debido a acusaciones difamatorias, Fox Mulder deja su oficina en el FBI y se recluye en una casa casi campirana, donde se dedica a recortar noticias de detenciones de criminales en serie... Luego de un agente del FBI les rogara que regresen a trabajar a la agencia debido a la desaparición cuasi misteriosaesotéricomística de una agente en activo del FBI, Mulder le expone a Scully que no desea volver a la agencia si la última vez lo corrieron casi casi tronándole los dedos.
Pero... su valor y compromiso con lo sobre natural es más fuerte, y una noche de insomnio se levanta, se corta la barba de Matusalém que se cargaba, se pone desodorante, se limpia las uñas y la dice a Scully que está más que listo para trabajar, sólo por ésta ocasión en la agencia.
Hablar de X-files es hablar de dos cosas: rusos que hacen experimentos científicos con humanos y trafican con órganos, y es hablar de personas con capacidades diferentes, como les dicen ahora.
El posible nexo entre el cura convicto y una red de traficantes de órganos presuntamente liderados por un hombre que en su momento fue monaguillo del cura, desata un desenlace que explica el título de la cinta: I want to belive.
El suspenso no está basado en sustos o clichés cinematográficos más quemados que los chistes del gordo y el flaco, sino en una muy bien tejida historia, que pide a gritos atención por parte de nosotros los espectadores, porque habrá detalles que según avanza la trama se irán ampliando y, al final, esclareciendo.
No considero que sea una segunda parte, creo que es una segunda producción que lleva al cine una historia digna de los X-Files, pero no deja lugar para que en la siguiente película -si es que la hay- pida a los asistentes tener conocimiento de las anteriores. Lo cual se me hace una buena estrategia para aquellos que en una tarde de sábado no tenemos mucho que hacer y decidimos dar un voto a los X-Files.
En lo personal por un tiempo le di cierto seguimiento a la serie de Tv y me parecía muy entretenida, pero en ocasiones muy repetitiva en sus argumentos y tramas. Creo que fue un buen acierto llevar al cine episodios extra tv show que mantinen vigente el fenómeno X-Files.
En general la recomiendo para pasar una tarde con las uñas enterradas en el asiento del cine.
Ah dos aclaraciónes:
1.- Los asistentes a este tipo de películas en su mayoría serán personas que siguieron la serie de Tv de principio a fin, y que seguramente si les preguntas, te sabrán decir detalles ultra secretos y descifrados por ellos mismos tanto de la serie como de la película. O sea, personas muy freaks. Si te divierte ver a las personas, tendrás tela de dónde cortar... Si te pone de nervios que un hombre se pasee por los pasillos del cine, se siente, se quite la chamarra, se salga, regrese, se vuelva a poner la chamarra, se siente y repita su rutina una y otra vez, mejor ve acompañado o elige otra cinta.
2.- Por favor... quédate después de los créditos... Cuando Mulder y Scully dicen "Ya vámonos. Ya estamos cansados de los X-Files." Vaya que se lo toman a pecho...

Pd.- ¡Y no soy un freak!

Interesante, pero...

Interesante, pero...

El sábado fui a ver Batman: El caballero de la noche.
Luego de tres horas de duración, me deja un sabor agridulce.
Evito ser extenso, y resumos algunas dudas, inquietudes y observaciones de la cinta, en los siguientes bullets:

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- Supongo yo que para hacer más larga e "interesante" la película, los guionistas consideraron pertinente introducir el tema de las mafias de ciudad Gótica. Y hablar de mafias no podemos dejar de pensar en italianos y chinos. Si a eso le agregamos una mente maquiavélica, torcida y sangrienta como la de The Joker, pues... aquello se convierte en un verdadero laberinto. La verdad, nunca entendí ni se  me hizo comprensible la onda de que The Joker se aliara/enemistara con la mafia italiana y con un super mega empresarios millonario chino.

- Desconozco la razón, pero ¿te has dado duenta que en las películas gringas siempre que hay un asalto al banco, siempre es el mismo banco, es decir la misma locación? En el asalto al banco de la película, esos escritorios, ese techo, esos muebles verdes pseudo "nice" me recordaron al banco que atracan en la película de Hancock... sólo por mecionar una...

- La motocicleta de Batman... Wow, qué buen diseño, qué presencia, qué llantas tan grandes... ¡Y qué lenta se ve en pantalla! En serio, si ves con cuidado la imagen, y quitas mentalmente el audio, te darás cuenta lo pesada y lenta que se ve la moto en comparación con la supesta alta velocidad que alcanza.

- El actor que interpreta a Batman, un tal Bale, es realmente muy malo en su papel... además, ¿qué se toma Bruce Wayne cuando se cambia a Batman? Porque ese cambio de voz tan engolado me hace suponer que los cambios de clima hacen lo suyo en el actor...

- Una de las escenas más largas y absurdas es la de la votación en el barco. Luego de que The Joker amenazara a toda Ciudad Gótica con hacerla explotar, las autoridades deciden desalojar a algunos ciudadanos en dos ferrys. En uno de ellos van puros ciudadanos de a pie, y en el otro van algunos delincuentes y convictos. Mediante un enlaze por radio, The Joker anuncia a la tripulación de ambas naves que hay explosivos en las mismas. Pero para que vean que no es tan gandalla, ha decidido dejar la elección de explotarlos a los mismos tripulantes mediante un juego bastante interesante: los controles remoto que activan los explosivos están invertidos, es decir el control del barco de los convictos detonaría el de los ciudadanos comunes y corrientes, y el control que va en el barco de los ciudadanos comunes y corrientes detonaría el de los convictos. Luego de algunos diálogos que dejan ver cuán morales y considerados por la vida de los prójimos son los gringos, resulta que en el barco de los ciudadanos comunes y corrientes deciden dar un toque democrático al asunto: todo lo dejan a votaciones: aquellos que estén de acuerdo en darle cuello al barco de los terroristas, y aquellos que no lo estén... Y ahí están, en medio de la crisis, todos votando en el barquito chucu chucu, y contabilizando los respectivos. Y ¿qué creen? Pues para que nos demos cuenta cuán buena onda son los gringos, deciden dejar vivir a los terroristas... ¡Aaayyy que romántico! ¿Pasaría algo parecido en la cárcel de Guantánamo?

- Si tienes mejores cosas que hacer, no te preocupes por llegar a tiempo a la película. De las tres horas que dura, las primeras dos son realmente innecesarias. No hay mucha trama, los personajes son sosos y opacos. La última hora es la rescatable, cuando hay un enfrentamiento real entre The Joker y Batman, a grado tal que aquel cuestiona al hombre nocturno diciéndole que él también es un fenómeno y que hay momentos en que siempre es necesario matar para seguir viviendo.

- Me quedo con las actuaciones de Michael Caine y Morgan Freeman. Superan, por mucho, a las de Bale. The Joker muy bueno el personaje. Aunque considero que la idea original del Joker no era una personalidad tan torcida, más bien tuvieron que darle más profundiad y sentido al personaje para que no fuera un simple enemigo de Batman. Y Gary Oldman vaya que me sorprendió verlo en un papel tan serio, luego de verlo en el Quinto Elemento de marciano matón, aquí ya es otra cosa...

-  ¿Como para qué metieron a Dos Caras en esta trama, si no iba a pasar de ella? ¿Para justificar tanto nexo, tanta relación, tanta triangulación de poderes entre todos? Y es que resulta que a la mera hora todos saben que todos son superhéroes. Todos saben que The Joker tenía lana de la mafia, que Bruce Wayne tenía lana del chino, que Dos Caras, además de ser procurador y de estarle pedaleando la bicicleta a Bruce Wayne, le tenía rencorcillo a Wayne...

- Da flojera esa ambivalencia tan característica de Bruce Wayne/Batman... Es decir, en la cinta Bruce Wayne/Batman está cuestionando y matando/reviviendo al superhéroe. Que si le pide a Alfred, El Mayordomo, que queme los informes y documentos confidenciales porque AHORA SI, ya mandó al carajo a Batman... Que si se manda hacer un super traje de Batman, para que al momento dude en utilizarlo porque el procurador y The Joker son tan buenos en lo suyo, que ya para qué está él en este mundo tan miserable... Para la próxima, tal vez, esté buscando cambiarse el nombre de Bruce Wayne por otro con el que ya nadie lo conozca... ¡O sea!

"La Sombra de la Corrupción", (1996)

"La Sombra de la Corrupción", (1996)

“La sombra de la corrupción”, (City Hall, 1996), es una película que pudo haber dado  para más. ¿El motivo? Al Pacino como actor protagónico.

City Hall es la clásica película norteamericana donde trata de exhibir los claroscuros de  la política y corrupción policial de Nueva York.
Partiendo del planteamiento de que Nueva York es la ciudad de las oportunidades si se corre con la suerte adecuada, la cinta comienza un relato de conflicto de intereses.
Si bien las actuaciones y los personajes son moderadas, e incluso como en el caso de la viuda Santos realmente deprimentes, en la trama podemos ver cómo se aprende el oficio de político siendo el poder detrás del trono.
Cuando el policía  Eddie Santos se encuentra con el narco menudista Tino Zapati, se desata una balacera que deja como saldo tres muertos: Santos, Zapati y Eddie Bone, un niño de color.
El delegado del Alcalde de Nueva York, se inquieta por las investigaciones. Aprovechando el poder que le da trabajar hombro con hombro con John Pappas, Kevin Calhoun comienza a realizar una investigación paralela a la oficial. En el camino, se encuentra con un juez, con un congresista, con un asesor y con una red de intereses mutuos. A lo largo de su investigación, Calhoun mueve el lodo más asentado y profundo de Nueva York.
La cinta tanto por el elenco como por la sinopsis, promete para mas. Al Pacino de un alcalde que no da muestras de energía, si no de ecuanimidad; John Cusak quien en su papel de Calhoun opta por abrir los ojos lo más que puede, y no adentrarse en el personaje. Bridget Fonda, con un personaje que trastoca el trastorno bipolar por los altibajos del personaje. Si acaso Danny Aiello en el papel de Frank Anselmo, es quien resalta por la interpretación del viejo y poderoso político.
Una trama que de haber estado mejor tejida, o con los nudos argumentales más firmes, generaría más expectación. Pero a final de cuentas es una película que se quedó en el intento de ser todo: de ser película romántica (primero Calhoun tiene serias diferencias con la abogada defensora de la viuda de Santos, después, al final de la película, se encuentran y muestran simpatía mutua… ); de ser una película policial (el hecho de que se desarrolle en medio de cuarteles y juzgados, no la hace tal); de ser un thriller político (un alcalde, jueces, policías y dinero y poder de por medio… pero ¿y luego?); de ser una película que muestre la relación de los medios con los políticos (agendar entrevistas y dar cierta línea a los medios para tenerlos acotados, no es todo. Si de eso se trataba, una buena fórmula hubiera sido mostrar una relación más perversa con los medios y no una relación Light y “amistosa”).
Pero retomemos el tema de la cinta. El Alcalde Pappas, a pesar de las presiones por la muerte del niño Bone, opta por una relación más cercana con la sociedad, específicamente con la comunidad negra. Contrario a las sugerencias de su equipo de asesores, quienes en todo momento tratan de contenerlo en sus discursos y actos públicos, Pappas toma el camino más corto: el que le ha dado la experiencia en el poder político… y el camino a la Casa Blanca, su próxima estación.
Pero ese camino no será fácil. Para ello se necesitan votos. Y qué mejor manera de conseguirlos que dando a los ciudadanos pequeñas muestras de trabajo.
Frank Anselmo, amigo cercano de Pappas y congresista, se opone a la construcción de un banco en un punto estratégico de Manhattan presupuestado y propuesto por Pappas. Lo que Anselmo quiere es la construcción de una salida y estación de metro. Obra que cuestan en total 40 millones de dólares, dinero que no puede cubrir la oficina de finanzas de Nueva York.
Anselmo es más tajante y directo: “Quiero que sepas algo de política. La gente va al trabajo en metro. Trabajo significa votos. Pappas quiere votos.”
Alcalde Pappas: El banco es bueno para los pobres. Para los desocupados. Para toda la maldita ciudad. Las paradas, infraestructura y accesos no los podemos pagar.
Frank Anselmo: Entonces, olvidemos todo.
Alcalde Pappas: Tenemos mucho a nuestro favor. El gobierno debe apoyar la nueva parada o no apoyaré su reelección.
Anselmo: ¿Y el acceso?
Alcalde Pappas: Otro año.
(…)
Alcalde Pappas: Sólo eres un jefe (Anselmo). Yo soy el maldito alcalde. Y mando yo. Bankexchange a mí manera o nada.

Filmada en 1996, City Hall sería cierta propuesta del cine thriller policial, porque no es una película oscura, no es una película sangrienta, ni de homicidios. A la par de esta tendencia, la banda musical sonora no es de grandes estruendos, ni de ritmos rápidos en los momentos de tensión.

Uno de los últimos encuentros entre Pappa y su pupilo Calhoun, es uno de los, si acaso, tres momentos más rescatables. Cuando Calhoun se da cuenta de que su investigación lo llevó al principio de todo y encontró que la corrupción de un juez y esa costumbre de protegerse las espaldas uno a otros es la constante en la justicia de su condado, trata de llevar por el buen camino a su jefe.
El diálogo se desarrolla así:
Alcalde Pappas: Lo único nuevo de este mundo es la historia que no conoces. (…) Piensa en los colores. Hay el blanco y hay el negro. En medio está el gris. Nosotros. El gris es complicado. Y a la prensa no le interesa. Pero es lo que somos.
Kevin Calhoun: ¿Y qué vas a hacer ahora?
Alcalde Pappas: ¿Hacer? Dirías “Vamos a hacer”.(…) Vamos a recoger la mierda.
Kevin Calhoun: ¿Y luego?
Alcalde Pappas: Una estancia corta en Albeny… una estancia larga en la Casa Blanca.(…) Nadie decide su final.
Kevin Calhoun: Son 20 años de favores y trucos, información reservada y los poderosos se reparten el pastel.

Kevin, contrario a esa imagen de idealista y de “buen chico” que desarrolló a lo largo de la cinta, decide tragarse sus palabras… Y todo tiene una compensación. La de Calhoun ser candidato a concejal del distrito al cual pertenece.
Porque como bien dice Calhoun al inicio de la película: “(Pero) Lo que más me gusta de Nueva York es: puede destruirte o hacerte grande, depende mucho de tu suerte. Nadie debería venir sin esperar tener suerte. Yo la tuve”

pd.- no pierdan de vista los 30,000 dólares...

La Guerra de los Mundos, (1952)

La Guerra de los Mundos, (1952) Últimamente no sé qué me ha pasado.
De ser un indiferente del cine, en recientes días me han llamado mucho la atención las producciones “viejitas”.
Una de esas que llamaron mi atención, fue “La Guerra de los Mundos” (1952, Dir. Byron Haskin). Según me informó el Sr. ABcedario, es la primer y original producción y adaptación en cine de la novela de Herbert George Wells.
Para ser una trama que he escuchado miles de veces, decidí verla por mis propios ojos.
La cinta en general tiene buena producción, considerando claro está, el año en que fue realizada. Otro dato curioso es que es de esas películas que tienen narrador en voz en off.
Corre el año de 1952. Pocos años atrás el mundo sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, enfrentamiento armado que mató a cerca del 2% de la población mundial. Es decir, unos 60 millones de personas.
Habiendo dividido el mundo en dos, y reestableciéndose económica y socialmente, Estados Unidos se enfrenta a un enemigo que no esperaba. La repentina llegada de naves de otros planetas con fines, cuáles otros, si no los de atacarlos.
De hecho, al comienzo de la cinta hacen una introducción en la que comentan que el mundo sobrevivió a la Primera y Segunda Guerra Mundial. Dan como contexto un mundo rivalizado, militarizado, pero que gracias a la unión americana la paz se respira en el ambiente.
Esa paz se ve mermada, cuando en un lejano pueblo de California se registra el desplome de un OVNI. Los gringos tan dados a espectacularizar todo, sea dramático o alegre, empiezan a planear sobre qué hacer mientras los científicos deliberan sobre la naturaleza del objeto.
Una de las propuestas hecha por un trío de habitantes, entre ellos un mexicano, es vender recuerdos, comida, tamales y chilaquiles. Hacer de la zona un centro de atracción de fin de semana. El trío decide quedarse a velar el objeto. En esas horas, el objeto cobra vida y los pulveriza.
Mientras tanto, Clayton Forrester, científico de la Universidad de Pacific Tech, es quien llevará las investigaciones del origen y características del OVNI. Teniendo como aliada y a veces como “conciencia” de la película, a la recientemente egresada de ciencias, la profesora Sylvia Van Buren.
Más que una adaptación a la novela de Wells, me parece que “La Guerra de los Mundos”, es un esbozo a la política militar de los Estados Unidos. Es decir, ahí comienzan a mostrar cómo será la unión americana en materia militar, en el futuro. Otro ejemplo más contemporáneo es la política exterior de EUA desde el 2001: todo lo que venga de afuera, es enemigo y hay que acabarlo. Metería las manos al fuego, pero recuerdo que un discurso Bush dijo algo similar.
Quien mandaba (y manda) en los EUA es el ejército. La ciencia, representada por Forrester, se queda rezagada y sólo es un equipo de personas que se dedican a observar los fenómenos extraños e inexplicables. Pero no darán soluciones que libre a la humanidad de ésta invasión.
A estas alturas el mundo registra ataques similares de naves que se antojan más para ceniceros o lámparas para la sala que para naves voladoras.
Cuando se están alistando las fuerzas militares, con todo su poderío y presencia, para defender a los EUA, surge el Pastor Matthew (que dicho en buen español vendría a ser algo así como Mateo….), tío de Sylvia van Buren.
En plena trinchera, trazando y detallando el ataque que será inminente, el Pastor le dice al comandante militar que lleva la operación, esa parte de conciencia y pacifismo que debería de predominar.
“Pero coronel, disparar no es bueno”. A lo que el General Mann les responde:” Siempre ha sido un buen persuasor.”
Pastor Matthew: “¿No debería de comunicarse con ellos primero y después atacar si es necesario?
El General Mann sólo lo ve. Y Matthew remata: “Debemos hacerles entender que no queremos hacerles daño”

Siempre me han parecido interesantes las referencias religiosas que tienen algunas películas.
Recuerdo cuando vi las dos primeras partes de Matrix. Lo primero que detecté es esa referencia velada a la religión, entendiéndose por ésta como “conjunto de creencias y dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella(…)” (Real Academia de la Lengua).
“La Guerra de los Mundos”, tiene ese elemento presente.
Además de un tufo de hagamos la guerra para estar en paz.
Después de ese episodio entre el Pastor Matthew y el Coronel, Sylvia habla con su tío.
El diálogo fluye así:
Pastor Matthew: “Son criaturas vivientes.
Profesora Sylvia: “No son humanos. Son una civilización avanzada”.
Pastor Matthew: “Si son más avanzados que nosotros, deben estar más cerca del Creador (…) No se ha hecho ningún intento de comunicarse con ellos".
 
Después del diálogo con Sylvia, y de los primeros ataques, Matthew decide redimir sus pecados y llevar sus creencias al paroxismo religioso: camina hacia las naves extraterrestres, para que éstas disparen sus rayos láser desintegradores hacia él. Antes de morir, alcanza a decir con Biblia en mano: “Y viviré en la casa del Señor… para siempre”, dice Matthew (Mateo que proviene del griego, y éste del arameo y que significa “Don de Dios”).
La respuesta de los extraterrestres no se hace esperar, y las invasiones se intensifican a nivel mundial.
Las naciones más potentes del orbe reúnen estrategias y formas de darle una buena salida al conflicto bélico… el uso de los aviones más poderosos para transportar NO ARMAS, si no combustible extra. Unir fuerzas es más importante ahora, para evitar a toda costa que las naves silbadoras ataquen el corazón del mundo: Washington, “El único punto estratégico que no había sido atacado”.
El narrador dice: “Mantuvieron contacto (los líderes militares) con el Norte de África, Europa y especialmente con Inglaterra. (…) Los marcianos sabían perfectamente bien la importancia estratégica de las Islas Británicas. (…) Los británicos enfrentaron a los invasores gloriosamente, pero no sirvió de nada”.
Y es aquí dónde la historia ya no me cuadra: de ser una historia de invasión de extraterrestres, se convierte en una invasión de territorios mundiales por el propio hombre…
Y los líderes mundiales tomaron una decisión, que no querían tomar: utilizar la bomba atómica para acabar con esos canallas. “El lanzamiento de la bomba atómica decidirá el destino de la civilización”, dice el narrador.

Aviones bombarderos, camiones militares, armas… nada detuvo al enemigo. La última opción era la bomba atómica, que era transportada en un avión tipo “Flying Wing”.

La situación es crítica, y tienen que desalojar California, pero en el camino al Doctor Forrester se le pierde su inseparable Sylvia. Entre el éxodo de los californianos, los conatos de violencia y amotinamientos que se registran, y claro, esquivando rayos láser pulverizantes, Forrester corre por calles desérticas.
Pero la intuición, esa intuición científica que no le ayudó mucho para el ataque, sí le sirvió para saber dónde encontrar a su compañera: las iglesias. Visita dos iglesias que servían como refugios.
Y a la tercera, es donde encuentra a Sylvia.
Se abren paso entre la multitud –una multitud sin lógica ni ritmo, deberías ver esa escena para que entiendas a lo que me refiero- y a escasos metros los extraterrestres atacan la iglesia.
A los pocos minutos, las naves alienígenas comienzan a caer como moscas con insecticida.
El zumbido que atemorizó al mundo entero enmudeció, las cabezas láser que salían de la parte superior de las naves ya no hicieron de las suyas… y todos fueron felices.
Pero, ¿qué pasó? Mejor que nos lo diga Sylvia: “Todos rezábamos por un milagro”.
Y el narrador le secundó. Dijo que el poderío militar de las naciones, la fortaleza y estrategia militar de todos no pudo con las naves. Quienes si acabaron con los extraterrestres fueron “bacterias no dañinas presentes en nuestro aire. El fin llegó súbitamente, sus aparatos en todo el mundo dejaron de funcionar. Después de que todo lo humano fracasara, los marcianos fueron destruídos y la humanidad salvada por las cosas más pequeñas que Dios y su sabiduría habían puesto en la tierra”.
¡Benditas bacterias! ¡Amén!.
 

El Candidato (1972)

El Candidato (1972)

Una de las películas que recién vi, fue la de "El Candidato" (The Candidate, 1972), con protagonista a Robert Redford.

La película en sí, se antoja más intrigante. Es la historia del senador demócrata por el estado de California Bill Mckay, quien decide lanzarse como candidato a la presidencia. Bueno, más que decidir por sí mismo, es presionado para ello. Y es que resulta que Bill Mckay tiene gran aceptación y popularidad en su barrio. Ante eso, los demócratas sabiéndose en desventaja frente al candidato republicano, optan por un político joven, fresco, alejado de los grandes escenarios y entretelones de la política.
Corre el año de 1972. En la Casa Blanca atiende el republicano Richard Nixon (ya en otro post hablé de Nixon, mas específicamente por la película "Todos los Hombres del Presidente") y los temas del aborto, la guerra, la contaminación, seguridad y oportunidades de empleo ocupan la agenda nacional.

El candidato republicano Mr. Jarmon, un hombre conservador, de estilos y formas muy políticas goza de los beneficios de ser el candidato del sistema: muchos apoyos y recursos por parte del gobierno... y una actitud de indestructible ante su rival. A diferencia de Mill Mckay quien viste chamarra de cuero, pantalones de mezclilla acampanados, y con largas y tupidas patillas y un cabello desaliñado.

La contienda electoral está a toda marcha, y los índices de popularidad en los electores del candidato Mckay no levantan. Su equipo de asesores, hombres y mujeres que trabajan bajo la premisa de "déjalo en nuestras manos", se muestran tranquilos, confiados en que al momento de la elección tendrá gran ventaja frente a Jarmon. A final de cuentas, todo se lo dejarán a la televisión, incipiente medio de entretenimiento que llamaba la atención de los norteamericanos con programas como Bonanza, Mission Impossible, Sabrina the teenage Witch y la serie más exitosa de la época: All in the Family. El conductor de televisión Tom Brokaw, líder con su noticiero NBC Nightly News, ya era todo un anchorman de la tv... la tv como panacea política.
Pero ni la tv, ni la radio, ni el radical cambio de imagen que le impusieron a El Candidato puede hacer que los electores volteen a ver a Mckay. De hecho, estando a punto de despegar para acudir a un evento de campaña, lo bajan del avión bajo el argumento que de está en puerta un encuentro con más de 500 ganaderos, a quienes podría hablarles de los apoyos que recibirían por parte de su gobierno.
La siguiente escena es maravillosa: Mckay hablando, en un estrado, de los apoyos que tendrían los agricultores... hacen un corte al graderío, y se observa un auditorio con tres asistentes; los carteles y globos de campaña colgando y tirados en el suelo. Mckay le dice a los 3 asistentes: "¿Alguna duda, sugerencia, comentario?... ¿Nadie?... ¿Alguien que quiera contar un chiste sucio?"... Al final del evento, la tensión y desesperación es incontrolable en Mckay... sus super asesores siguen confiados en que el tiempo dará la ventaja.
Mckay tiene que luchar, desde cierto momento de la campaña, entre lo que él cree y piensa, y lo que es "política y mediáticamente correcto".
En un ensayo de entrevista, con cámaras de tv y micrófonos, su equipo de asesores le lanzan la pregunta más difícil para ese momento histórico social: su postura respecto al aborto. Da una respuesta sencilla, vaga, adusta como la de los hombres y mujeres que no están acostumbrados a desenvolverse ante un público. Inmediatamente sus asesores brincan y le llaman la atención. "No puedes contestar eso. Mejor di algo como...". Y la historia se repite una y otra vez...
La cercanía entre el candidato y su equipo de asesores, y su también dependencia hacia ellos, llega a tal grado que la noche en que lo anuncian ganador de las elecciones, uno de sus super asesores le pregunta: "¿Qué sigue?", a lo que Mckay, sentado en la cama de un lujoso hotel, con la habitación semi vacía contesta con desconcierto: "No sé. No sé qué siga"
Fade out y la película concluye... mostrando el vacío personal al que se enfrentan los políticos en ciertos momentos de su carrera.

Otro dato curioso es que me resultó grato ver una película realizada "a la antigüita", con esa edición de sonido que para nosotros nos suena tan pobre; sin los motivos efectistas e impactantes de los efectos especiales, con algunos rayones por aquí y por allá de la cinta que el transfer a dvd no pudo ocultar. Donde uno de los recursos más importantes era el manejo de los planos, los espacios, las dimensiones...

 

Del referente a la Referencia

Del referente a la Referencia

Richard Nixon se involucró en lo que se llamó el Watergate.
El Presidente norteamericano, después de algunos meses, decidió renunciar al cargo.
Hasta ahí la versión, palabras más palabras menos, que todos conocemos del Watergate.
Bueno, la semana pasada paseaba con cierto aburrimiento en una tienda departamental cuando veo que la Warner sacó al mercado paquetes de dos películas en dvd's por no más de 120 pesos (aproximadamente unos 10 usd).
La Warner los seleccionó por bloques: películas de acción (paquetes con dos películas de Bruce Willis); suspenso, drama, etcétera. En éste último género encontré "Todos los Hombres del Presidente" (1976, Robert Redford y Dustin Hoffman) y "El Candidato" (1972, con Robert Redford como protagónico).

Dentro de mi interminable día sábado, me dediqué a ver "Todos los Hombres del Presidente". Cinta en la que se narra a grosso modo el caso Watergate. Más allá de lo teatralizado de la situación, me encontré con un caso en el que todos los involucrados en el desvío de fondos por órdenes de la Casa Blanca se protegían las espaldas; que los entrevistados, al cabo de muchas veces insistir y tocar la puerta por parte de los periodistas que hicieron la investigación real (Bob Woodward y Carl Bernstein), negaban sus declaraciones. Pero lo más indicativo del caso Watergate, es la batalla diaria de los reporteros por ganar credibilidad en un mundo donde la televisión cobraba fuerza.
En cierto momento de la historia, Woodward y Bernstein son amenazados por los editores del Washington Post con despedirlos si la información que llevan meses realizando es falsa.
Pero para mí, de mediados de la generación del 70, el Watergate no ha sido más que dos que tres referencias históricas.
Considero que la película es un buen documento para introducir a los que no sabíamos mucho del tema. En el porqué se desarrolló, qué la desató y quienes estuvieron involucrados (todos miembros del gobierno de Nixon, este último incluído).
Por ello es por lo que considero que la película y el Watergate (nombre del edificio del Partido donde se realiza un robo de documentos y dinero en efectivo) pasó de ser un referente (noticia sobre algo o alusión a...) a una referencia (que expresa relación a algo) sobre todo aquello que se puede hacer con el poder. O, siendo más prácticos: con el poder de su firma.

Muy al estilo que ya muchos amigos bloggers han adoptado, el sábado mientras miraba la cinta, anoté las frases que, a mi gusto, son las más poderosas.
A continuación, la lista de las frases de "Todos los Hombres del Presidente":

- "Cuando los tengas por las bolas... tendrás sus corazones y sus mentes"

- "A nadie le va interesar esa historia".- Harry Rosenfeld, Editor del Washington Post.

- "No me importa lo que hiciste. Me importa cómo lo hiciste".- Bob Woodward a Carl Bernstein, reporteros.

- "Olvide los mitos creados por los medios sobre la Casa Blanca. La verdad es que éstos tipos no son muy inteligentes".- Garganta Profunda, informante oficial de Woodward.

- " Siga el dinero...".- Garganta Profunda

- "Es una historia peligrosa para este diario".- Scott, redactor.

- "Alguien debe haberla asustado. Esa es la clave de todo el encubrimiento".- Carl Bernstein al comentar la negativa de la reportera Kay Eddy de recurrir al político con quien se involucró sentimentalmente para obtener información privilegiada.

- "¿Entienden la lealtad? ¿Han oído hablar de ella?".- Sra. Hambling, tesorera del Partido .

- "Todas estas casitas bonitas y todas estas calles bonitas... es difícil imaginar que hay algo malo en algunas de estas casitas".- Carl Bernstein

- "Me imagino porque no tengo la misma sed de sangre que ustedes".- Sra. Sally Aiken al revelar el porqué no proporcionó la información a su debido momento.

Ahí te lo dejo.
Buen día.