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Si ves a este hombre denúncialo

Si ves a este hombre denúncialo

> La ciencia de nueva cuenta nos pone en aprietos.

Y lo peor de la situación es que ahora están en riesgo millones de personas al rededor del planeta.
La revista NatGeo cuando no pone en portada a las mujeres flageladas de medio oriente, o los deslaves del tercer mundo, decide ponerse a jugar tetris con la humanidad.


Ahora con la novedad de que logró descubrir el rostro que coincide con más de 9 millones de rostros. Así es. No estamos hablando de agarrar un puñado de asiáticos y fijarse solamente en los ojos rasgados, o en la tez amarilla y los labios delgados.

Según estudios realizados por la revista NatGeo, el rostro de un joven de 28 años, originario de la etnia Han de China es el rostro con más similitudes en sus facciones, con otros individuos. Coincide con 9 millones de seres.

¡Increíble pero cierto! El hombre de la imagen de este post no fue creado virtualmente, aunque se tuvieron que cotejar más de 200 mil fotos de todo el planeta.

Y por más que lo veo y lo veo no ecuentro mucho parecido conmigo. Ni en las cejas, ni en los ojos, ni en el color de piel. Lo que sí parece el joven es una imagen de los hombres más buscados por la Interpol o el FBI.

Lo que sí nos pone a pensar la revista norteamericana que hizo el estudio, es ¿cómo se reconocerán las 9 millones de personas que viven en esa etnia, y que sus facciones son prácticamente similares? ¿Acaso esa población será resultado de algún experimento financiado por Jaime Maussán?

Por algunos meses, o años que les llevó la investigación, el "Rostro de Rostros" -y no es concurso de belleza- fue el hombre más buscado del universo. Lo encontraron, pero no nos dijeron su nombre. ¿Se llamará igual que los otros 8,999,999 personas?

Para pensar...

La aventura de los centavos. Reto 2011

La aventura de los centavos. Reto 2011

> Desde que los especialistas en finanzas personales dijeron con profundo convencimiento las ventajas de ahorrar, decidí firmemente poner en práctica esa recomendación.
Luego, hicieron sus estudios y llegaron a la conclusión que los "gastos hormiga" merman nuestros bolsillos cual colonia de insectos artrópodos hambrientos. Y desde entonces perdí el control de mis finanzas en efectivo.
Para darme una sensación de que estaba ahorrando decidí guardar -en una alcancía con forma de marranito, sino no tenía chiste- monedas, generalmente provenientes de los "cambios" del día a día.

Curiosamente mis ojos se adaptaron a tal hábito, de forma tal que veía con una agudeza que hasta el súper héroe más poderoso envidiaría, las monedas tiradas en el piso. Más extraña comenzó a ponerse la situación cuando comencé a hallar muchas monedas de 10 y 20 centavos mexicanos.

Para los que no conocen las monedas mexicanas, esas denominaciones (10 y 20 centavos, y las casi desaparecidas de 5 centavos), son las monedas de tamaño más chico que existen actualmente en el país. Por eso, por lo relativamente inprácticas ya no se manejan en el comercio. Es decir, muchas tiendas y algunos servicios públicos como el transporte ya no las aceptan como forma de pago. También empleados informales como lava coches, empacadores voluntarios de las tiendas de autoservicio, choferes y comerciantes ambulantes acostumbran tirarlas al piso, como una forma de decir que esas monedas no sirven para nada.

No había caído en cuenta porqué esos trabajadores se molestaban cuando recibían de propina monedas de 10 y 20 centavos, llegando incluso a aventarlas con desprecio, hasta que decidí darles un uso más decoroso a las monedas.

Todo pasó cuando hice corte de caja de mi marranito del ahorro, y contar pacientemente las monedas. No todas eran de 10 y 20 centavos. Logré guardar monedas de todas las denominaciones. Hasta un par de monedas de 10 pesos estaban incluídas en la alcancía.

Terminé mi labor de contar, clasificar y seleccionar las monedas. Y después vino un largo calvario. Al dirigirme al banco mi sorpresa empezó cuando el cajero me dijo que me aceptaban todas las monedas menos las de 10 y 20 centavos. Así sin más. No dio mayores explicaciones. Y ya saben que un cajero es más determinante en sus decisiones que toda la voluntad de un pueblo. Pero me dio un aliciente: "Puede ir a una sucursal "de canje", donde se las aceptan", y me dijo la dirección. No estaba muy retirado. Calculé los tiempos, pero el peso de las monedas restantes hacía que considerara dos veces acudir a depositar el dinero. A final de cuentas no era una gran cantidad de dinero, pero sí eran muchas -muchísimas- las monedas. Busqué otra opción y me dirigí a una tienda Soriana. Me dijeron que sí las aceptan... pero haciendo compras. No era mala alternativa. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de ir a la sucursal "de canje". En ese momento mi determinación era más grande que la de un cajero de banco. Y tomé camino a la famosa sucursal "de canje".

A los 20 minutos llegué, y sientiendo que estaba cargando un costal de piedras, hice pacientemente fila. Fue rápido que llegara a la ventanilla, y le explicara mi procedencia y mis intenciones al cajero de la nueva sucursal. Me vio lastimosamente y me dijo, con la mirada baja: "Sí se las aceptamos. Pero antes de las 12 del día". Y claro, las leyes de Murphy son claras: en ese momento ya eran entradas las 13 horas de la tarde. Me arrepentí de haber ahorrado esas monedas. De haberlas sacado del baúl. Contarlas. ¿En qué momento se me metió en la cabeza tan ortodoxa forma de ahorro? Ni modo.

Entonces ya tenía yo cuatro opciones en mente:

1.- Tirar en el próximo bote de basura el bulto que me estaba mostrando un mundo financiera desconocido para mí;

2.- Regresar al siguiente día antes de las 12 para hacer mi operación;

3.- Destinar esas monedas para compras en la tienda Soriana;

4.- Olvidarme del asunto y encaminarme a la comida con mi amiga Tania;

En el momento y a futuro opté por la 3 y 4. Aunque tuve toda la tarde para pensar largamente sobre el destino "no oficial" de las monedas de 10 y 20 centavos, sigo sorprendido por las decisiones que se toman de forma colectiva, y repito de manera "no oficial", para hacer más práctica la vida del día a día. Un sector de la población decidió quitar de sus vidas esas monedas, y poner de cabeza a otro sector de la sociedad que sí las queremos tomar en cuenta. El impacto es tal que hasta los mismos bancos se mantienen al margen, llegando a designar sucursales y horarios especiales para el manejo de dos denominaciones insignificantes, sí.

Mi conclusión: en lo posible trataré de mantener a raya esas monedas. Les recomiendo que no las guarden. Si quieren tírenlas, pero nunca las vean con ojos de que se harán millonarios con ellas.

*     *     *

Palomitas Navideñas

Palomitas Navideñas

> Para los que ya me conocen, saben que para este pequeño Citizen la navidad no es del todo emocionante.
Hace un año, recordarás, me hice acreedor de una serie de calificativos que ni el mismo Santa Claus ha recibido en toda su vida. La anécdota del año pasado partió de que para mí Santa Claus era un viejito rodeado de un montón de niños, que los explotaba laboralmente todo el año y lo más indignante era que no gozaban de prestaciones laborales.

Eso fue suficiente para que se destara la ira (como si realmente me afectara) de simpatizantes y seguidores del seudo "espíritu" navideño. Mi postura es la misma: la Navidad es una fecha más para complicarnos más la vida. Con tráfico, con gastos que bien podrían hacerse en otra época del año. También, agregaría a la lista que con el famoso "espíritu" navideño la gente se siente en la obligación de sentirse gentil y sensible.
Pero bueno. Eso es cada año.

Y, como cada año, esta Navidad logró pasar a la historia de no haber sido por las palomitas (cotufas, rosetas de maíz, pochoclo, pururú, cabritas, y un largo etcétera de nombres en distintos países). Las palomitas este año llegaron a mi casa con un espíritu navideño realmente sorprendente. ¡Llegaron las Palomitas Navideñas!

Resulta que de niño acudíamos la familia a un restaurante donde cada diciembre ponía su árbol navideño, pero las escarchas eran de palomitas. Tiras y tiras de palomitas le daban la vuelta al gran árbol, en aquellos años en que los árboles que se vendían en México eran realmente grandes y bonitos. No como ahora, que los venden muy chaparros y flacos.

Desde entonces, y más según fui creciento y convirtiéndome en un adorable Citizen, tuve las ganas de adornar algo navideño con palomitas de maíz. Después de muchos años que en casa pasamos sin árbol de navidad, el año pasado regresó esa costumbre de ponerlo. Aunque artificial, el ritual regresa cada diciembre: buscar las cajas de adornos navideños, que en el transcurso del año se cambiaron de lugar incontables veces. Una vez localizadas las cajas, de ser necesario, tener que abrir paso en el cuarto bodega de tiliches. Como supondrás, las cajas con todo lo navideño (incluso a veces con el mismísimo espíritu guardado en ellas) están hasta el fondo de la habitación.

Ya encontradas y sacadas las cajas, viene la segunda misión: revisar los adornos. Desechar las esferas o adornos quebrados. Reparar las series de luces (Labor que me entretiene bastante). Empezar a darle forma a todo eso que (dicen) despertará el "espíritu" navideño.

Con el regreso del árbol navideño el año pasado, de nueva cuenta se abrió la oportunidad para traer al mundo las palomitas navideñas. Pero por las prisas decembrinas las palomitas navideñas se me olvidaban.
Pero no amigos. Este año 2010 eso no pasó.

Este año decidí hacer lo que en muchas ocasiones había olvidado, e incluso deseado. Ya por curiosidad de saber cómo se vería mi árbol navideño con escarchas de palomitas o por el mero hecho de recordar el árbol de aquel restaurante de mi infancia, este año no olvidé ese detalle.

Con el árbol puesto desde hace un par de semanas, no quise dejar otra vez al olvido las palomitas navideñas, y una noche compré maíz palomero. Llegué a casa, hice un puñado de granos y después de explotados todos los granos me dispuse a ensartar con aguja e hilo transparente las palomitas.

La tira de unos dos metros alcanzó apenas para zigzaguear un poco al frente del árbol. Se veía "bien". Pero no me terminaba de convencer. Dos días después hice otra ración de palomitas. La medida era exacta. Tal parece que el tamaño de mis manos está para que tome los granos necesarios para dos metros de escarcha. Y de nueva cuenta repetí la operación: enlazar con aguja e hilo las palomitas.

Con ese agregado fue suficiente para que la escarcha de palomitas navideñas no se perdiera entre los focos y esferas navideñas. Alcanzó para trazar unas eses más.

Mi árbol navideño se ve curioso. Original. Y lo mejor: no huele a árbol (es artificial, te recuerdo), sino a palomitas.

Lo mejor: hice realidad ese deseo de ver o tener un árbol navideño con palomitas como adornos. Para muestra una foto de mi árbol.
¡Así sí que vengan más Navidades!

¿De qué trata un libro?

¿De qué trata un libro?

> Para los que acostumbramos leer libros de forma frecuente, nos enfrentamos a un dilema o problema relativamente común y, a la vez, sencillo.
Cuando una persona ve que traemos un libro, no puede evitar la pregunta de "¿y de qué trata?".

Si es un libro clásico, de esos que las tramas las cuentan de forma lineal y sus personajes no sufren demasiadas calenturas ajenas, nos resultará sencillo explicarlo.
"Trata de.... que después de un viaje llega a... Y se da cuenta que su madre ya no vive ahí y.... Llega el fin del mundo y muere desamparado el personaje". Fácil, ¿no?.
Pero ¿qué tal si es una historia moderna, donde tres historias se entrecruzan, los personajes se encuentran, los sucesos los separan, para al final de cuentas finaliza donde se comenzó?

¿Cuál historia contar primero?


¿La que resalta la trama misma, o la que más nos está atrapando?


Todas estas dudas me surgieron con el actual libro que estoy leyendo, que dicho de paso me ha parecido bastante interesante. "Cuatro manos", de paco Igancio Taibo II.
La trama se cuenta en tres diferentes momentos de la historia de la humanidad, con sus respectivos actores. Hasta ahora, la mitad del libro, ninguna de esas historias se han encontrado. En la escena aparece Stan Laurel (el actor Flaco, de "El Gordo y el Flaco"); unos narcos de medio pelo; una pareja de periodistas (uno gringo y otro mexicano); un agente internacional que saca de apuros en cualquier parte del mundo a los periodistas; el empleado de una agencia de investigación privada e inteligencia con sede en los Estados Unidos, y su respectivo ejército de investigadores, creativos, historiadores.

No queda fuera las terapias sicológicas a las que se sometió Harry Houdini, luego de que comenzara a soñar a su madre ya fallecida; y el escritor Leon Trotski y el boceto de una historia policiaca que queda la duda de si es original del autor e ideólogo del marxismo ruso.

Todos esos personajes, sin considerar los otros que le dan más sentido humano a su existencia y justifican su quehacer en el libro desfilan en las páginas. Algunos personajes nos hacen guiños. Otros solamente nos miran de reojo.

Las pocas veces que me han hecho la pregunta mágica: "¿de qué trata?", honestamente me hago bolas. Cuento escuetamente, palabras más, palabras menos de como aquí lo expuse, y listo. Por supuesto la otra persona queda con una cara de duda e intriga, peor que si le pidieran que dijera de memoria todo el código genético del ADN.

Pero me he dado cuenta que cuento brevemente los primeros capítulos -el orden de los factores literarios no altera el producto-, y empiezo a detallar más los episodios en los que aparecen los periodistas (Julio y Greg) y me apasiono más por el trabajo sucio de Alex, ex empleado de la CIA, ex agente, ex investigador, pero a la vez todo ello, ya que sigue haciendo trabajos por debajo del agua para sus contactos internacionales y gubernamentales, através de su agencia SD.
Cuando caí en cuenta que tal vez estaba siendo demasiado injusto con los otros personajes, fue que empecé a cuestionar el tema de este post: "¿De qué trata un libro?".

Yo creo que al cabo de las hojas, un libro trata de aquello que más nos haya conquistado o hechizado. Trata del personaje que por su forma de ser, por sus pensamientos o accciones nos hacemos uno con él. Es decir, un libro trata de lo que cada uno de nosotros quiere que trate.

Y sí, recomiendo ampliamente el libro "Cuatro manos", de Paco Ignacio Taibo II. Me ha resultado agradable el estilo y forma del escritor. En "Cuatro manos" Taibo II teje la novela con datos históricos, sin que ello signifique que se deban de verificar con la historia misma. Son meros sazonadores, considero, para darle más dimensión a la trama y los personajes.

Con este post creo que logré contar más decorosamente de qué trata el libro.

¿Dónde están los piedrulces?

¿Dónde están los piedrulces?

> Claro, qué mejor forma para iniciar el día viernes que preguntándonos dónde diablos están los Piedrulces.
Y no, no pretendo comenzar una alegoría estilo neo-management-contemporáneo-tardío ni hacerle competencia a ¿Quién se ha llevado mi queso? y demás baratijas literarias.
La pregunta es seria y directa: ¿en qué parte del mundo se alojan los últimos rastros de aquellos dulcecitos de colores, redondos, deformes -a final de cuentas semejaban piedras- que decenas de veces se me pegaron en los dientes?
Esas pequeñas cajas amarillas con personajes de Los Picapiedra (¡Happy Birthday!, dicho sea de paso, por su 50 aniversario recién a fines de septiembre) que eran la delicia de este pequeño Citizen, dejaron de existir. Al menos hasta donde me informan algunos detractores.
Podría pensar que un ejemplar de los dulces, al menos una cajetilla, está en la Biblioteca del Congreso. Vamos, si la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos compró un documento digital con todos los twitts publicados en la red social twitter, no veo el inconveniente de que entre las chácharas adquiridas estén unos Piedrulces.
O incluso, apuesto a que hay un pequeño Piedrulce en algún rincón del Hangar 18, a un lado de una caja con los restos de algún OVNI o en el frigorífico donde conservan la cabeza de un E.T. que antes de su muerte se reunió con Winston Churchill y aconsejó a Fidel Castro de cómo alargar la agonía de los habitantes de su isla.
Otra opción del paradero de los restos de los Piedrulces podría ser el búnker donde se almacenan semillas de todo el mundo, allá por el Ártico. Seguro estoy que en las temperaturas de 17 grados bajo cero y entre el frijol, la lenteja y el maíz se les coló un dulce color rojo, o verde o uno color amarillo, y de ahí la confusión con las semillas.
Pero dejémonos de especulaciones, que ya bastante tenemos con las decisiones laborales de Zapatero, como para ponernos a hurgar más en los terrenos de la impresición.
Después de seguir por un rato el Big Brother chileno y sus 33 mineros atrapados, uno de los trabajadores rescatados me dio la respuesta del paradero final de los Piedrulces. El trabajador Mario Sepúlveda, el segundo en ver la luz de la superficie -aunque era de noche no le resta dramatismo a la expresión-, al pisar suelo firme sacó de un pequeño morral piedras y las repartió entre los hombres que lo rodeaban incluido el presidente Sebastián Piñera, quien gracias a Dios no empezó con uno de sus ataques de tics nerviosos.
Y sí, Sepúlveda llegó a la superficie entregando originales Piedrulces, del fondo de la tierra y muy seguramente calientitos. De esa manera el minero recompensó a los especialistas que trabajaron por semanas excavando y trabajando en la estabilidad emocional de los 33 hombres.
Sí, Sepúlveda premió con Piedrulces a la amable concurrencia.
Es momento de ir tras Sepúlveda y exigirle la ubicación original de los Piedrulces so pena de encerrarlo 100 días en el misíl Fénix II. ¿O acaso no parece un misíl, de esos que se compró Bachelet poco antes de terminar su presidencia?
Por una cosa -el encierro- o por otra -parecido con un misíl- seguro que Sepúlveda lo pensará dos veces antes de negarnos el acceso a los Piedrulces.
De lo que estoy seguro es de que esos Piedrulces no tienen el sabor de los de antaño.

Después de la comida, el cuerpo hace lo suyo...

Después de la comida, el cuerpo hace lo suyo...

> La televisión es uno de esos sistemas de entretenimiento que polarizan las opiniones de sus respectivos consumidores.
Si en una charla o reunión quieres que se avienten hasta las finas copas de vino o las sedosas servilletas con sus correspondientes servilleteros de plata de Taxco, saca el tema de la televisión y aquello terminará hasta con uno que otro compadrazgo.

El bestiario podría abrirse con aquella supuesta responsabilidad social de los medios. Pasando, por supuesto, por la falta de moralidad y calidad en sus contenidos. Como si la televisión tuviera que dejar para otra ocasión los temas de ingresos por publicidad. Perdón pero money is money. O lo que es lo mismo: con dinero baila el perro... trabaja el camarógrafo, come el escritor y se viste la conductora. Dato para el anecdotario matemático: la venta de los derechos de televisión de un mundial de futbol es la principal fuente de ingresos de la FIFA. El año pasado, la federación internacional de fútbol facturó US$ 1.059 millones, de los cuales US$ 623 millones provinieron de la venta de las transmisiones para el reciente mundial 2010. Ah y el país de América Latina que más pagó por las transmisiones fue Brasil.

Yo creo que la televisión es como una gran barra de bufé. Ya sea en un restaurante acogedor, con meseros muy atentos y música de fondo relajante, para hacer más grato el acto de alimentarse. O bien, desde una fonda con un perro sucio a la entrada, ollas cochambrosas y barras batidas de condimentos y comida que los comensales, en sus ansias por servirse, dejan caer sin preocupación.

En ese bufé hay para todos los gustos. Es común una zona limitada con comida algo más nutritiva: verduras cocidas, lechugas frescas, queso fresco, aderezos bajos en sales y grasas. Carnes jugosas a la plancha, condimentadas con finas hierbas. Y por el otro lado, los preparados que atentan directamente contra la salud (y que seducen tanto nuestro paladar): pollo frito, gruesas carnes para hamburguesa con una dotación de queso amarillo. Arroz frito con una nada elegante cama de aceite; guisos de carne de dudosa calidad en caldos burbujeantes con trozos de algo que podrían ser verduras o también restos de comida de otros platillos. Y ahí está uno para elegir. Nadie nos obliga por una parte del bufé. Somos nosotros mismos lo que nos servimos tres veces arroz frito (con dos hojitas de lechuga, para disimular). Los que comemos guisado de carne en caldo de algo. Y rematamos con un flan a base de agua, de la que no sabemos si viene del grifo o del contenedor del escusado. Al cabo que ojos que no ven, estómago que no siente.

La cereza del pastel la dio esta semana la conductora peruana Laura Bozzo, La Tía Manson, como la llaman en sus tierras. No conforme con venir a México en calidad de momia (digamos que viene a la tv mexicana en uno de sus peores momentos como profesional), viene con unos moñotes dignos de Miss Universo. El teatrito comenzó cuando medios del espectáculo informaron que la Bozzo, más conocida por ser amante de Vladimiro Montesinos (ejecutor de las peores atrocidades del fujimorismo bajo el puesto de Jefe de Inteligencia y de quien Bozzo recibió al menos tres millones de dólares para apoyar la reelección presidencial de Fujimori) hizo tremendo coraje con Tv Azteca, con quien cumplía un contrato fresquecito. La peruanita alegó que en Azteca nunca la apoyaron con empleados para realizar su programa de tv. Y así como salió por una puerta, entró por otra a la empresa Televisa. Todo en menos de 24 horas.

Que la Manson pague a sus invitados en Perú, no es muy excitante. Que a la Manson se le vote la dentadura en plena transmisión del programa mexicano Hoy, ya no es noticia. Pero que nos traigan a una conductora a la que el votox se le ha corrido, y que camina con andadera es peor que aparezca en su lugar conduciendo "Laura en América", el curioso personaje Jar Jar Binks de Episode 1 de Stars Wars. No está demás traer las sabias palabras de la Manson, que ha declarado en entrevistas a lo largo de su carrera: "El público es quien destruye o construye a alguien". ¡Enoorrmeee! Pero cierto.
Y la otra frase no tan popular, pero contundente y cierta: "Soy una loca de mierda"
Aunque claro, recuerden que después de comer opíparamente el cuerpo hace lo suyo y lo que entra tiene que salir. Como la Bozzo.

Facebook dejará de ser negocio antes del 2012

Facebook dejará de ser negocio antes del 2012

> Las redes sociales han revolucionado a las sociedades, a sus individuos y a las familias de los individuos.
Desde los ejemplos más precarios de social network como flogger, hasta los más trendings como twitter, las redes sociales entretejen a los usuarios, los une y desarrolla empatía entre personas de Colombia y México; Venezuela y España. Entre todo el mundo.

Por más de 3 años Facebook, la súper red social innovadora en la comunicación entre personas, ha estado al frente en cuanto a avances tecnológicos. Sus aplicaciones son de las más jugadas en la Internet. Recordemos la joda que representó para muchos usuarios la famosa granjita Farmville. Por meses en Facebook no se habló de otra cosa que de alimentar vacas, darles agua a las gallinas y limpiar las cacas de los caballos. Pero bueno, cada quién se divertía a su modo.

Actualmente, Facebook es la página más visitada en Estados Unidos, muy por encima, incluso, de Google. Por los usuarios que cuenta actualmente la red social (unos 500 millones de humanos estamos pegados a Facebook viendo vidas ajenas) y por su importancia en materia tecnológica y la penetración en nuestras vidas, el valor de la marca Facebook está calculado en más de cinco mil millones de dólares.

El creador de Facebook Mark Zuckerberg, que seguramente se codea con el anticristo y bebe refresco light con Osama Bin Laden, ingresó a la lista de los hombres más adinerados del mundo, según la revista Forbes. Esta semana Forbes informó que el joven empresario de 26 años ocupa el puesto 35 de su top 100 de hombres más ricos del mundo. La fortuna al día de hoy de Zuckerberg asciende a seis mil novecientos millones de dólares. Su posición en la lista está siete puestos arriba de la que ocupa Steve Jobs (el ranking 42) de Apple. Es decir, que Jobs le ha traído mala suerte su juguetito i-Pad. Ni modo, algo tendrá que aprender.

Pues con fabulosos antecedentes uno pensaría que Zuckerberg es un chico decente y de buena familia. Que se ocupa y preocupa de sus clientes/usuarios. Que busca cómo satisfacer a sus más 500 millones de hombres y mujeres que le pican constantemente a su página. Pues no. Este muchacho de rulos y con cara de inocente nos ha salido con la guarrada de cortarnos el servicio en unas tres ocasiones esta semana. Ayer jueves, Facebook estuvo Off por unas tres horas. Y no, el mundo no se partió en dos. Tampoco supe de la muerte por falta de alimento de algún animalito de Farmville o de algún acuario. Lo que sí supe fue que Facebook fue Trend Topic de Twitter. Porque sí, los que nos sentimos desolados por Facebook corrimos a buscar consuelo en Twitter.

Facebook informó que la falla se debió por el servicio de un proveedor externo de la empresa que no hizo bien su trabajo. Será el sereno, pero el suceso ocurre horas después de darse a conocer que Mark Zuckerberg donará 100 millones de dólares a escuelas de Newark (Nueva Jersey). Lo cual quiere decir que en Nueva Jersey alguien le trae tirria a Mark.

Entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre de este mismo año Facebook ha dado la nota al registrar la que se ha considerado "la peor" caída de Facebook, a nivel mundial. O sea que en menos de un mes Facebook se ha dado a conocer por sus fallas técnicas. Vamos, que ya ni por las granjitas, y eso ya es bastante malo.

Las expectativas financieras para la red social en este 2010 eran bastante halagüeñas. A inicios del 2010 se estimó que por primera vez Facebook tendría ganancias, lo cual la colocaría como una empresa rentable y lista para cotizar en la bolsa de Nueva York.

No dudo que Facebook supere sus metas financieras. Al menos Zuckerberg ya mejoró las propias. Aunque por momentos pareciera que twitter le gana terreno, Facebook seguirá dando batalla por bastante rato a los webnautas.
Pero de lo que sí estoy seguro, es que de seguir en el futuro como lo ha hecho en recientes días con sus "caídas" o "colapsos", no habrá Facebook para el 2012. O si hay, vendrá con el apocalipsis de la humanidad a cuestas. ¡Que nos agarren confesados!

La naturaleza y eros no viven en concubinato

La naturaleza y eros no viven en concubinato

> En pocas ocasiones me lo había preguntado.
Tal vez en alguna ocasión, en mi adolescencia, me lo pregunté y, quién sabe, haya investigado algo al respecto.
Pero la onda es: ¿qué sueñan las personas que hace que se despierten con la hormona alborotada?
Algunas explicaciones científicas (que ya habíamos quedado que la ciencia a veces hace bufonadas) dicen que por los movimientos que hacemos mientras dormimos (girarnos, restregarnos involuntariamente, amén de un@ que otr@ intrus@ en los sueños) es que los hombres y mujeres amanecemos en un estado que a veces ni nosotros mismos nos reconcemos.

Que tu maestra de biología de preparatoria, que lo mismo te hablaba un día de la clasificación taxonómica de los animales, que otro día te explicaba las agravantes del delito, te lo contara era tan poco creíble como las afirmaciones de algunas personas de que la tierra es plana.

Por otro lado, otro sector del mundo apuesta por el amor. Dicen que las parejas que viven bajo un mismo techo -y que duermen en la misma cama- amanecen como rinocerontes en celo por el amor que se tienen. Para todo hay. Y podemos seguir especulando tanto hasta que el agua de marte se acabe.

Lo cierto es que ni una versión ni otra dan respuesta a la pregunta. ¿Qué sucede, entonces, con la primera teoría que expuse, pero aplicada a personas que viven en pareja? ¿Quiere decir que por el hecho de vivir en pareja ya no se dan vueltas en la cama, se jalan las cobijas, se balbucean poemas eróticos, y se sueñan con personas la mayoría de las veces ajenas a la relación?

Otras explicaciones más hacia el sexismo dicen que los hombres amanecen listos para la batalla porque somos unas bestias implacables que al cabo de los siglos de la historia universal, realmente poco hemos cambiando. Y en parte tienen razón. Pedir que el cuerpo no reaccione durante el sueño a estímulos voluntarios o involuntarios, es como pedir que dejemos de respirar mientras dormimos. Aunque los que padecen de apnea del sueño sí logren este último cometido. Bravo por ellos.

Una cosa es clara: tal vez la única que pueda responder la pregunta del inicio de este post sea la gimnasta Shawn Johnson medallista de Beijing 2008. Shawn tiene recién cumpliditos sus 18 años y ya anda provocando desastres en cadena nacional en los Estados Unidos. La jovencita participó en el programa “Dancing with the Stars” que transmite la ABC, y al finalizar unas de las rutinas de baile provocó una erección en su pareja de baile Mark Ballas de 22 años. ¡Y todo Estados Unidos los vio! Si me preguntas quién es Mark no sabría decirte. Pero podría pasar a la historia alimentando el morbo de sus nietos, contando tan memorable hazaña. Y para que no digan que estoy mintiendo la foto de este post es del momento en que al buen Mark se le prendió y no precisamente el foco.

Al menos yo cuando estoy dormido soy un lindo angelito que solamente piensa en descansar. Bueno, eso creo. Me preocupo más de lo que le pasa a mi cuerpo cuando estoy despierto, que cuando duermo. Cuando estoy de visita en el tercer sueño no me hago responsable de lo que me pasa.

Lo mejor es dejar de cuestionar a la naturaleza que sus propios motivos tendrá para hacernos sonrojar de una u otra forma.
Y dejar a cupido tranquilo.
Y comprar sábanas más tersas y finas.
Y claro, recordar aquello de que la naturaleza y eros no viven en concubinato.

Charlas ajenas

Charlas ajenas

> Muchas veces me he preguntado porqué escucho cosas que en una situación normal no debería escuchar.
Es decir, no es igual ir orejeando la plática sexosa de las chavas del asiento trasero del bus que pinta interesante y sacia ligeramente mi morbo, que escuchar el análisis situacional de qué hacer y qué no en un asalto al transporte público, en palabras de los empleados de la construcción.

Y es que en una ciudad tan grande como la de México las charlas y voces se mezclan en todos lados y es inevitable ausentarse y guardar para una mejor ocasión la prudencia. Así, en mis arranques de escuchar charlas ajenas me he encontrado con una familia que, intuyo reunida con un especialista en el tema, habla del secuestro de un familiar.

Lo interesante de las charlas ajenas es que al no conocer a los actores de la historia, y la mayor de las veces la situación completa, nos da la oportunidad de recrear la historia, dándonos la posibilidad de empezarla y terminarla a nuestro adorado antojo.

Las charlas de l@s amig@s son ricas, son interesantes, son simpáticas. En esas las personas se muestran honestas y tal cual son. Algunas veces se cuentan todo, y más cuando hablan de sus respectivas parejas. O incluso de sus ex parejas que se encontraron en Facebook y se preguntan cosas como "¿y cómo está?". Si el odio sigue vigente el/la respectiv@ responderá: "Pues gord@". Si no pues con un simple: "¡Está interesante!" se da a entender bastante.

Toda esta historia de las charlas ajenas viene a cuento porque recién regreso del blog de mi amigo Keiji Yoshiki y leo un post relacionado con el tipo de charla recomendada para la primera cita con alguien que aspira a convertirse en "algoserio".
KG, como le decimos sus amigos, cuenta dos anécdotas de conversaciones que tuvo con "personas interesantes" y que el encuentro terminó en un "Gusto en conocerte".
No pude evitar traer a mi mente la charla que escuché hace unos fines de semana.

Estaba en un café. El lugar, con unas 10 mesas redondas, estaba medio vacío. Una mesa con una pareja que bien pudo ser un maestro asesorando en la tesis a la alumna. Otra mesa con una familia pequeña, con los papás de avanzada edad. Y así dos o tres mesas más.

Repentinamente llega a una mesa frente a mí una mujer joven que no pasaba de los 30 años, acompañada con un hombre igual de joven. 
Supuse que eran amigos del trabajo. Por las preguntas (obvias, tontas) de la chica intuí que el joven no era del DF.

De ahí en fuera la chica se empeñó en sacar los temas más desabridos de su vida. El muchacho no era un ducho en la charla, pero al menos intentaba ser simpático y medianamente original.

La mujer contó de cuando se tomó de un jalón un vaso con cierta bebida alcohólica. Siguió con la anécdota de cuando su papá le llamó por teléfono en la tarde, y esta chica le dijo que ya estaba en su casa, cuando apenas iba bajando del segundo piso del periférico.
Luego de la fiesta aburrida del fin de semana y que por eso se puso a chatear con la Black Berry "a esas horas de la madrugada".

Después de un monólogo que su amigo escuchó con simulada atención, la mujer atinó a hacer una pregunta que hasta ahora no sé qué responder si me la llegaran a hacer: "¿te gusta ver películas?". No es que esté en contra de ese tipo de preguntas. Pero son de esos cuestionamientos que no tienen otra respuesta más que un "Sí". Es como si te preguntaran "¿Diario comes?" o "¿te masturbas?".

Ese fue el momento en el que dije: "¡¿Y qué hago yo escuchando esto?!". Y claro, comencé a hacer cierto rewind del tipo de charlas que suelo hacer. Entiendo que en una cita (la primera, la segunda o la vigésima cuarta...) hay que ponerse en plan bonito. Pero de eso a que personas hagan preguntas tontas y que sus interlocutores den respuestas tontas, ya es otra cosa.

Yo soy algo curioso y en las charlas hago muchas preguntas. Pero claro que también hago plática y comento. Pero entonces, ¿porqué algunas personas dan respuestas tontas a preguntas tan claras como "¿qué edad tienes?" o "¿qué estudiaste?"? En esos casos me gusta escuchar cosas precisas y concretas y no que me salgan con la ocurrencia de: "¡Adivina!".

Caray, lo único que puedo decir es que si en una cita alguien me hace ese tipo de plática o me da ese tipo de respuestas, lo mejor que puedo hacer es pararme e irme.
Y sí, sería la última cita.

El mundo en twitter

El mundo en twitter

> El México costumbrista y de las tradiciones, pareciera que ha hecho estragos en los mexicanos de las décadas recientes.
Aquella tradición de algunos mercaderes de vender el nombre de una persona escrito en un grano de arroz, e incluso algunos más versados plasmar el padre nuestro en ese granito, llegó a convertirse en una representación del folklor nacional.

Ahora tenemos una situación parecida pero a nivel virtual.
Twitter sería ese granito de arroz, donde todo es posible escribir y publicar, siempre y cuando no se pasen de los 140 caracteres que permite el sistema. Estar en twitter es estar en el mundo. Es tener cierta identidad y formar parte del mundo y prácticamente de su historia. ¿Pero cómo formar parte de la historia? ¿Cómo trascendieron personajes como Einstein, Beethoven o personajes de la historia nacional?
Pero antes de twitter, y hay que ser justos y no colgarle la mala suerte al sitio de microblogging, el mundo ha pasado por una etapa oscura en cuanto al conocimiento se refiere.

Creo que actualmente no hay más conocimiento que antes. Y me refiero al conocimiento que es útil para algunos grupos de la sociedad o para el mundo. Saber que el helado de vainilla realmente necesita de 200 gramos de esencia de esa rama por cada litro, pues no tiene mucho sentido. O saber que para que una clave de correo sea confiable requiere de más de 7 letras y números, no es algo que le quite el sueño a los habitantes de este planeta (si acaso a uno que otro hacker).

Yo me acuerdo que cuando estudiaba la primaria se hablaba de que la educación era mala. Seguí creciendo, y esa frase se escuchaba entre mamás inconformes, que achacaban al sistema educativo que sus hijos reprobaran química, física o matemáticas. Pero en aquel entonces no había mucha forma de comprobar cuán mal estaba la educación en México. Todo quedaba en meros comentarios y cuchicheos de madres de familia que pocas veces pasaban a oídos de los maestros o directores del cole.
Ahora, ya en pleno siglo XXI y con el mundo girando para un lado, mientras que el sistema solar gira para otro, ya hay más referencias que confirman esas sospechas de hace unos 20 años: sí, la educación en México está deplorable. Y claro, con esos estudios y análisis vienen los comparativos: "Ni en Estados Unidos están así", claman algunos globalizadores. "En China los niños de tercer grado aprenden lo que acá los de sexto", refieren los comunistas venidos a más.
Pues no señores y señoras. Estados Unidos no está ni mejor que México a nivel educativo.

En México, según un estudio realizado en 2007 por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el 56% de estudiantes de tercer grado de primaria reprobaron Historia, encontrándose por debajo del nivel básico. Solamente 1% tiene el nivel avanzado. Esto quiere decir, según el mismo estudio, que el 46% de los estudiantes evaluados no se ubican en el rubro de mejor rendimiento.

Es decir que los niños de tercer grado de primaria no saben ni por dónde empieza o termina la historia del país. Seguramente creen, como a veces se dice medio en broma medio en serio, que si no se ha publicado en Facebook, pues entonces no ha pasado nada. Acontecimientos como el descubrimiento de América o incluso referencias de tiempo (distinguir un día, un lustro o un siglo), son temas que forman parte de la imaginación de Steven Spielberg.

El estudio del INEE se aplicó en 55 mil 312 alumnos, de 3 mil 167 escuelas de diferentes estratos: educación indígena, cursos comunitarios, rurales públicas, urbanas públicas y privadas. O sea que no es un asunto de que las escuelas estén mal porque son del gobierno.

Para aquellos que salgan con sus reclamos y, de nueva cuenta, sus referencias a otros países, les informo que están demás sus datos. Hace pocos días se publicó un estudio entre preuniversitarios de Estados Unidos y parece que los resultados palidecieron hasta al mismo Obama: para los estudiantes norteamericanos que están por ingresar a las universidades Beethoven es un perro y Miguel Ángel un virus informático.

También los jóvenes norteamericanos no recuerdan ningún evento histórico donde los rusos y los Estados Unidos realmente hubieran competido por el espacio. Y así algunas joyitas de los estudiantes gringos. Sin dejar de lado que los estudiantes creen que Estados Unidos, Canadá y México "siempre han estado ligados por un Tratado de Libre Comercio", señala el estudio.

Por eso es que creo que, antes de que se acabe el mundo en el 2012 según lo dijeron los aztecas, los mayas, los xochimilcas y los totonacas, todo el mundo quedará encapsulado en twitter. Al cabo que ya ni nos interesa el pasado.

¡Devuélvanme mi verano!

¡Devuélvanme mi verano!

> Todos sabemos que este mundo está de cabeza.
No abundaré en ejemplos, que con el simple hecho de meterse a un Starbuck´s ya no es muy cuerdo que digamos.
Y está de cabeza porque nos hemos empeñado en que si las cosas deben de subir, pues trabajaremos arduamente para que bajen. Aún y cuando la naturaleza propia de eso, esto o aquello lo requiera. Y no. No me estoy refieriendo a temas que la iglesia y sus porristas de enahuas largas se cansan en decir "es contra-natura". Ahora que si de "contra-natura" hablamos pues deberíamos de pensar en tortillas industrializadas, en curas pedófilos, en apoyar a AMLO o creerle a Lolita Ayala. Esas cosas sí son "contra-natura".
A lo que me refiero es a este clima más impredecible que la siguiente publicación de "Luna LLena", "Media Luna", Cuarto Menguante", y "Ya nos amaneció". Yo recuerdo que en mis años de la infancia hablar de verano era hablar de calor, de refrescos fríos, de helados de limón y cielos azules interminables. Antes hablar de verano era pensar en vacaciones escolares de mes y medio, en levantarse tarde y en no hacer mucho en esos días. Pero no. El mundo está de cabeza. Ahora, en este 2010 y a poco menos de dos años de que las profecías Mayas, Tlaxcaltecas, Zapotecas y Xochimilcas del 2012 nos alcancen, el verano ya no es lo que era antes en México y el mundo.

Mientras que antes sacaba mi alberca desmontable al jardín, la llenaba y me sumergía en ella hasta que la piel de mis deditos quedara arrugada, ahora, advirtieron autoridades, la recomendación fue no salir de nuestras casas al menos por tres días. ¡Tres días! ¿Quién en su sano juicio -y que no esté penando condena en la cárcel- se queda tres días metido en su casa, porque las lluvias llegarán peor que en el diluvio bíblico?

Antes el verano era para andar en diminutos shorts por la calle, andando en bicicleta, buscando aventuras entre los árboles del bosque tropical, mientras los pajarillos cantan. ¡Qué tiempos cuando el verano nos obligaba a refrescarnos, aunque eso significara quitarnos la ropa a la menor provocación (el pretexto era lo de menos)!. Eso al menos me han contado de los veranos de antes.

Pero los políticos son un encanto. No quieren hablar de que Tláloc tiene la fiebre de "El Niño". Ellos prefieren hablar de "lluvia atípicas (¿contra-natura?, pregunto), por el calentamiento global". Como mero dato, en febrero de este año en México se presentaron lluvias intensas ("atípicas", recuerda). Normalmente, en un planeta normal, febrero significa un mes generalmente seco. Pues bueno, este febrero de 2010 se presentaron precipitaciones pluviales en la Ciudad de México de 36 millones de metros cúbicos en unas cuantas horas, las cuales les valieron el reconocimiento de "las más intensas de los últimos 25 años". ¡Y apenas estaba empezando el año!

Pero eso era en febrero. Para julio se presenta lo que se le llama "Canícula". En un país normal, con una clima normal significarían algunas altas temperaturas y la disminución "notoria y no uniforme de las cantidades de lluvia", según informa en un boletín el Servicio Metereológico Nacional de México. Pero no. Como el mundo está de cabeza los últimos 5 días han sido de lluvias constantes.

Y si el calendario no nos falla, la "Canícula" debe terminar en agosto... para que en septiembre tengamos lluvias (si es que no se van). Y entre las depresiones tropicales (que a veces también acarrean depresiones blogeras), los Niños, la Canícula y "la calentación global" (Paulina Rubio dixit) el verano ya nada más existe en las películas.
¡Qué padre sería caminar en tupidas veredas, sin la preocupación de que por las lluvias nos caiga una roca de la nada!
Por eso es que exijo:

¡Devuélvanme mi verano a la antigüita!

Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (3/3)

Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (3/3)

> Llegamos a la última parte de las publicaciones de "Artes y Ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra".
Durante los dos fines de semana anteriores, he publicado las 64 "Artes y Ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra", que recoge este libro tradicional de la India.
El libro reconoce que no solamente una mujer debe ser bella para resultar atractiva a los hombres. Y no nada más eso. El Kama Sutra también considera estas artes y ciencias como metodos de manutención de las mujeres que se han separado de su marido, "y cae en desgracia".
Aquí está la tercera y última parte de "Artes y Ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra".

47.- El arte de adornar los carros de flores.

48.- El arte de trazar diagramas místicos, de preparar sortilegios, encantos y hechizos y enlazar brazaletes.

49.- Ejercicios de ingenio, tales como completar estrofas o versos de los que sólo se tiene una parte, suplir una, dos o tres líneas, mientras que las otras se han tomado al azar de diferentes versos, de modo que formen uno completo, que tenga sentido o arreglar las palabras de un verso escrito de forma irregular, separando las vocales de las consonantes u omitiéndolas por completo, o poner en verso o en prosa frases representadas por signos o símbolos. Existe una gran variedad de ejercicios de ese género.

50.- Componer Poemas.

51.- Conocimiento de diccionarios y vocabularios.

52.- El arte de cambiar y disfrazar el aspecto de las personas.

53.- El arte de cambiar la apariencia de las cosas, tal como hacer pasar algodón por seda u objetos groseros y vulgares por otros finos y raros.

54.- Las diversas formas de los juegos de azar.

55.- El arte de conseguir la propiedad de otro por medio de mantras o hechizos.

56.- La destreza en los deportes juveniles.

57.- Conocimiento de las reglas de la sociedad y de cómo presentar a los demás respeto y cumplidos.

58.- El arte de la guerra, de las armas, de los ejércitos, etcétera.

59.- El arte de la gimnasia.

60.- El arte de conocer el carácter de un hombre basándose en su rostro.

61.- El arte de escandir o medir y elaborar versos.

62.- Pasatiempos aritméticos.

63.- Construir flores artificiales.

64.- El arte de moldear figuras e imágenes con arcilla.

 

Una mujer pública, dotada de buenas disposiciones, que sea hermosa, juntos con otros atractivos y, al mismo tiempo, esté versada en todas las artes que se acaban de citar, recibe el nombre de ganika o mujer pública de alta calidad. En toda reunión de hombres recibe un puesto de honor.

 

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Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (2/3)

Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (2/3)

> Desde la publicación anterior comencé a enumerar las "Artes y Ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra". Es decir aquellos oficios, disciplinas o sencillamente "artes y ciencias" que debe dominar una mujer para ser más atractiva a los hombres.
Como he enfatizado en éstas publicaciones, el kama sutra no es un texto que se centre en el sexo. Contempla, entre muchas otras cosas, los tipos de mujeres y hombres, cómo seducir, atraer, conquistar, iniciar y concluir un encuentro sexual, nada más por mencionar algunos aspectos del libro escrito por Mallanaga Vatsyayana entre el siglo I y VI.
A continuación, te presento la segunda parte de "Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra".

 

23.- Arte Culinario.

24.- Preparación de limonadas, sorbetes, bebidas aciduladas y extractos espirituosos con el color y sabor adecuados.

25.- Corte y costura.

26.- Confeccionar, con lana o hilo, papagayos, flores, tembleques, borlas, relieves, ramilletes, pelotas, lazos, etcétera.

27.- Resolver adivinanzas, enigmas, logogrifos, medias palabras, juegos de palabras y preguntas enigmáticas.

28.- Un juego que consiste en repetir versos: una vez que una persona ha concluido, otra debe comenzar inmediatamente, recitando otro verso, cuya primera letra debe ser igual a la última de la anterior. El que no pueda continuar queda como perdedor y ha de pagar una prenda o abandonar el juego.

29.- El arte de la mímica o la imitación.

30.- Lectura, incluidos el canto y la entonación.

31.- Estudio de frases difíciles de pronunciar. Suelen realizarse, principalmente, como un juego de mujeres y niños y consiste en repetir muy de prisa una frase difícil, en la que, a menudo, las palabras están trastocadas o mal pronunciadas.

32.- Ejercicios con la espada, el bastón simple, el bastón de defensa, el arco y las flechas.

33.- Deducir consecuencias, razonar e inferir.

34.- Carpintería o trabajo de carpintero.

35.- Arquitectura o arte de la construcción.

36.- Conocimiento de las monedas de oro, plata, de las joyas y las piedras preciosas.

37.- Química y mineralogía.

38.- Coloreado de joyas, gemas y cuentas.

39.- Conocimiento de minas y canteras.

40.- Jardinería o arte de tratar las enfermedades de los árboles y de las plantas, de cuidarlas y de determinar su edad.

41.- Dirigir peleas de gallos, codornices y carneros.

42.- El arte de enseñar a hablar a loros y estorninos.

43.- El arte de aplicar ungüentos perfumados al cuerpo, de impregnar los cabellos con pomadas y perfumes y de trenzarlos.

44.- El arte de comprender la escritura cifrada y la escritura de palabras en una forma peculiar.

45.- El arte de hablar cambiando la forma de las palabras. Puede realizarse de varias maneras. Algunos lo hacen cambiando el principio y el fin de las palabras; otros intercalan letras innecesarias entre sílabas, etcétera.

46.- Conocimiento de las lenguas y los dialectos de las provincias.

Como viste, las disciplinas que las mujeres deben dominar para ser más atractivas a sus hombres, tienen que ver con la capacidad de aprender y enseñar, de socializar y ser, sobre todo, cultas e instruidas.
De ahí que, retomo un fragmento de la publicación anterior, la primera parte:

Dominar estas artes harán de la mujer una "ganika" o "mujer pública de alta calidad", porque no solamente de "buenas disposiciones y hermosa" debe estar dotada la mujer.

 

 

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La Cifra VIII

La Cifra VIII

> El piloto de la Fórmula 1 Kimi Räikkönen, cobró USD$56,000 por cada vuelta en la temporada 2009. Es decir, se embolsó cosa de USD$50.7 millones por las 910 vueltas corridas el año pasado, convirtiéndose en el piloto más caro de la temporada, por encima de Lewis Hamilton.

Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (1/3)

Artes y ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra (1/3)

> El Kama Sutra es un libro muy completo.
En sus apartados, dedica espacio no solamente al arte de amar y de conseguirse un hombre o mujer. El libro escrito por Mallanaga Vatsyayana también aconseja seguir ciertos lineamientos en cuanto a conducta y conocimientos para satisfacer más a la pareja en todo momento.
Vatsyayana es muy claro al respecto y enumera 64 "Artes y Ciencias que deben estudiarse además del Kama Sutra". Estas "artes y ciencias" deben ser aprendidas por las mujeres antes del matrimonio, y durante éste " con el consentimiento de su esposo".
Dominar estas artes harán de la mujer una "ganika" o "mujer pública de alta calidad", porque no solamente de "buenas disposiciones y hermosa" debe estar dotada la mujer.
En tres entregas, publico las 64 artes que debe estudiar tanto la mujer como el hombre.

1.- El canto.

2.- La música instrumental.

3.- La danza.

4.- La asociación entre danza, canto y música instrumental.

5.- La escritura y el dibujo.

6.- El tatuaje.

7.- Engalanar y adornar un ídolo con arroz y flores.

8.- Preparar y arreglar los setos de flores o las flores en el suelo.

9.- Colorear los dientes, los vestidos, los cabellos, las uñas y el cuerpo; es decir, cómo deben teñirse, colorearse y pintarse.

10.- La colocación de vidrios de color en el suelo.

11.- El arte de hacer las camas y extender las alfombras y cojines para descansar.

12.- Tañer vasos musicales llenos de agua.

13.- Almacenar y acumular agua en los acueductos, cisternas y depósitos.

14.- Pintar cuadros, adornar y decorar.

15.- Trenzar rosarios, collares, guirnaldas y coronas.

16.- Adornar turbantes y penachos y hacer escudos y nudos de flores.

17.- Representaciones esenciales, ejercicios teatrales.

18.- Construir adornos para las orejas.

19.- Preparar perfumes y aromas.

20.- Disponer la combinación de joyas y adornos en el vestir.

21.- Magia y sortilegios.

22.- Agilidad y habilidad manual.

 

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Miércoles de Poesía

> ¿Cuántos poemas se han dedicado a los rosas?
Incontables, pues.
Ahora, en este Miércoles de Poesía, traigo un texto de Rainer Maria Rilke (Praga, 1875-1926). Rilke realizó gran parte de sus obras en alemán, debido a que a corta edad se fue a estudiar a Múnich. Aunque también publicó poemas en francés.
Tuvo una larga estancia en el sanatorio suizo de Val-Mont, hasta que murió en diciembre de 1926. Hasta mucho tiempo después se supo que la causa de su muerte fue leucemia.
Aquí te dejo "Las Rosas" (I),

Si tu frescura a veces nos sorprende tanto,
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.

Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

 

Tomado de: www.eldigoras.com

Entremeses cervantinos II

Entremeses cervantinos II

> Ya conté la ocasión anterior mi viaje a San Miguel de Allende, Guanajuato.
Esa primera parte estuvo salpicada de anécdotas de las interminables caminatas, la filosofía culinaria local (Quesadillas de queso, dixit Abel, el de los tacos) y las visiones y representaciones de lo que es arte, ocuparon parte de esa crónica . El desarrollo turístico y la llegada de Starbuck´s a San Miguel de Allende no quedó fuera de esa primera crónica de viaje.
En esta segunda parte me ocuparé de contarte las historias que viví (vivimos el Sr. Abcedario y yo) en Guanajuato Capital. La historia comienza una noche antes de viajar de San Miguel de Allende a Guanajuato, cuando el Sr. ABcedario y yo hicimos unas llamadas para confirmar la reservación de nuestro hospedaje.
Lamentablemente, en este mundo no eres nada si no tienes una tarjeta de crédito. Hicimos llamadas a dos lugares y en ambos solicitaban tarjeta de crédito para "asegurar" la reservación. Pienso que es una medida poco inteligente, más que precautoria. ¿Qué sucede si me asaltaron un par de horas antes de hacer mi llamada? ¿Tengo que cancelar mi viaje? O peor todavía, que sufra el asalto camino al hotel y cuando me pidan mi tarjeta no la pueda presentar. En fin. Afortunadamente en uno de esos lugares le dije al hombre que me contestó que estábamos en San Miguel de Allende, que era más que seguro que llegaríamos. El hombre se sintió confiado y ya no solicitó la tarjeta.
En el otro lugar nos encontramos con una situación cuasi burocrática. Un hombre, que contestó el teléfono seguramente porque iba pasando por ahí, se limitó a decir: "Hable mañana a partir de las 9 de la mañana, que es la hora en que llega la señorita Perenganita, encargada de las reservaciones".
Total, el siguiente día llegamos poco antes de las diez de la mañana a Guanajuato Capital.

***

Guanajuato es una entidad que tiene una vida muy activa. Su gente tiene un ritmo en las venas que no lo puede disimular. Una energía que los hace que estén en constante movimiento.
Al llegar al hotel nos recibieron muy sonrientes y atentos. Dimos nuestras referencias de la reservación y nos dijeron algo inconcebible, pero levemente entendible: en ese momento no tenían habitaciones, sino hasta la una de la tarde que vencían y salían varios huéspedes. Accedimos. Al cabo ya estábamos ahí, teníamos unas tres horas para rondar.
La mujer de la recepción hizo una muy buena labor de venta. Después de explicarnos lo de las habitaciones, nos ofreció un tour. Por la módica cantidad de 100 pesos nos llevarían a conocer las momias, las minas, las iglesias, los lugares más alejados del centro además de uno que otro rincón que ningún visitante ha conocido hasta el momento. El tour comenzaría a las 13 horas. Compramos nuestros pases. Al tiempo, encargamos nuestras maletas y fuimos a desayunar.
Regresamos como a las 12 del día. Nos ofrecieron revisar un par de habitaciones que ya se habían desocupado, aunque no estaban aseadas.
Ambas habitaciones daban al exterior. Opté por la que miraba hacia el Treatro Juárez y la iglesia de San Diego. Desde esa ventana entraba mucha luz por la mañana. Por eso me gustó. Además de por la mirada que se desplegaba desde ahí.
Apartamos la habitación. Después nos dijeron que ya podíamos pasar a tomar posesión de tan preciado territorio. Por fin. Dejamos nuestras maletas. Descansamos un poco. Tiempo que yo aproveché para imaginar que me dormía un par de horas y descansaba de lo mejor. Salimos justo a tiempo para tomar el tour.
Y aquí comenzó una gran aventura. Llena de impertinencias y chistes malos. Y lamentando por algunos detalles, los viajes en grupo.

***

El camión con forma de tren era espacioso.
Bien construido. Diseño sencillo, pero funcional.
Tenía techo transparente. Sillones cómodos y muchos espacios por donde entraba el aire del día.
El chofer y el guía, gentiles, hicieron un trabajo realmente maravilloso.
Las 12 o 14 personas que estamos a abordo miramos atentos al hombre cuarentón que habla recio frente a nosotros. Siento que somos como alumnos. O que formamos parte de una prueba científica donde nuestras vidas están en riesgo de no seguir las indicaciones. Nos indicaron algunos aspectos del viaje. Como si se tratara de un avión de prueba del Airbus siguiente generación, aclararon en tono amable: "Les informamos que no podrán cambiarse de lugar en todo el recorrido. Los asientos que utilicen serán los mismos. Ah, y el costo del pase no incluye le entrada a los museos". Al principio uno se pregunta: ¿porqué no me lo dijeron?. Pero las ganas de conocer son más grandes que la aclaración no hecha por la vendedora.
Los turistas a bordo: tres parejas jóvenes. Dos de ellas con bebés a bordo. La tercera oriunda del norte, podría pensar, andaba de luna de miel. O nomás viaje de aventura. O a lo mejor se conocieron en el camino. O realmente eran unos desconocidos. Un matrimonio más, treintones ambos. Con una niña que en cuanto comenzaba a llorar le ponían el biberón. Los acompañaba un par de mujeres de más edad. Tías solteronas. O depositarias del conocimiento materno.
Y agarramos camino.

***

Primer parada: Museo de las Momias.
Para ser fin de semana, había mucha gente sedienta de ver esos cuerpos torcidos, con muecas, descabellados.
Recuerdo que hace 20 años que fui a ese lugar, el museo se encontraba en un paraje terroso. Aquello y una pista clandestina de aterrizaje era lo mismo. Amplio y desolado. Ahora no. A los alrededores del museo se apiñan casas de una colonia popular. Lo que en aquel entonces era un estacionamiento amplio, donde podían maniobrar autobuses y coches sin problema, ahora es un diminuto espacio invadido por vendedores ambulantes y guías de turistas.
Compramos nuestros pases.
Y otra fila para entrar al museo.
Ya adentro, te sientan un una mini sala multimedia, donde te muestran un video costumbrista del tributo del mexicano a la muerte. Un video bien hecho, pero nada espectacular. Lleno de lugares comunes. De frases hechas. El video no dura más de dos minutos.
De ahí te pasan a otra sala, donde hay una gran impresión de un collage de fotos de las momias. Ahí, también, hace su aparición triunfal el guía del museo. Un hombre que bien podría ser funcionario público, mensajero o contador de una oficina de cobranza.
El tono con el que se dirige a nosotros es provocador. Nada amable. Nos chantajea y se hace el importante: "El museo no nos paga. Yo seré su guía. Si quieren que les de las explicaciones al final tendrán que darme una propina, porque yo vivo de esto. Sino quieren, pues hagan el recorrido por su lado", exigía, molesto, mientras se acomodaba una y otra vez sus lentes. Su bigote tupido y negro ocultaba los movimientos de sus labios.
Una viejita, en el mismo tono de reclamo le espetó: "Pues ya estamos aquí, ya qué".
Mientras escuchamos la exigencia de mal modo del guía, el Sr. ABcedario y yo nos volteamos a ver y decidimos mandar al señor por un tubo y tomar el recorrido por nuestra cuenta. Cuando nos dimos cuenta la pareja del norte que venía con nosotros también se molestó por la actitud del guía y agarró, también, su propio camino.
A lo lejos escuché que el guía decía: "En documentos antigüos, de hace 30 o 40 años, se han encontrado..." y ahí perdí la señal de su monólogo. Caray, yo estoy en el camino de "antigüedad", y luego, ¿qué sigue?, me quedé pensando.
El museo de las momias parece que tiene el mismo mal de las momias: cada vez se achica más. La ocasión que fui recuerdo que eran muchas más momias. Ahora, tres salas con un par de momias en vitrinas muy bien iluminadas y modernas, y tres pequeños cuartos con vitrinas de las viejitas exhiben otras tres momias.
Explicaron que las demás momias están en exhibiciones itinerantes en el país. Y que las demás (las sobrantes, pues) están ahí en Guanajuato.
Es evidente que el museo fue remodelado. Estratégicamente, con algo de chocante oculto, la salida del museo es hacia la tienda de recuerdos. Y la salida es, también, una muestra de la mala planeación: una diminuta puerta de salida, que con los curiosos que se detienen en la tienda hace lenta y complicada la salida de aquellos que no nos interesa comprar recuerdo alguno.
Regresamos al camión y ya estaban a bordo el turista con la niña que lloraba y le plantaban el biberón y las tías solteronas. Y pasaron los minutos. Aparentemente ya estábamos completos. Hasta que salió la pregunta, de algún lugar del camión: ¿Porqué nos le seguimos?. El guía, con ese tono amable respondió que era porque una pareja que se sumó al contingente de último minuto, seguía adentro del museo. Diez minutos. Quince minutos. Y apareció la pareja, tranquila, relajada. Esa pareja se daría a conocer en todo el tour por tardarse en todos los sitios y tener que esperarla.
Siguiente parada una bocamina.

***

El sol nos flagelaba con sus rayos. El calor se sentía hasta en la sombra. Un vaho caliente inundaba el ambiente. A pesar de las amplias ventanas y espacios abiertos del camión, el aire entraba pero parecía no ser suficiente para refrescar el ambiente.
Llegamos a la bocamina.
Unas instalaciones del tipo de ex hacienda, amplias, verdes, con arbustos y pastos bien cuidados fue un recibimiento espectacular. Pagamos nuestros pases.
De nueva cuenta otro guía.
Mucho más amable y simpático, el guía nos explicó un poco de la historia de la mina. Estoy por pensar que muchos guías aderezan con imprecisiones y exageraciones sus historias. Este hombre hablaba vívidamente de la experiencia de ser minero. De haber trabajado decenas de metros bajo tierra, sofocado por el aire encerrado del túnel. Con los músculos entumidos de cargar muchos kilogramos de piedra sobre sus espaldas. Pero eso hacía amena su explicación. Bajamos unos 50 metros a la bocamina. La experiencia fue breve, pero nos dio una idea de lo que realmente viven los mineros. Así lo explicó el guía: "Imagínense, nosotros bajamos unos 50 metros. Y por más buena condición física que tengan, por la densidad del aire, la respiración se hace difícil". Adentro de la mina estuvimos unos 15 minutos. Regresamos al exterior. Nos dio un recorrido por una bodega y exterior de la hacienda. Al final, de nueva cuenta, la petición de propina. La actitud de este guía fue totalmente diferente a la del señor del museo de las momias. El guía de la mina hizo bien su trabajo. Bromeó de buena gana con el grupo. Explicó tranquilamente detalles. Vamos, se ganó -y bien- su propina. El Sr. ABcedario y yo coincidimos y darle un buen dinerito.
Nos alcanzó el tiempo para recorrer las múltiples habitaciones de la hacienda. Muy bien cuidada. Limpia. Un aire fresco invita a quedarse más tiempo al interior de ella.
Pero el tiempo se nos acabó.
Siguiente parada: Templo de la Valenciana y...

***

A bordo, cada quien hacía sus propios recuentos del recorrido.
Las impresiones se quedaban en lo privado, compartidas con el acompañante.
Y en eso, la niña que cada vez que lloraba y le plantaban el biberón decidió revelarse. Comenzó a llorar a todo pulmón. Gritaba. Se agitaba en los brazos de su blando padre. Él hacía intentos por colocarle el biberón que estaba por convertirse en silenciador. La niña seguía instalada en sus berridos. Las mujeres solteronas, volteaban a ver a la niña y a su padre y le hacían muecas, le decían algo en voz muy baja, al estilo del "mudito". Le pasaban, de mano en mano, cobijas (¡con ese calor!), y la niña y el señor se enganchaban en una lucha.
La pareja norteña, quien había elegido los lugares inmediatamente delante de la niña, no disimulaba su molestia. El Sr. ABcedario y yo, tampoco.
Nos dirigíamos al templo de la Valenciana y a una exhibición, repetía una y otra vez el guía, para meter suspenso y morbo al tema, de "aparatos de torturación de la Inquisición". No reparaba en repetir su frase: "veremos aparatos de torturación de la Inquisición".
Llegamos al lugar.
Ya ahí al Sr. ABcedario y a mí nos pareció más interesante ir a conocer el templo de la Valenciana, que en ingresar a una exhibición con aires medio piratas y de bajo costo de unos aparatos de "torturación".
Nos acercamos a nuestro guía y le preguntamos el tiempo que dura el recorrido en los aparatos de la Inquisición. La referencia de 20 minutos fue tomada en serio y el Sr. ABcedario activó la alarma de su cel para que sonara en ese tiempo. Ya así, sin la preocupación de quedar mal o que nos esperen, nos enfilamos al Templo de la Valenciana, a unas tres cuadras arriba del museo de aparatos de tortura. Perdón, “torturación”.
La Valenciana es una iglesia espectacular. El enorme retablo en madera, cubierto de color oro, detallado en los rostros y expresiones de las imágenes santas son el deleite de alguien que guste de la fotografía.
Cada rincón abigarrado, cada cúpula de esquinas torcidas, cada columna alzada en grotescos rulos son dignos de capturarse en fotografía. El exterior, en piedra rojiza, realza con la intensa luz de la tarde. Sus bóvedas, sus vitrales, sus ventanales. Impecable el trabajo de restauración. Perfecto.
La alarma del tiempo de 20 minutos sonó. Nos asomamos por un balcón y vimos que el camión seguía vacío. Nos tomamos unos minutos más.
Terminamos nuestra excursión por la Valenciana, con tiempo de sobra, hasta que el cansancio nos venció y nos fuimos al camión. Mientras regresaban los demás viajeros, el Sr. ABcedario y yo compartíamos una pepsi que se calentó en pocos minutos.
Siguiente parada: El monumento/mirador de El Pípila.

***

Ya era tarde.
El tiempo promedio de recorrido el tour se extendió demasiado. Las tres horas que nos dijeron que duraba se estaban ampliando hacia una cuarta hora. Nadie a bordo había comido como Dios manda. Hacía hambre.
Con el panorama tan desolador, el buen humor de nuestro guía parecía inamovible.
Llegamos al mirador de El Pípila. Esa efigie de enormes proporciones que se alza en lo alto de un cerro que bordea la ciudad. Un escenario perfecto para hacer varias tomas aéreas. Los problemas de tránsito hicieron que el camión nos dejara en la plazuela de El Pípila, pero tuviera que moverse unas cuatro cuadras adelante para no estorbar el flujo de autos sobre la reducida carretera.
El mirador era un hervidero de turistas. Un nutrido grupo de visitantes de Hermosillo traían una tremenda fiesta que rayaba en lo incómodo y molesto. A esas horas yo ya quería llegar a mi cuarto. Acostarme. Quitarme los tenis. Y dormir. Pero ni modo. En aquella lejanía tomar esa decisión eran tan impropia, como aventarse del mirador sin paracaídas y en ayunas. La escala ahí ya fue de menor tiempo.
Lo que parecía no tener fin era el berrinche de la niña que cada vez que lloraba le plantaban el biberón. Sus gritos ya eran insoportables. Tal vez por el cansancio, pero sus acordes vocales eran como taladros en los oídos. Voltee a ver a la pareja de norteños, y el hombre hacía una ademán demasiado obvio de taparse los oídos con sus manos y un gesto de molestia. Hasta entonces el papá de la niña que cada vez que lloraba le plantaban el biberón, se dio cuenta de lo molesto que era el llanto de su hija. Hizo algunos esfuerzos para silenciarla, sin éxito.
Siguiente parada: Mercado Hidalgo

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La llegada al Mercado Hidalgo fue el fin de un largo recorrido por la ciudad.
La explicación de nuestro ya en ese entonces súper héroe guía fue escueta. Contó del lugar algunas anécdotas que rayaron en la leyenda urbana. Y dio fin al recorrido. Pidió, cansado, sudoroso, su propina. Se la había ganado. Medio día hablando, intentando por romper el hielo de un grupo de desconocidos había tenido su mérito. Del mercado Hidalgo al lugar donde nos estábamos hospedando era un recorrido de unos 20 minutos caminando. Reto que, por supuesto, el Sr. ABcedario quiso retomar de nueva cuenta, tal vez para no olvidar nuestra experiencia de caminata por San Miguel de Allende, que la recorrimos de extremo a extremo a puro patín.
Caminamos cansados, pero con buen ánimo. Bueno, la verdad yo ya contaba los pasos para llegar a mi cuarto. El Sr. ABcedario tomaba nota mental de los sitios importantes, trascendentes, históricamente llamativos o simplemente que le parecían bonitos para recorrerlos en el siguiente día.
No perdimos tiempo -y menos energía- para llegar a nuestro hotel. Entonces queríamos descansar y comer.

***

Ya de noche salimos a buscar alimento.
También, la noche sirvió para darnos cuenta que debajo de nuestra ventana se ponen estudiantinas que organizan callejoneadas. Eso incluye que escuchemos sus canciones románticas, risas y chistes por un buen rato. Nuestro hotel está ubicado cerca del Jardín Unión. Rodeado de restaurantes, cafeterías, bares y lugares de fiesta interminable.
Rondamos las calles cercanas al hotel, y caímos en un restaurante bar bastante deslucido.
Las mesas en la banqueta, con sombrillas, velas encendidas y un barullo nocturno que relajaba, fue el escenario en el que cenamos.
Desde que llegamos una mesera muy atenta nos recomendó las enchiladas mineras. Había escuchado un par de veces del platillo, "tradicional de Guanajuato" como apuntó la mesera, así que quise recordar la experiencia de probarlas.
Mientras, el Sr. ABcedario paseaba sus ojos por la carta. Titubeaba. Dudaba. Una ensalada de atún fue su elección.
Pero esa noche las papilas gustativas del Sr. ABcedario no querían trabajar.
El atún demasiado húmedo y con mucha crema o mayonesa no fue del agrado del Sr. ABcedario. Regresó el platillo, y gentilmente la mesera ofreció una pasta a la crema.
De nueva cuenta, cierta huelga interna, hizo que el Sr. ABcedario dejara su pasta a la crema. Un saborcito entre a hiervas de olor y -posiblemente- principios de estar echándose a perder, fueron motivo suficiente para que no comiera más de la tercera parte del platillo. La mesera, sin perder su sonrisa, atinó el mensaje del Sr. ABcedario: "¿No le gustó, verdad?". A lo que él respondió con una negativa.
El tiempo que pasó entre las dos devoluciones culinarias del Sr. ABcedario, yo lo invertí en comer y terminarme mis enchiladas mineras.
Deliciosas. Era un platillo muy abundante y generoso. Enchiladas adobadas -muy parecidas a las potosinas-, rellenas de pollo, sobre ellas una ración fuera de lo común de verduras cocidas y queso. Al lado, a manera de guarnición, una pierna y muslo de pollo. Un plato enorme, bien elaborado. Las verduras y el queso de muy buen sabor. El pollo, cocido, lo deglutí con trabajos. Mi estómago se había llenado con las verduras, el queso y una jarra de unos dos litros -sin exagerar- de agua de piña 100% natural que ordené. Un banquete inolvidable, que repetiría gustoso.
"Las enchiladas mineras estuvieron perronas", escribí en mi Twitter esa noche.

***

Al siguiente día seguimos andando con mapa en mano. La misión del Sr. ABcedario se estaba cumpliendo: conocer todos los puntos marcados como importantes, interesantes, estratégicos, urbanísticos o artísticos en el mapa de la ciudad. Bien dicen que se conoce mejor un sitio turístico andándolo a pié, y en este caso aplicó al 100 esa frase.
Desafortunadamente uno de los recorridos a pié lo hicimos en lunes, así que nos tocó que estuvieran cerrados varios museos que realmente hubiera sido un deleite conocerlos, como el de la Casa Museo de Diego Rivera o el Museo Iconográfico del Quijote.
Y que llegó la hora de cenar. Debido a las largas caminatas optábamos por comer algo a la una o dos de la tarde, y seguirnos hasta entrada la noche. En algún lugar, habíamos visto un restaurante de nombre "El Abue", que se ostentaba como un restaurante recomendado por el New York Times. Y bueno, qué mejor que ir a comer al lugar y saber realmente qué tan recomendable es.
"El Abue" es un restaurante pequeño. Oscuro. Con una decoración que lo mismo hay ángeles de madera estilo barroco mexicano, que grandes espejos con series de foquitos navideños. El menú interesante. Nada del otro mundo, pero los nombres de los platillos invitan a pecar. Mi mirada se detuvo en el renglón que decía: "Tacos de cochinita pibil". No lo dudé y dejé de buscar otra opción.
El Sr. ABcedario también paseaba entre sopas, ensaladas o platillos fuertes. Su mirada clavada en el menú. Seguí mirando mi menú, nomás para ver qué más ofrecía. Comencé a bajar mi mirada, y al pié de página del menú una leyenda que nunca antes la había leído. Era contundente: "No se podrán cambiar ni regresar platillos, debido a que usted los escogió". Inevitable recordar la huelga de las papilas gustativas de la noche anterior del Sr. ABcedario. Leí en voz alta la leyenda. Amenazante. El Sr. ABcedario me soltó una mirada implorando que fuera una broma mía. "Aquí dice, hasta abajo del menú", me defendí. Si el Sr. ABcedario tenía planeado otro boicot gastronómico, sus intenciones habían sido apagadas. Eligió una sopa de tortilla y una ensalada.
La comida de buen sabor. Raciones normales, nada desbordantes. Los tacos de cochinita pibil tenían un sabor suave. El picante era ligero. Agradable. Compartimos la sopa de tortilla. ¡Vaya, la sopa de tortilla más deliciosa que he probado en muchos años! Tortillas bien doradas, no grasosas. El queso y la crema, frescos y de un sabor fino. El caldillo de la sopa no era de tomate, sino de chile chilpotle, lo que le daba un sabor más explosivo y adictivo. No dejé de cucharear ese caldillo.
Salimos de ahí satisfechos. Yo saboreando la sopa de tortilla. El Sr. ABcedario lamentando, tal vez, sus intenciones frustradas de regresar un platillo.

***

Los demás días de nuestra estancia en Guanajuato Capital fueron de caminar en interminables y serpenteantes calles. Guanajuato es un deleite para quienes nos gusta la fotografía. Cada esquina, cada cornisa, cada balcón, cada plazuela es una diana perfecta para hacer varias tomas. A pesar del inevitable desarrollo urbano -cables, letreros y postes que obstruyen una buena toma- en general la ciudad se encuentra en perfectas condiciones. No es una ciudad perfecta, claro. En aquellos días, la entidad sufrió ataques de la delincuencia: balaceras contra policías. Eso no impide ni desanima a los guanajuatenses para disfrutar de esa música, ese ritmo, esa bohemia que tienen en su sangre y que no dudan en compartir.

Entremeses cervantinos I

Entremeses cervantinos I

> Como lo estuve comentando, me fui de viaje a Guanajuato Capital, y a San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato.
Ambos lugares ya los conocía.
En el caso de San Miguel de Allende tuve la oportunidad de ir por primera ocasión hace unos 4 años. En Guanajuato, en cambio, fui hace unos 20 años. Aquellos que dicen que 20 años no son nada, están realmente equivocados. De Guanajuato Capital (como se le llama ahora, alejando suspicacias del estilo de "¿Qué otro Guanajuato hay?", sin caer en cuenta de que el estado y la capital llevan el mismo nombre) tenía vagos recuerdos. Esos recuerdos, muy al estilo de novela de terror, eran borrosos y se limitaban a la esquina de una calle y un arbusto verde; y todavía más vagos y alejados de mi visión los famosos túneles. De ahí en fuera Guanajuato se limitaba a una referencia geográfica en el mapa del país.
A San Miguel de Allende lo encontré más desarrollado.
Muchas agencias inmobiliarias y de Bienes Raíces -dirigidas, por supuesto, a un público gringo- y mucha actividad turística, me dieron a entender que en San Miguelito algo estaba pasando. En una esquina céntrica se exhibía, oronda y con todo lo que ello conlleva, una cafetería Starbuck´s, a la que los sanmiguelenses han tenido que hacer parte de su vida, sin que ello signifique que sean los públicos potenciales del establecimiento. La cafetería está dirigida, de nueva cuenta, a los turistas extranjeros (gringos, franceses y alemanes, según identifiqué), y a la gran cantidad de turistas provenientes de municipios como León o Celaya, que llegan a dar muestras de su poderío económico y capacidad etílica.
En esta ocasión conocí a San Miguel más a fondo. Y todo porque el Sr. ABcedario tuvo la oportuna idea de tomar un mapa turístico. ¿Su misión? Se propuso que visitáramos todos los puntos marcados como importantes, interesantes, históricamente atractivos, o urbanísticamente intrascendentes. Todo, muy al estilo Mochila al hombro, a pie. Desde las primeras horas de nuestra estancia, vimos un cartel anunciando un rave electrónico con Dj´s del bajío. El diseño del panfleto, muy bien logrado y en papel de muy buena calidad, logró su objetivo: que la comunidad electrónica fuera al eventín patrocinado por un instituto de la juventud.
Mientras llegaba la fecha, nos entregamos a sendas caminatas bajo el rayo del sol, y a buscar sitios para alimentarnos. Y no porque no hubiera. Los hay, muchos. Pero parece que compiten entre ellos para ver quién da el menú más caro. La oferta tiende a polarizarse hacia lo de más baja inversión y mayores ganancias. Economía perfecta. La gastronomía italiana pareciera que tiene muchos fanáticos por aquellas tierras. Hasta un actor viejito llamado Otto Sirgo tiene su restaurán italiano. La pizzería donde comimos uno de esos días está muy lejos de ser una referencia obligada, pero si andas por aquellas tierras no puedes perdértela. Bastante bien logradas sus pizzas. Si eres de los que prefiere lo "malo por conocido", encontrarás Dominos Pizza. Ni modo, el mal gusto prevalece.
Uno de los aspectos que más me siguen levantando inquietudes es qué diablos es arte. Y lo pregunto porque es sorprendente ver que aquellos avioncitos o camiones hechos con latas de aluminio, con el cual algunos teporochos y vagos y mugrosos de la calle financian sus excesos, son una locura en San Miguel. Lo venden como el último grito del arte autóctono-alternativo-newwave-mexicano. Y claro, no lo venden a 20 o 30 pesos. O el concepto kitsch mexicano, que yo pensaba había quedado atrás, está más que vigente. Playeras, cojines, impresos, botones, pins con la imagen de El Santo, la Virgen, y demás creaciones cargadas de brillos y rosas, rojos, negros y azules son la sensación de los visitantes. Y eso cuesta bastante. Un porta-vasos de madera, plastificado, con un luchador dibujado, nada menos que 90 pesos. Y de ahí, haz números. Y me lo sigo preguntando: ¿eso es arte? ¿Por eso merezco pagar 100, 200, 300 pesos? Por el lado del arte más clásico, los números pierden la razón: esculturas de nomás de 50 centímetros, con un precio único de 50 mil dólares. ¡Para enloquecer!
Fuera de eso, sigo pensando que estamos atrás, muy atrás en el tema turístico. Dentro del plan de viaje del Sr. Abcedario, estaba visitar Atotonilco. No, no es Jalisco. No en Hidalgo. No en el Estado de México. Hay un Atotonilco en Guanajuato. La peculiaridad es que hay una capilla, el Santuario de Atotonilco, que se le considera el equivalente a la Sixtina, de El Vaticano, por los murales tan detallados y alegóricos que tiene. Atotonilco, hay que decirlo, está perdido. El único atractitvo que tiene es el de su capilla. La pobre arquitectura, con capas y capas de pintura, con columnas remosadas y reconstruidas, con sus calles semi pavimentadas y solitarias son una invitación a dos cosas: grabar una película del viejo oeste, con todo y balaceras y cantinas. Y dos: a no dedicarle más de una hora al lugar. Atotonilco es, honestamente, decepcionante. Un dato interesante es que en esa capilla se casó Ignacio Allende. Y no se entera uno de ese chisme rosa, sino hasta que visita la modesta casa de Ignacio de Allende, ubicada en el centro de San Miguelito. La casa es es-pec-ta-cu-lar.
Para los de ambiente más nocturno, por supuesto que hay menú descafeinado. Un ambiente similar al de Garibaldi, en el D.F., se está dando en la plaza central de San Miguel. Por las noches los mariachis tocan y tocan. A veces más desafinados. A veces más desanimados. A veces no tocan. A su alrededor se arremolinan los gringos con sus cámaras. Sus sonrisas abiertas, y cachetes rosados tal vez por el calor o por cervezas o por tequilas bebidos en horas recientes, son sus mejores máscaras. También hay diversión para Ellos, que buscan a otros Ellos.

***

Si te tardas en tomar tus providencias, corres el riesgo de quedarte sin cenar. Así es. San Miguel es una ciudad muy activa en la noche, pero eso no quiere decir que encuentres restaurantes, cafeterías o tienditas abiertas a las 2 de la mañana. Ni a la 1. A lo mucho a las 12 de la noche.
Y eso nos pasó. Por andar viendo a la gente en la plaza central, al Sr. Abcedario y a mí, nos llegó la hora en que se acababa el encanto. Nos cerraron todo y nosotros hambrientos. Es de esos momentos en que si ves un puesto de tacos mal oliente y desagradable no dudarías en comer. Bueno, la verdad no es para tanto.
A una cuadra de la plaza central, mientras buscábamos la esperanza en la comida, vimos un puesto de comida nocturno. Una noche anterior lo habíamos visto. Pero como no era de nuestro interés lo pasamos sin ganas. Ahora fue diferente. Teníamos hambre. Era de noche. Y también, era nuestra única y última esperanza. Un reducido y discreto puesto de tacos callejeros. No había fogonazos, como en los de D.F. No había olores de grasa y condimentos en el ambiente. Nos acercamos sigilozamente, como para agarrar al taquero con los dedos sacándose los mocos y dar un motivo para decir "Todos los tacos de la calle de San Miguel son un asco". No pasó eso. Encontramos a un hombre delgado, con gorrito como de panadero y delantal blanco, sentado, acomodando recipientes con un silencio inolvidable. Vimos letreros de "quesadillas" y "tacos". Y Citizen dio el chilangazo: "¿de qué tiene quesadillas?", pregunté.
Detrás del taquero, un letrero de madera, sucio, anunciaba con timidez el nombre de donde estábamos parados: "Tacos Don Abel".
Y, suponiendo que aquel hombre de gesto adusto y parco era Don Abel, respondió: "Las quesadillas son de queso. Los demás son tacos".
Así de elemental y clara era la filosofía gastronómica de Don Abel, el de los tacos.
Comimos quesadillas y tacos. Claro, de queso las primeras. Los segundos, de carne.

***

Y llegó la noche del rave.
Como medida precautoria -al menos eso quiero pensar- el Sr. Abcedario propuso que antes de entrar al lugar, que sería en un pequeño local a unas cuadras de la plaza central, fuéramos a ver cómo pintaban los primeros minutos del concierto. Ya eran entradas las 10 de la noche, y si bien el lugar se veía iluminado con una incipiente luminotecnia, la actitud algo sospechosa de los cuatro tipos de la puerta fue suficiente para que el Sr. Abcedario dijera, escuetamente, "Mejor vamos al Starbucks, y regresamos más tarde a ver cómo va".
Y así fue. Cerca de las 11 volvimos.
En la entrada ya habían instalado unas luces que deslumbraban. Se oía más barullo. Y fue el momento para entrar.
Entramos y a esas horas la comunidad electrónica sanmiguelense se limitaba a no más de 30 personas bailando en pequeños grupos. "Seguramente son los amigos de los que van a tocar", bromeó (eso quiero pensar) el Sr. ABcedario.
Llegaron los indispensables, las "buenotas", los vestidos de traje (muy patético), los que ya estaban a medios chiles, los que no sabían qué había... En fin. Hasta la 1 de la mañana aquello ya estaba en su jugo. Ya alcanzábamos los 100 asistentes. La mayoría sí sabía a lo que iba. Unos a bailar. Otros a chupar las cervezas, los vodkas o los "whiskiyes" de medio litro y precio módico.
Los dj´s, la verdad chicos muy talentosos. Pusieron buena música, e hicieron un papel maravilloso. "Me dio gusto saber que hay talento chido mexicano", escribí en mi Facebook después de las 2 de la mañana y a punto de dormir. Salimos felices y cansados. Al siguiente día salíamos temprano a Guanajuato Capital.